El optimismo de Bruselas con la economía española

El optimismo de Bruselas con la economía española

Overhead view of euro coinsAlicia Llop via Getty Images

Surgen buenas noticias para la economía española. La Comisión Europea reajusta al alza los crecimientos pronosticados. Desde Bruselas apuntan que la economía en España mostrará un mejor comportamiento de lo esperado, incrementando sus crecimientos en dos décimas.

Para Europa, estos crecimientos vuelven a mostrar un mejor rendimiento que los proyectados, por ejemplo, para la economía europea. Mientras que Europa prevé crecer, ajustando la moderación, al 1,2%, en España se prevé que el crecimiento oscile entre cifras cercanas al 2,3% durante el 2019. Unas cifras que, sin embargo, se reajustan, a la baja, en el 2020.

Según estas mismas estimaciones, los crecimientos perderían dinamismo en 2020, donde las proyecciones arrojan un reajuste de cuatro décimas respecto a los pronosticado para el año presente. Unos pronósticos que, especialmente para el 2020, se ajustan a la realidad que vive la economía europea. Una realidad en la que la economía continúa intensificando la desaceleración, reflejándose en datos tan relevantes como la industria europea.

Y es que, para Bruselas, la razón de que España continúe creciendo depende mucho de aspectos como la vivienda en el país. España continúa con un sector inmobiliario al alza. Aunque en 2019 se esperaba una consolidación del sector del inmueble en el país, este ha seguido incrementando sus precios por encima de lo esperado. Unos precios que se impulsan por la continua demanda de vivienda en las principales ciudades del territorio nacional.

Un sector inmobiliario al alza que, a su vez, también se encuentra apoyado con el buen funcionamiento de las exportaciones en el país. Pese a las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, España ha continuado con un flujo menor, pero óptimo, de exportaciones con los principales socios comerciales. Unas exportaciones que pese a verse levemente mermadas, se han visto compensadas en el saldo exterior gracias a la leve contracción que experimentaban las importaciones, por lo que se esperan buenos registros durante el próximo trimestre.

Es importante justificar la subida del SMI y los costes para las empresas con aumentos en la productividad y la competitividad en estas.

Para Bruselas, el impulso que experimentaría el consumo durante el año, debido principalmente a la subida de los salarios, consolidaría el crecimiento esperado para el país. No obstante, ante la incertidumbre de una posible penalización por las subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en la economía, los crecimientos para el 2020 se han fijado en la tasa ya pronosticada previamente, donde se esperaba un crecimiento inferior al 2%.

A esto ha favorecido también la correcta senda de reducción del déficit que inició el Gobierno español y que ha llevado al país a salirse del Proceso de Déficit Excesivo (PDE) en el que se encontraba sometido y vigilado por Bruselas para contener los elevados niveles de deuda. Unos objetivos de los que dependerán, en parte, los crecimientos previstos para los próximos años. No obstante, Bruselas continua insistiendo en la necesidad de seguir reduciendo el déficit.

Aunque determinados analistas ataquen las protestas en contra de los incrementos en el SMI y, a su vez, utilicen las previsiones de Bruselas para consolidar sus argumentos, aún es muy temprano para deliberar si los crecimientos generados han sido provocados por el actual Gobierno, pues el mejor comportamiento del mercado laboral ha venido impulsado de una reforma que, en su día, aplicó el anterior Gobierno de Mariano Rajoy.

Un Gobierno que también impulsó la reducción del déficit, pues no debemos olvidar que la salida de España del PDE en el que se encontraba sometido el país ha sido uno de los logros alcanzados con unos presupuestos que en su día aplicó el Partido Popular y que, a día de hoy, siguen siendo los vigentes con el Gobierno en funciones. Por esta razón, no podemos decir que la mejoría haya sido producto de los incrementos salariales.

Hablamos de que la economía depende mucho de la compensación. Una compensación entre variables que traten de armonizar un punto neutral óptimo. Es decir, los incrementos del SMI son buenos, pues los salarios debían incrementarse, pero no podemos hacerlo a la ligera y olvidándonos por completo de aspectos tan fundamentales para la empresa como lo son la competitividad o la productividad, ambas estancadas y tocando techo desde hace dos años.

Las empresas están asumiendo un mayor incremento en los costes laborales, producido directamente por los incrementos en el SMI y a esperas de la reforma fiscal que pretende incrementar el esfuerzo fiscal de los españoles. Hasta ahora, esa reforma fiscal no se ha producido, por lo que sí podemos decir que los españoles poseen una mayor renta disponible. No obstante, ante el incremento del esfuerzo fiscal, esa renta disponible se vería mermada.

España ha sido un país que, históricamente, ha entrado más tarde que el resto de sus homólogos europeos en las recesiones.

Por esta razón, es importante justificar la subida del SMI y los costes para las empresas con aumentos en la productividad y la competitividad en estas. Solo así podríamos justificar la subida del SMI y no fracasar en el intento. De no incentivar los incrementos en productividad y competitividad de las empresas, en el largo plazo, la subida del SMI solo generaría una mayor destrucción de empleo por parte de las empresas, pues no verían compensados los aumentos en los costes.

Como digo, todo lo ocurrido en la economía española procede en gran parte de las políticas aplicadas en años anteriores, pues el mismo organismo que hoy prevé un mejor crecimiento para la economía española, también condenaba el impulso del déficit que se generaba con los presupuestos planteados por la ejecutiva socialista. Por esta razón, no podemos atribuir, con exactitud, la mejora de la economía a un movimiento político partidista.

La economía española vuelve a mostrar dinamismos que le libran de la desaceleración que, por ejemplo, viven otras economías de la Zona del Euro. No obstante, los pronósticos no dejan de ser proyecciones que, solo con un proyecto económico estable y de futuro, verán la luz. España ha sido un país que, históricamente, ha entrado más tarde que el resto de sus homólogos europeos en las recesiones. Algo que nos debe hacer pensar si el trabajo está culminado, o esto es solo el inicio.

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