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El rey Juan Carlos revela sus recuerdos con su abuela, la reina Victoria Eugenia, cómo fue su relación con ella y cómo era realmente Ena: "Me emociono mucho"

El rey Juan Carlos revela sus recuerdos con su abuela, la reina Victoria Eugenia, cómo fue su relación con ella y cómo era realmente Ena: "Me emociono mucho"

Victoria Eugenia aparece en numerosos pasajes del libro 'Reconciliación', donde reconoce lo mucho que la quería y que era la persona más adorable que conoció

El rey Juan Carlos y su abuela Victoria Eugenia en Lausanne en 1967
El rey Juan Carlos y su abuela Victoria Eugenia en Lausanne en 1967.Dukas

Reconciliación es el libro de memorias en el que el rey Juan Carlos repasa su vida, contando obviamente lo que quiere de su larga e intensa existencia. Lo cierto es que se recrea especialmente en asuntos familiares. El emérito habla ampliamente de sus parientes. Lo hace de la reina Sofía, a la que llama Sofi, de sus hijos, de sus nietos, y hasta del caso Nóos.

Hay además una persona que aparece con frecuencia en la biografía. Se trata de la reina Victoria Eugenia, abuela materna y madrina de Juan Carlos I y una figura fundamental en su vida a la que quiso mucho y de la que tienen magníficos recuerdos.

Cuando el rey Juan Carlos realizó una visita oficial a Reino Unido en 1986 recordó que la última visita de un monarca español a Londres de estas características había sido cuando su abuelo Alfonso XIII estuvo en 1905. Él esperaba casarse con Patsy de Connaught, ya que su hermana mayor, Margarita, se había unido a Gustavo VI Adolfo de Suecia. Pero ella le rechazó y entonces se fijó en Ena de Battenberg, hija de la Princesa Beatriz y por tanto nieta de la reina Victoria I. Ambos se enamoraron.

  Alfonso XIII y Victoria Eugenia, en 1906.Getty Images

"Mi abuela tenía los ojos grandes y muy claros, y la piel blanca y fina. Se decía que era una de las princesas más bellas de Europa. Ella tenía dieciocho años y él diecinueve. Nadie quería que se casaran, pero nada pudo impedirlo. Mi abuela tuvo que convertirse al catolicismo, y la emperatriz de Francia, Eugenia, fue su madrina de bautismo". También le habló de su abuelo y de que pese a que fue infeliz en la corte, estuvo orgullosa de ser reina de España: "Era un hombre difícil, pero me hizo Reina de un gran país".

Juan Carlos, que explica que su abuela "introdujo la hemofilia en la familia. Fue un sufrimiento terrible que ella vivió como una maldición", fue siempre clave en su existencia, pero más durante su infancia y principalmente cuando sus padres y hermanos se marcharon a Estoril y él se quedó interno en un colegio en Friburgo. Allí ella le visitaba y otras veces era él quien se desplazaba a Lausanne, donde la reina Victoria Eugenia estaba exiliada. Y fue allí, a orillas de lago Lemán, donde Juan Carlos tiene sus primeros recuerdos.

Ena le lavaba y le enseñó a pronunciar la erre española

"En Suiza, Eugenio Vegas Latapié, mi tutor, se ocupaba de mí. Para llenar el vacío afectivo pude contar con mi abuela paterna, la reina Victoria Eugenia, a quien yo llamaba Gangan. Creo que es la persona más adorable que he conocido en mi vida", señala el rey Juan Carlos, que estaba muy apegado a ella.

La reina Victoria Eugenia con la tiara Cartier con esmeraldas
  La reina Victoria Eugenia con la tiara Cartier con esmeraldasGTRES

"Venía a verme desde Lausana todos los jueves por la mañana. Llegaba siempre muy elegante, con su tez de porcelana y el cabello blanco recogido en un moño, en su Plymouth negro conducido por su chófer", declara en su biografía Juan Carlos. 

"Yo disfrutaba de cada una de sus visitas, pero también sabía que insistiría en lavarme. Me prestaba de mala gana, porque hacía un frío que pelaba. Mi abuela me enjabonaba en una pequeña bañera del cuarto de baño sin calefacción; luego me revisaba la ropa, y apartaba la que necesitaba remiendos y lavados. Ella también me enseñaba a pronunciar la erre española".

