Echo, un gato callejero de San Bernardino, tenía tanto miedo que Jaina, de la protectora Cats of San Bernardino, tuvo que acariciarlo con un palo para poder acercarse a él. Aun así, su rescatadora no se dio por vencida. Con mucha paciencia —y la ayuda inesperada de un gatito más pequeño— Echo poco a poco se dejó querer. Ahora, el salvaje felino es un gato tierno y confiado, y su historia demuestra lo que el amor puede lograr.