Una nutricionista explica qué alimentos evita durante unos días tras una gripe
Esta experta resalta que, en esos momentos, el sistema inmune sigue activo, lo que puede alterar el equilibrio de nuestra microbiota intestinal.
Pasar una gripe o un resfriado fuerte no solo deja cansancio, congestión o falta de apetito. "También puede afectar al aparato digestivo", resalta la técnica superior en Nutrición y Dietética Ana Luzón. "No es casualidad que, después de unos días de fiebre, mocos o tos, muchas personas noten digestiones más lentas, gases o cambios en el ritmo intestinal", señala y explica a continuación las razones.
"El pulmón y el intestino están más conectados de lo que pensamos. Tras una infección respiratoria, el sistema inmune sigue activo y eso puede alterar momentáneamente el equilibrio de nuestra microbiota intestinal", afirma Luzón. Es más, en los últimos años, recuerda esta experta, varios estudios han confirmado "la existencia del llamado eje intestino-pulmón, una comunicación bidireccional entre ambos sistemas a través de mediadores inmunológicos y metabólicos".
"Cuando el cuerpo combate un virus respiratorio, la inflamación y los cambios en la microbiota pueden repercutir en el intestino, provocando digestiones más pesadas o incluso diarrea", añade la técnica en dietica. "Por eso, durante unos días después de una gripe conviene dar un “descanso digestivo” al cuerpo, optando por alimentos templados, cocinados y fáciles de digerir. No se trata de eliminar grupos de alimentos, sino de adaptar la alimentación a un momento de recuperación".
Hay, por tanto, una serie de alimentos que conviene evitar durante unos días después de pasar una gripe, añade esta experta. “Más que prohibir, se trata de observar qué sienta bien y qué no. Pero sí hay algunos alimentos que prefiero dejar reposar cuando mi digestión está más sensible”. Por lo tanto, esta especialista enumera cinco comidas poco recomendables.
En primer lugar, las comidas "muy grasas o fritas": "Requieren un trabajo digestivo mayor y pueden provocar sensación de pesadez. Mejor optar por cocción al vapor, plancha suave o guisos ligeros". Tampoco son recomendables los ultraprocesados o productos con muchos aditivos: "Cuando el cuerpo está en fase de recuperación, la prioridad es nutrir y reducir la carga inflamatoria. Evitar bollería, embutidos, snacks o salsas industriales facilita esa tarea", añade Luzón.
En tercer lugar señala los alimentos y bebidas excesivamente fríos. "Aunque no existe evidencia de que lo 'frío' provoque daño directo, sí puede resultar incómodo cuando hay hipersensibilidad digestiva. Si la garganta o el estómago siguen irritados, las comidas templadas se toleran mejor. Es una cuestión de bienestar, no de prohibición", recalca Ana Luzón.
Tampoco es conveniente tomar esos días "verduras y frutas crudas en exceso": "La fibra insoluble puede resultar más difícil de digerir en esos días. Cocinar las verduras o tomar la fruta en compota o asada facilita su asimilación y mantiene su valor nutricional", dice la técnica en dietética. Y, en quinto lugar, menciona las bebidas con cafeína o alcohol: Ambas pueden irritar la mucosa digestiva y aumentar la deshidratación. En esta fase, la prioridad es reponer líquidos y electrolitos, no forzar al organismo con estimulantes".
Ana Luzón resalta, además, el papel del descanso y la calma en esos momentos: "El sistema digestivo no solo responde a lo que comemos, sino también a cómo estamos. Estrés, prisa o falta de sueño influyen directamente en la motilidad intestinal y la microbiota. Tras una gripe, muchas personas intentan volver enseguida a su rutina habitual, pero el cuerpo aún necesita calma. Dedicar unos días a descansar, hidratarse bien y comer sin prisa es una forma real de autocuidado”, añade Luzón.
Y, finalmente, más allá de las regla, aconseja "escuchar al cuerpo". "En un entorno saturado de consejos contradictorios, es importante mantener una mirada flexible y basada en evidencia. En resumen, no existen alimentos prohibidos, pero sí momentos en los que conviene dar al cuerpo lo que necesita. Después de una gripe, lo templado, cocinado y nutritivo suele ser mejor recibido. Y cuando la digestión se normaliza, no hay ningún problema en volver a incluir ensaladas, frutas frescas o tu café de siempre. La clave es escuchar el cuerpo sin caer en el miedo ni en los extremos. Porque comer con conciencia también es saber cuándo conviene simplificar", concluye esta experta.