Con ella hablaba español porque Ena usaba el inglés con sus hijos y el castellano con sus nietos: "No quería olvidarlo, lo practicaba siempre que podía. Tenía un ligero acento inglés y cometía algunos errores, como decir 'el radio' en lugar de 'la radio'. Por su parte, Juan Carlos no quería aprender inglés, hasta que en una visita a Londres precisamente con su abuela en 1947 le sentaron con Isabel II y aunque cambiaron al francés, se dio cuenta de que debía dominar la lengua de Shakespeare.

  La reina Victoria Eugenia con su hijo Juan, su nuera María de las Mercedes, varios de sus nietos) y su bisnieta Elena en su casa de LausanneGamma-Keystone via Getty Images

"Me reunía con ella para pasar el domingo en su casa, la villa Vieille Fontaine. Aún recuerdo cuando llegaba a su habitación y la encontraba leyendo los periódicos con guantes para no mancharse las manos. La decoración era muy acogedora, de estilo británico, con bibelots que había heredado de su madre".

"Allí pasé vacaciones memorables con mis primos. Gangan estaba muy unida a todos sus nietos: nos contaba historias y le gustaba hablar con nosotros, pero no podías interrumpirla. Nos confiaba como un secreto que, cada vez que necesitaba dinero, iba a la joyería a vender uno de los diamantes de su gran collar de dos vueltas, que luego sustituía por otro falso. Nadie sospechaba nada. Nos lo contaba todo riendo, sin un ápice de amargura", cuenta el rey Juan Carlos, ofreciendo ese detalle sobre las joyas de Ena. 

Una brújula y un imán

Por cierto, fue en casa de Ena en Lausanne donde Juan Carlos y Sofía oficializaran su compromiso en 1961 después de que él lanzara a la entonces princesa Sofía la cajita con el anillo.

El rey Juan Carlos con su abuela, Victoria Eugenia, la reina Sofía y el rey Pablo de Grecia
  El rey Juan Carlos con su abuela, Victoria Eugenia, la reina Sofía y el rey Pablo de GreciaGiorgio Lotti/Getty Images

"Inspiraba confianza. Era al mismo tiempo una brújula y un imán. Durante las vacaciones, recibía a un primo de cada rama de la familia. No le gustaba que hubiera demasiados nietos armando barullo a la vez; prefería tener una relación privilegiada con cada uno de nosotros". 

"Comíamos con ella y se nos hacía la boca agua de antemano, aunque a veces hubiera endivias y salsifíes que no nos gustaban. Para ella era un orgullo ofrecer a sus nietos menús especiales. 'Quiero que en mi casa comáis bien'. Después de la comida, nos sentábamos a su alrededor para escucharla. Apoyaba las piernas en un reposapiés y nos contaba anécdotas de su vida".

Por cierto, él no lo dice, pero Juanito era su nieto favorito aunque solo fuera porque estaba llamado a ser rey si la monarquía regresaba a España como termino ocurriendo. ¿Tuvo algo que ver Ena en esto? Los planes de Franco de nombrar a Juan Carlos su sucesor a título de rey no dependieron de ella, pero quizá si se animó a comunicarlo antes. 

El rey Felipe VI con sus padrinos, la reina Victoria Eugenia y don Juan de Borbón, en su bautizo en La Zarzuela en 1968
  El rey Felipe VI con sus padrinos, la reina Victoria Eugenia y don Juan de Borbón, en su bautizo en La Zarzuela en 1968.Cover/Getty Images

Recuerda el emérito que en febrero de 1968 en el bautizo de Felipe VI, que fue amadrinado por Ena, su abuela pidió al dictador hablar en privado: "¿Qué se dijeron? ¡Misterio! Cuando le pregunté a la Reina, me respondió divertida: '¡Ese secreto morirá conmigo!' Algunos pretenden haber escuchado a Franco decir: 'Los deseos de vuestra alteza se cumplirán'". Se comenta que le dijo que ya tenía para tres generaciones de Borbones con don Juan, Juan Carlos y Felipe, y que debía escoger.

La muerte de Ena dejó un vacío en el corazón de Juan Carlos

Para ella todo son buenas palabras, la adoraba y estuvieron muy unidos, como él mismo confiesa: “Era extraordinaria y la encarnación de lo que llamamos una gran dama, la personificación de la nobleza de mente y corazón. Siempre elegante y distinguida, era cálida, divertida y nunca ocultaba su fuerte carácter. No conozco a nadie que se atreviera a enfrentarse a ella. Su pragmático sentido común y su muy británico sentido del humor le permitían superar cualquier revés. Tuve la suerte de mantener una relación privilegiada con ella. Era como mi 'abuela madre'. La quiero mucho, la quise mucho. Todavía me emociono cuando pienso en ella y en su incomparable bondad".

