6 anécdotas de la familia real el 12 de octubre: del gesto de Leonor a una Sofía perdida hasta uno de los momentos más surrealistas que se recuerdan
La celebración de la Fiesta Nacional de 2025 nos dejó escenas inolvidables. La mejor de todas, una tan divertida como emotiva que tuvo lugar en la recepción.

Cada 12 de octubre tiene lugar la Fiesta Nacional de España, una jornada que se celebra con un desfile militar que recorre algunas de las calles más emblemáticas de Madrid, desde Atocha hasta la plaza de Colón, y que incluye una exhibición aérea. Finalizada esta primera parte, tiene lugar una recepción en el Palacio Real en la que se invita a más de 1.000 personas. Y se acabó. Todo siempre es igual, pero lo cierto es que año tras año, a veces más y a veces menos, ocurren anécdotas que provocan que cada 12 de octubre sea único.
Más allá de que se hayan ausentado seis presidentes autonómicos —aunque la novedad hubiese sido que estuvieran todos— y que el desfile aéreo fuera más corto porque el día en Madrid estaba nublado, ocurrieron una serie de momentos destacables de los que aquí repasamos los que tienen que ver con la familia real, presente al completo (sin contar a la reina Sofía) por primera vez desde 2020.
Después de dos ausencias de la princesa Leonor y de otras dos de la infanta Sofía por el mismo motivo, sus estudios en Gales, ambas han podido estar, y al encontrarse las hermanas ha habido más momentos anecdóticos protagonizados por ellas, aunque no solo han sido Leonor y Sofía las estrellas de la jornada.
La charla de Letizia y Pedro Sánchez
Empecemos con la reina Letizia, vestida de verde, o quizá de V.E.R.D.E., ella lo sabrá, que aprovechó ese momento habitual tras el recibimiento en el que Felipe VI pasa revista a las tropas y ella se queda con el presidente del Gobierno para comentar algo con él.
No es la primera vez que ocurre, porque el protocolo les sienta juntos en numerosas ocasiones, pero ya que estaban cara a cara y tenían tiempo no dudaron en ponerse a comentar. Pero ojo, que no estaban solos en su charla. A su lado caminaba y hablaba también la ministra de Defensa, Margarita Robles, que algo tendría también que decir aquí.
El gesto de Sofía
Habitual es también que suene el Himno Nacional y que antes o después algunas personas que se desplazan hasta el entorno de la plaza de Cánovas del Castillo de Madrid silben a Pedro Sánchez a modo de protesta. El presidente del Gobierno debe estar ya acostumbrado, pero la infanta Sofía no.
A lo mejor por eso, cuando el Himno dejó de sonar y empezaron a escucharse abucheos, la infanta Sofía giró la cara y puso una mueca como de sonrisa, sin llegar a reírse. Quizá estaba aliviada de que los abucheos no fueran para ella y no tener el papelón de su homóloga Alexia de Holanda, segunda hija de los reyes de Países Bajos, que en su debut en el Prinsjesdag 2023 escuchó aplausos y abucheos, y dejó claro que las malas críticas no le sentaron bien. Afortunadamente para ella, la infanta Sofía no tuvo que pasar por eso.
Felipe VI y la princesa Leonor no veían nada
Dejamos a Sofía, al menos por ahora, y nos vamos con Felipe VI y la princesa Leonor. Siempre demuestran lo unidos que están, pero el 12 de octubre es su día. Se colocan uno al lado del otro porque ella es la heredera y se ubica a su derecha, así que mientras la reina comenta con la infanta Sofía, el rey y la princesa de Asturias son los que suelen realizarse confidencias durante el desfile militar.
Fue ahí cuando se produjo un momento anecdótico al tener que mirar al cielo en busca de las aeronaves participantes en el desfile militar. Como el día no acompañaba en la capital de España les costó lo suyo contemplar algo de lo que ocurría en el cielo de Madrid, dejando una escena ciertamente cómica con padre e hija subiendo bien el cuello a ver si veían algo. '¿Ves algo?', preguntó Felipe VI, ante lo que la princesa de Asturias respondió con una negativa.
Leonor, la hermana mayor protectora
Pasemos a la recepción en el Palacio Real. Tras montarse en el Rolls-Royce del Ejército de Tierra unos, y en un Mercedes las otras, la comitiva real puso rumbo a la residencia oficial del monarca para el besamanos. Eran más de 1.000 invitados, así que hubo que hacerlo por bloques. No por los invitados, claro, sino por los reyes y sus hijas, porque dar la mano a un millar de personas en poco tiempo tiene que agotar a cualquiera.
En uno de esos descansos se produjo una pequeña anécdota. Los reyes se marcharon del Salón del Trono seguidos de sus hijas. La infanta Sofía, que debutaba en la recepción del 12 de octubre, parecía un poco perdida al salir, así que su hermana le indicó que se colocara al otro lado y ya caminaron juntas. Cuando se acercaban a la puerta, Leonor tuvo un bonito gesto y colocó su mano sobre la espalda de su hermana como una forma de protección, de cariño o de decirle que no se preocupara, que lo estaba haciendo bien y ya quedaba menos.
Se tomaron su tiempo con Álvaro Pombo
No podemos dejar aquí de repasar dos escenas en la recepción que merece la pena contar. La primera fue la presencia de Álvaro Pombo, Premio Cervantes 2024. El escritor, de edad muy avanzada y delicado de salud, accedió el último de un bloque en su silla de ruedas. Y al verle, los reyes Felipe y Letizia le dedicaron más tiempo que a otros invitados.
Doña Letizia, ferviente lectora y defensora de la lectura, se acercó a él muy cariñosa en una escena que recordó al afecto que le mostró cuando menos de medio año atrás le fue entregado el Cervantes en Alcalá de Henares. Algo pasó ahí que no escuchamos bien porque ellos tres y Leonor y Sofía se rieron.
El momentazo en el Palacio Real
Pero el mejor momento del día estaba por llegar cuando apareció por el Salón del Trono Juan de Dios Ramírez Heredia, político y activista en favor del pueblo gitano que cuenta con una dilatada trayectoria, lo que le llevó a ser uno de los invitados a la recepción. A Ramírez Heredia le debió hacer mucha ilusión saludar a la familia real porque no se limitó al protocolario saludo y siguió caminando, sino que realizó comentarios a todos ellos.
Pero no se quedó ahí la cosa, porque el activista se acercó a los fotógrafos y les pidió una imagen del momento: "Quiero una foto, ya me diréis cómo la consigo. Un gitano en esta envergadura, hay que tenerla". Esperemos que los fotógrafos o Casa Real se encarguen de enviar la foto a Juan de Dios Ramírez Heredia, que sin duda se la merece. Fue surrealista en el buen sentido, gracioso y emotivo.
