El primer ministro británico rechazó este domingo la posibilidad de que el Reino Unido vuelva a la Unión Europea (UE), por considerar que esto quedó "decidido" en un referéndum.
Desde que abandonara la Unión Europea, la economía del Reino Unido permanece estancada, cuando no en caída. El primer ministro, el laborista Keir Starmer, se enfrenta a una disyuntiva: acercarse a la UE o al Estados Unidos de Donald Trump.
Del nuevo primer ministro laborista se espera acción, tras el desastre conservador, pero también prudencia: la ola que lo lleva a Downing Street tiene muchos grados de rojo y deberá contentar a intereses dispares. Los retos son mayúsculos.
El objetivo es "avanzar en las líneas maestras de un acuerdo que traerá prosperidad, confianza, seguridad jurídica y estabilidad a los ciudadanos del Campo de Gibraltar".
El ministro de Exteriores destaca entre las diferencias puntos como la fórmula del uso conjunto del aeropuerto. "Tenemos que estar definitivamente cerca en todo".
El rescate del exprimer ministro de Reino Unido como ministro de Exteriores deja ojipláticos a todos los analistas: el hombre que llevó al país al Brexit ahora tendrá que negociar los flecos con Bruselas. Su primer reto, las guerras de Ucrania y Gaza.
De modernizar y adelgazar la institución a unir a un país desencantado, pasando por los conatos independentistas en casa y la Commonwealth. La sombra de Isabel II es alargada, pero es el momento de reivindicarse a sí mismo y marcar su propio estilo.
Madrid, Londres y el Peñón superan la docena de rondas negociadoras, pero aún no han pactado la futura relación entre Europa y la colonia. Parece cerca.
El pacto llega dos años después de la salida efectiva de Londres del club comunitario y ofrece una solución a las discrepancias que mostraban los unionistas de Belfast.
El exprimer ministro de Reino Unido dimitió acorralado por el escándalo pero no acaba de irse de la escena política. Mientras se piensa si pelea de nuevo por Downing Street, hace dinero y cumple viejos contratos.