El fracaso objetivo de ‘The Objective’: 100.000 usuarios menos en un año

El fracaso objetivo de ‘The Objective’: 100.000 usuarios menos en un año

El digital de Paula Quinteros, expresentadora de un programa erótico en Venezuela, sigue sin seducir a la audiencia pese a abonarse a los contenidos sexuales

Paula Quinteros, premio a la Influencia en Comunicación

En un mercado tan competitivo y fragmentado como el de la información, dos son los principales indicadores del éxito o el fracaso de un proyecto periodístico: la audiencia y la influencia. A día de hoy, el digital ‘The Objective’ no puede presumir de ninguno de ellos.

A la cabecera no se le recuerdan exclusivas relevantes desde que el periodista Álvaro Nieto asumiera su dirección, en septiembre de 2021. Una inanidad informativa que explica, a su vez, la pérdida de 100.000 usuarios únicos en el último año, en un contexto de crecimiento sostenido de la gran mayoría de los medios digitales. Estos son los datos que apuntalan el fracaso objetivo de ‘The Objective’, propiedad de la empresaria hispano-argentina Paula Quinteros.

Los datos de GfK DAM, el medidor independiente del consumo digital en España, no dejan lugar a dudas: ‘The Objective’ se sitúa, rezagado, en el furgón de cola de los digitales españoles. El pasado junio solo sumó 2,1 millones de usuarios únicos, frente a los 2,2 del mismo mes de 2022. De hecho, el pasado año promedió también 2,1 millones de usuarios únicos al mes, por debajo de competidores directos como ‘Vozpópuli’ (2,4 millones).

El digital de Nieto sí logró superar durante unos meses a ‘El Debate’, medio fundado en octubre de 2021, al mismo tiempo que el periodista asía las riendas de ‘The Objective’. Pero esa tendencia no tardó en invertirse: en noviembre de 2022, al revisar GfK su metodología para combatir la picaresca de algunos medios y garantizar una medición más fidedigna de las audiencias, ‘El Debate’ batió a ‘The Objective’. Desde entonces lo ha hecho mes tras mes.

En el primer semestre de este año, la cabecera dirigida por Bieito Rubido ha logrado de promedio 5,5 millones de usuarios únicos al mes, frente a los 2,9 millones de la de Nieto.

Similar evolución ha registrado ‘El Periódico de España’, también lanzado en octubre del 2021. La marca madrileña de Prensa Ibérica arrancó el pasado año a la sombra de ‘The Objective’ pero en noviembre ya logró rebasarlo, de nuevo tras la revisión técnica acometida por GfK, y el pasado junio duplicó los usuarios únicos del digital capitaneado por Nieto.

Con tan magras cifras de audiencia, no es de extrañar que las otras cifras, las del negocio, tampoco acaben de cuadrar. En sus diez años de existencia, ‘The Objective’ ha tenido que afrontar hasta nueve rondas de financiación para poder pagar las nóminas y no tener que bajar la persiana. La última ampliación de capital se ha materializado este mismo año, sin que haya trascendido ni la identidad de los nuevos inversores ni su eventual participación en el accionariado de la compañía.

Y es que poco, apenas nada se sabe de la verdaderas fuentes de financiación de ‘The Objective’. En el Registro Mercantil aparece como propietaria única y consejera delegada Paula Quinteros, nacida en 1980 en Cali (Colombia) y con doble nacionalidad española y argentina. Quinteros inició su carrera en el mundo de la comunicación en Venezuela, en la órbita mediática del antichavismo.

En el terreno editorial ha impulsado, entre otras publicaciones, las revistas ‘Clímax’ y ‘UB’, que muestra a mujeres desnudas en su portada. En una edición conmemorativa de ‘Clímax’ publicada en 2011, Quinteros, directora general de la revista, apareció en la misma caracterizada como ‘Barbarella’, la sensual heroína de cómic encarnada en el cine por Jane Fonda.

  Paula Quinteros caracterizada de Barbarella

‘Clímax’ fue, igualmente, el nombre del programa erótico que Quinteros presentó en la cadena venezolana Globovisión, con cuyo vicepresidente, Carlos Zuloaga, se le atribuyó una relación sentimental en medios venezolanos. “Para mí, el sexo es como cualquier otra fuente informativa, como la economía o los deportes”, reflexionaba Quinteros en 2020 en las páginas de la revista ‘Jot Down’.

Fruto de esa aproximación holística de Quinteros, o acaso de la necesidad de captar audiencia a cualquier precio, uno de los platos fuertes de ‘The Objective’ es, precisamente, el sexo, al que el digital dirigido por Álvaro Nieto ha reservado una sección completa.

“Lanzan el primer cabezal de ducha diseñado específicamente para masturbarse.” “Cómo hacer feliz a un hombre a través del sexo oral.” “Retención de semen: todo sobre esta nueva moda” “Succionador de clítoris: pros y contras.” Estas son algunas de las aportaciones intelectuales de la sección ‘Sexualidad’ de ‘The Objective’, junto a una serie de relatos protagonizados por un personaje denominado “La cerda”.

La ya reseñada evolución de los usuarios únicos de la cabecera delata, sin embargo, que la propensión de Paula Quinteros a los contenidos sexuales, por explícitos que estos sean, no está logrando seducir a la audiencia.

Aunque no solo de sexo vive el digital de Nieto. En su “declaración de principios y valores”, la cabecera afirma practicar “el periodismo ethos, que se concreta en la permanente búsqueda de la verdad, la recopilación de las diferentes versiones de las partes afectadas por una noticia, la contextualización adecuada de los hechos y la separación entre información y opinión”.

Claro exponente de esa ética periodística debe ser la noticia publicada por este medio el pasado 19 de junio, bajo el titular “Así se han enriquecido Irene Montero y Pablo Echenique tras su paso por la política”. Un cebo en toda regla para captar ‘clics’, aunque su contenido debió decepcionar incluso a los lectores que más inquina profesan a Podemos.

Porque, lejos de acreditar los supuestamente abultados patrimonios de ambos políticos, que explicarían el denunciado enriquecimiento, el autor se limitaba a consignar los sueldos públicos que Montero y Echenique han cobrado en el Gobierno y en el Parlamento. También los bienes y las deudas que, de forma transparente, han declarado en el Congreso, que no evidencian enriquecimiento alguno. Y todo ello, por supuesto, sin contrastar los hechos con los afectados. Periodismo ethos.