Sánchez en China: cómo hacer negocios mientras reclama a Xi que no sea equidistante en Ucrania

Sánchez en China: cómo hacer negocios mientras reclama a Xi que no sea equidistante en Ucrania

El presidente inicia una visita de dos días. Primero a Boao, el equivalente local al Foro de Davos. Y después a Pekín, a defender la soberanía ucraniana y la paz.

Xi Jinping, recibido en La Moncloa por Pedro Sánchez el 28 de noviembre de 2018.SUSANA VERA / REUTERS

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, estará este jueves y viernes en China, aceptando la invitación de su homólogo, Xi Jinping, para que viajara al país a conmemorar los 50 años de relaciones diplomáticas entre Madrid y Pekín. Sin embargo, la guerra de Ucrania, los lazos de China con Rusia y la reciente reunión de Xi con Vladimir Putin han convertido el encuentro en algo más que un asunto bilateral. 

Sánchez no acude como portavoz de la Unión Europea, no es emisario de Estados Unidos ni de la OTAN, pero en sus reuniones trasladará un mensaje apoyado por todos ellos: la guerra debe cesar, Ucrania debe recuperar su soberanía, Pekín no puede armar a Moscú sino mediar, sin equidistancia, en busca de una salida justa al conflicto. El mandatario español, pese a su creciente proyección internacional, no es el político que va a desatascar la situación, pero pondrá su grano en la presión internacional a Xi, que se reforzará la semana que viene con una visita doble, la del presidente de Francia, Emmanuel Macron, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell.

El propósito del presidente español es trasladar a Xi la necesidad de que se siga implicando en el conflicto y ayude a ponerle fin. Como toda la UE, entiende que más allá de las sanciones, el aislamiento internacional de Putin es clave para sentarlo a negociar. Bruselas confía en hacer que el líder chino cambie su actual política de apoyo a Rusia, en que puede disuadirlo de que profundice sus lazos con Moscú. Cuanto más apoyo logre Putin de Pekín, más complicado será derrotarlo en lo económico y en lo estratégico.

Sánchez quiere enfatizar el hecho evidente de que el invadido es Ucrania y el invasor, Rusia. La integridad territorial del país que comanda Volodimir Zelenski no se toca y, por eso, el domingo pasado, desde la Cumbre Iberoamericana en República Dominicana, el socialista defendió que "lo importante es que cuando se alcance la paz en Ucrania sea justa y duradera". Y por "justa" entiende que respete la soberanía del país, "que ha sido violada por Putin". Lo dejará claro como mandatario español y como presidente temporal del Consejo Europeo en el segundo semestre del año, un periodo del que explicará a Xi sus principales apuestas.

Desde el Gobierno, indica EFE, dicen que se recalcará en la visita que no se comparte la equidistancia de China ante las partes en conflicto, porque la situación de atacante y atacado no es la misma. Además, pese a que Xi ha tratado de hablar siempre de neutralidad en el conflicto, lo cierto es que el aislamiento internacional a que se ha sometido a Putin lo ha llevado a buscar aún más el calor chino, y lo está teniendo.

Ambos países comparten su pelea contra la influencia estadounidense en el mundo y se ven amenazados, dicen, por el orden mundial que desea Washington. Esa batalla es vieja. Ahora, con la "operación militar especial" sobre Ucrania, como la denomina el Kremlin, China se ha convertido en un salvavidas de Rusia, en su primer socio comercial, se ha beneficiado de un 30% más de ventas (un récord) o de la compra barata de energía. A la vez, Xi no quiere meterse en líos con EEUU o Europa, con los que tiene poderosos lazos comerciales e interese comunes: cambio climático, prevención de pandemias como la del coronavirus, Corea del Norte, Afganistán e Irán... “Agenda expansiva”, la llaman.

En las últimas semanas se han multiplicado los avisos, sobre todo provenientes de Washington, de que China va a suministrar armas a Rusia pare seguir batallando en Ucrania. No hay pruebas de ello, por ahora. "No voy a exponer cuáles serían las consecuencias si eso pasa", dijo el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en febrero. La OTAN sólo tiene constancia de que Putin ha pedido esas armas, no de que Pekín se las haya dado. Por el momento, ha entregado material no letal pero se cree que ha recibido encargos de más peso en munición o componentes. En su visita a Moscú, Xi no hizo promesa alguna -en público- de apoyo militar a Putin.

Sánchez llegará con la propuesta china de paz caliente sobre la mesa. Ya la anunció hace semanas y la formalizó la pasada ante Putin. Un texto que apoya de facto a los rusos, porque no habla nunca de agresión o de invasión, no entra en censurar la soberanía violada a Ucrania, no dice en realidad nada muy concreto, salvo que las armas deben callar a través de la negociación y que "no se debe y no se puede librar" una guerra nuclear. 

Xi no ha hablado nunca con Zelenski, y es una de las cosas que el mandatario español quieren que pase y así se lo hará saber. Pese a todo, Sánchez ha reconocido que el plan tiene ideas interesantes, sin desarrollarlo más. Lo que le pide a China es que sea un intermediado real, no de parte.