"Mi abuela era muy moderna para su época. Era tan abierta de pensamiento que podíamos hablar de todo con ella, con total libertad. Era muy moderna y vanguardista, e intentaba estar siempre a la última. Para todos nosotros, era la principal figura de apoyo, y para mí era la personificación de la distinción real".

  Los reyes Juan Carlos y Sofía y Alfonso de Borbón en el funeral de la reina Victoria Eugenia en Lausanne en 1969.ullstein bild via Getty Images

Por otro lado, Juan Carlos I confiesa que quiso que su padre comprara la casa de Ena tras su fallecimiento, pero no pudo hacerlo porque no tenía dinero. Los primos, tan unidos en vida de su abuela, se fueron distanciando: "Tras su fallecimiento, a la edad de ochenta y un años, animé a mi padre a conservar Vieille Fontaine, pero él no tenía medios para mantenerla y se vendió. Después de aquello, fue más difícil mantener unida a la familia y nuestros lazos se debilitaron. Ella era nuestro punto de encuentro".

"Su muerte, en 1969, nos dejó inconsolables", rememora Juan Carlos, que cuenta una anécdota dura que resulta hasta graciosa: “Recuerdo que, en sus últimos momentos, cuando estábamos susurrando nuestras preocupaciones y oraciones, nos dijo: '¿Podéis hablar más bajo, que lo sigo oyendo todo?' Su humor era incomparable y su muerte dejó un gran vacío en mi corazón", finaliza Juan Carlos en unas memorias en la que homenajea a su abuela.

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Soy redactor de LIFE en El HuffPost España, esa sección siempre necesaria en la que mostramos otro lado de la vida más amable y los temas que quizás no lo son tanto, pero que deben estar en la agenda.

 

Sobre qué temas escribo

Me encargo de contarte todo sobre los royals, un mundo apasionante en el que hay mucho que explicar, descubrir y analizar. También sobre celebrities, viajes, gastronomía y temas de sociedad. No puedo olvidar mi pasión por la cultura en general y por los libros en particular. Por eso realizo de forma habitual entrevistas a autores, algunos de ellos muy conocidos y mediáticos y otros que no lo son tanto pero que también tienen mucho que contar y que ofrecer. Por supuesto no olvido las redes sociales. Siempre estoy pendiente sobre todo de los stories de Instagram para acercar el contenido del Huff. Y de vez en cuando me pongo delante de la cámara para hablar sobre qué está pasando en el mundo royal, porque ahí siempre ocurre algo que merece la pena contar.

 

Mi trayectoria

Nací en León, me crie en Oviedo y me trasladé a Madrid para estudiar periodismo. Desde niño tuve claro que lo mío era contar historias, que mi vocación y mi pasión era y es el periodismo. Formé parte del periódico de mi colegio, y a los 12 años escribí un pequeño libro que nunca ha visto la luz, así como otras historias detectivescas y cómicas, y tuve claro que nada me gustaba más que formar parte algún día de una redacción, así que cursé periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid. En segundo de carrera debuté en el mundo profesional con unas prácticas en las que aprendí cómo funcionan los medios locales y una radio. Continué en ABC.es, Cuatro y CNN+, Europa Press y después llegó NOXVO, donde me contrataron para llevar desde su nacimiento un medio digital lifestyle llamado Bekia.

 

Durante mis 14 años en Bekia, me encargué de coordinar la web, escribir sobre realeza, hacer entrevistas a personas relevantes tanto nacionales como internacionales, algunas de ellas realizadas en Cuba, París, Berlín o Venecia, redactar temas de viajes y gastronomía y ponerme delante de la cámara no solo para las citadas entrevistas, sino para grabar vídeos sobre realeza en el programa Royals, con el que cosechamos un gran éxito en Youtube. Esa etapa finalizó en agosto de 2025, cuando me incorporé con muchas ganas e ilusión a la sección de LIFE del Huff Post, donde no solo he podido seguir realizando labores similares, sino que me ha permitido conocer otros ámbitos y crecer profesionalmente. Por cierto, coescribí una obra de teatro y no pierdo la esperanza de ponerme de una vez con la novela a la que tantas vueltas sigo dando.

 


 

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