Luz verde al plan de reconstruir una parte clave del Ártico con polvo cósmico
Lo más fascinante del hallazgo es el método utilizado para realizar esta reconstrucción: los investigadores analizaron polvo cósmico.
El Ártico es la región del planeta que se calienta con mayor rapidez debido al cambio climático, lo que ha provocado una alarmante pérdida de hielo marino. Sin embargo, determinar cuándo el océano Ártico quedará libre de hielo sigue siendo complicado (en parte por la falta de datos a largo plazo sobre su evolución). Ahora, un equipo internacional dirigido por el oceanógrafo Frank Pavia ha conseguido reconstruir los cambios de la capa de hielo en el Ártico durante los últimos 30.000 años, según informa el medio alemán Chip.
El estudio, publicado en la revista Science, muestra que durante la última glaciación el Ártico central permaneció cubierto de hielo durante todo el año. Más tarde, hace unos 15.000 años, la capa helada se redujo notablemente antes de volver a expandirse en un periodo posterior. Pero lo más fascinante del hallazgo es el método utilizado para realizar esta reconstrucción: los investigadores analizaron polvo cósmico.
El papel del helio-3: una huella del espacio
Hasta ahora, los datos fiables sobre el hielo marino del Ártico solo estaban disponibles desde 1979, año en que comenzaron las observaciones por satélite. Para épocas anteriores, los científicos dependían de fósiles microscópicos y biomarcadores producidos por diatomeas, aunque estos resultados podían verse alterados por otros factores ambientales.
El equipo de Pavia decidió recurrir a un marcador mucho más estable: el isótopo helio-3, presente exclusivamente en el polvo cósmico que llega a la Tierra. Este material, enriquecido con helio-3 por la radiación solar, cae constantemente sobre el planeta y se deposita en los sedimentos marinos.
Sin embargo, cuando la superficie del océano está cubierta de hielo permanente, el polvo cósmico no puede llegar al fondo. En esos casos, los científicos recurren a otro isótopo, el torio-230, que se genera de forma continua en el agua marina por la desintegración del uranio. Comparando las proporciones entre ambos isótopos (helio-3 y torio-230), los investigadores pueden deducir si existía una capa de hielo estable o estacional.
“Cuando la proporción de torio-230 es muy alta (lo que indica ausencia de helio-3), significa que el océano estuvo completamente cubierto de hielo”, explica el estudio. “Por el contrario, mayores niveles de helio-3 señalan la existencia de grietas o zonas libres de hielo estacionales”.
Cuatro grandes periodos climáticos
El equipo analizó tres núcleos de sedimentos obtenidos a diferentes latitudes (89°, 81° y 78° norte). Estos registros permitieron reconstruir la historia del hielo marino a lo largo de cuatro fases principales: la última glaciación (hace entre 30.000 y 20.000 años), el periodo de desglaciación (entre 20.000 y 11.000 años), el Holoceno temprano (entre 11.000 y 5.000 años) y el Holoceno tardío, que comenzó hace unos 5.000 años.
Los resultados muestran que la retirada del hielo ya se había iniciado durante el periodo de desglaciación, impulsada no tanto por un aumento de la temperatura del océano, sino por una atmósfera más cálida. Este nuevo enfoque, basado en la “firma” del polvo cósmico, ofrece una herramienta inédita para comprender cómo el Ártico ha respondido históricamente al cambio climático y cómo podría evolucionar en el futuro.