El dilema de los partidos a la izquierda del PSOE: ¿hasta cuándo apoyar a Sánchez por miedo a la llegada de la ultraderecha?
Sumar, socios de los socialistas en el Ejecutivo, ha entonado el "ya basta", pero ya lo había hecho en julio, sin demasiados cambios. Exigen una reestructuración en el Gobierno para salvar la legislatura, pero el PSOE se niega.

Poco después de que el presidente del Gobierno compareciera este lunes para casi sacar pecho por la respuesta del PSOE ante los casos de acoso sexual que asolan al partido, el ministro de Cultura y portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, aparecía también ante los medios para dejar constancia de que la reacción de sus socios en la coalición de Gobierno no era suficiente. "Necesitamos una respuesta", dijo Urtasun: "El inmovilismo no nos vale". Como ya había avanzado la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, el portavoz de Sumar insistió en la necesidad de reestructurar el Gobierno, más allá de los cambios que exigen, por ejemplo, salidas como la de Pilar Alegría por los adelantos electorales. El problema es que el PSOE, como ya hizo el otro día después de que Díaz entonara el "ya basta" en una entrevista en La Sexta, no sale del "no". ¿Y entonces?
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, definió este lunes la difícil encrucijada a la que han llegado los socios del PSOE, tanto en el Gobierno como de investidura. "Muchos de nosotros y de nosotras no queremos que Abascal sea vicepresidente, pero tampoco queremos seguir pasando vergüenza como estamos pasando cada día", dijo Rufián, quien pidió al PSOE y al Gobierno "que deje de pensar que todo es una conspiración, porque no cuela; que deje de dar pena, porque no cuela; que deje el y tú más, porque es un yo también". "Pedirle a la izquierda del PSOE que haga de paracaídas y que trague con todo, pues tampoco", aclaró el diputado republicano. Por lo pronto, desde ERC han puesto tres líneas rojas: que la corrupción no escale en el PSOE, que haya una respuesta eficaz y contundente a los casos de acoso y que se cumplan los acuerdos.
El presidente del Gobierno usa sin demasiado disimulo esta ventaja. Sabe que a la izquierda del PSOE ningún partido quiere correr el riesgo de un adelanto electoral que pueda situar en el poder al Partido Popular con Vox. Es lo que el diputado de EH Bildu, Oskar Matute, contó a El HuffPost en una entrevista reciente. "Si de nosotros y nosotras depende, el PP y Vox, Vox y el PP, porque el orden de los factores no altera el fascismo, no van a gobernar. ¿Significa eso que quien gobierne ya cuenta con todos nuestros parabienes, nuestros aplausos más excelsos y carantoñas más lindas? Pues no. Si no nos gusta lo que hacen, lo señalaremos, no lo apoyaremos... Pero siendo conscientes de que PP y Vox, Vox y PP, vienen con un programa de involución democrática que trae recortes competenciales, recentralización de elementos tan sensibles como la sanidad y la educación, ataque directo a lo que somos como vascos y vascas y lo que aspiramos a ser... No solo nos jugamos nuestro horizonte, nos jugamos incluso que se pudiera garantizar nuestro derecho a ser, existir y, algún día, decidir. Mientras estas dos formaciones políticas estén dispuestas a gobernar y dicen que nos quieren ilegalizar, y si lo primero es el pueblo y luego el partido, pues toca cerrar filas".
Algo muy similar defendía el diputado del BNG, Néstor Rego, estos días: "La única alternativa es un Gobierno de la derecha y la ultraderecha; un Gobierno que efectivamente amplios sectores de la ciudadanía verían como un retroceso social muy grande. Eso no quiere decir que no se condene la corrupción. Condenamos la corrupción, exigimos responsabilidades, reclamamos al PSOE que actúe con contundencia frente a la corrupción. Es difícil ver una alternativa en el PP, que es campeón de la corrupción". En el BNG, como en EH Bildu y ERC, confían en que los acuerdos para la investidura puedan avanzar, algo que con PP y Vox no pasaría.
Más allá de los partidos que sustentan el Gobierno desde fuera, el peso de la incertidumbre recae con mayor fuerza sobre Sumar, quienes se sientan con el PSOE en el Consejo de Ministros. Si ya en julio se toparon con la resistencia de Pedro Sánchez a adoptar medidas de profundo impacto social tras la entrada en prisión de Santos Cerdán, ahora ven que ni siquiera el presidente del Gobierno piensa ceder cuando sus dos exsecretarios de Organización en el PSOE enfrentan juicio por corrupción y cuando en su partido salen cada día a la luz nuevos casos de acoso sexual. Sánchez, casi como si asistiera ajeno al incendio, se dedica a pedir "calma".
¿Saldrá Sumar del Gobierno?
En Sumar podrían acaso soportar la negativa a modificar el Gobierno si al menos el PSOE accediera a hacer algo para, por ejemplo, impedir la gran renovación de alquileres que se producirá en 2026, y que puede llevar a más de un millón de personas a afrontar precios aún más inasequibles para pagar su vivienda, algo que este lunes pidió el ministro Pablo Bustinduy. "En la rapidez y la contundencia de las medidas sociales está la garantía de poder conservar el Gobierno", dijo también el coordinador de Izquierda Unida, Antonio Maíllo. Pero, una vez más, el problema es que el PSOE no parece que vaya a hacerlo.
"Estamos muy contrariados y muy preocupados porque nuestro socio de Gobierno parece totalmente paralizado, enredado en una situación interna que nos parece inaceptable", expresó este martes el diputado de IU por Sumar Enrique Santiago, también secretario general del PCE, en una rueda de prensa de las fuerzas que conforman el grupo parlamentario de Sumar en la que aseguraron que, por ahora, no se plantean abandonar el Gobierno. Sí han pedido, en todo caso, una reunión urgente de la coalición al PSOE para saber qué medidas plantea tomar Pedro Sánchez.
Sánchez, no obstante, juega con la ventaja de saber que, como mucho, Sumar podrá abandonar el Gobierno y él seguir en solitario. Poco le importa. No en vano, ya tiene que llegar a acuerdos con casi toda la izquierda. Sumar sería solo uno más. La gran incógnita es hasta dónde piensa tensar la cuerda y cuándo Yolanda Díaz considerará agotado el órdago. Con esta, y después de la de julio, son dos las negativas de Sánchez a las que tiene que hacer frente. Y sin medidas sociales de calado, como la de los alquileres, la permanencia de la izquierda en el Gobierno podría solo perjudicar a la propia izquierda en un hipotético adelanto electoral. Esa decisión fue la que tomó Vox en los Gobiernos autonómicos que rompió con el Partido Popular. Claro que en el lado contrario.