Sobre si la visita se ha preparado contactando antes con el presidente de Ucrania, fuentes de La Moncloa han dicho a EFE que siempre hay contactos constantes con Kiev y que Zelenski conoce bien cuál es la posición de Madrid en este tema. "Hay que poner en valor el papel protagonista del presidente del Gobierno en las relaciones internacionales. Que el presidente chino llame al español para conocer su opinión y para tener un encuentro con él pone de manifiesto el peso de Sánchez y España hoy en el mundo", dijo este miércoles el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.

"No podemos perder a China"

En Europa se entiende que China es un "socio extremadamente importante" y que viajes como los de Sánchez, Macron o Von der Leyen están plenamente justificados. Hay una creciente preocupación por el acercamiento a Rusia y en el Consejo Europeo de la semana pasada en Bruselas ya se debatió "con gravedad" sobre la "alarma" que generaba la visita de Xi a Moscú. 

Bruselas sabe que no puede quedarse de brazos cruzados mientras se da ese acercamiento y que hay que intervenir. Por eso, en parte, este sprint diplomático. El peligro, coincidieron los Veintisiete, es que se acerquen demasiado los dos gigantes y eso lleve a una escalada mayor en Ucrania, con más medios, armas, dinero. Y que eso, a medio o largo plazo, lleve a una internacionalización de la guerra, afectando sobre todo a países del entorno postsoviético, hoy en la Alianza Atlántica.

Macron, que en el arranque de la guerra fue especialmente activo en la búsqueda de consenso con Putin, sin éxito, tratará después de Sánchez transmitir "fuertes mensajes", han filtrado sus asesores, con algunas peticiones concretas como por ejemplo que se deje de atacar infraestructuras críticas civiles, esenciales para tener luz o agua, y que se acabe con la transferencia ilegal de niños a suelo ruso, que este miércoles Kiev ha cifrado en unos 20.000 y que le han costado a Putin la persecución de la Corte Penal Internacional

En público, el presidente galo ha confirmado que intentará "involucrar" a Xi en las presiones a Moscú para que no emplee armas químicas o nucleares y que hará "todo lo posible" para devolver a las partes a la mesa de diálogo. La "voz europea", dice el liberal, está coordinada, y Sánchez irá en esa línea.

Con China hay que estar vigilantes, también, porque puede legar un choque con ella vía Taiwán, en cualquier momento. Xi no está listo hoy presentar batalla a lo grande e invadir la isla, pero sí lo estará en unos años. La tensión es constante con EEUU, vigilante del poder chino en el Indo-Pacífico. Incluso sin guerra, se van acrecentando las tensiones en lo comercial y lo defensivo, como se aprecia en batallas como las de las materias primas críticas o el veto a TikTok. 

Por el momento, no hay consenso en el bloque comunitario sobre si debe aprobarse un nuevo enfoque hacia China, como sí hizo la OTAN el pasado verano en la Cumbre de Madrid, cuando la catalogó de desafío. Como dice un funcionario comunitario a Politico, "China no es perfecta, pero podríamos necesitarla algún día". Ahora le piden que sea parte de la solución política en Ucrania. En los medios chinos, mientras, lo que se vende es el papel de su país como "promotor de paz", que recibe el espaldarazo de las visitas internacionales en este delicado momento.

La vertiente económica

El encuentro entre Sánchez y Xi se producirá el viernes pero antes, este jueves, el presidente español tiene la jornada más económica de su visita. Acudirá de inicio a la la isla de Hainan para participar en el Foro Económico de Boao, considerado como el Foro de Davos asiático, y en el que coincidirá con otros líderes mundiales y con el primer ministro chino, Li Qiang, con quien se reunirá al día siguiente en Pekín. China Watcher sostiene que se espera que España busque, sobre todo, hablar de turismo en este espacio y de cómo abrir más el comercio de China a Europa y, en su caso particular, mejorar también la conectividad.

En Hainan aprovechará para reunirse con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la búlgara Kristalina Georgieva, y con representantes de empresas como Mitsubishi y Astrazeneca, ante la posibilidad de que puedan desarrollar nuevas inversiones en nuestro país. Y ya en Pekín, cuando viaje para ver a Xi, se encontrará con empresarios españoles asentados en China y representantes de turoperadores locales, para fomentar las visitas turísticas de grupos a España después de que las autoridades hayan levantado ya la prohibición que existía a causa de la pandemia.

La Fundación Consejo España-China, con datos de 2022, sostiene que las importaciones españolas desde China sumaron, en ese año, 49.653 millones de euros, mientras que las exportaciones españolas a China sumaron en el mismo periodo 8.013 millones de euros. La tasa de cobertura de España con China fue del 16,13% en 2022. "España acusa un histórico déficit comercial con China, que se había paliado ligeramente en los últimos años. En 2022, volvió a acentuarse", resalta.

China fue el año pasado el principal proveedor de bienes para España, con un 11% de la cuota total. Su peso como cliente fue menor, con una cuota del 2%. En 2022, fue el cuarto socio comercial de España, su primer proveedor de bienes y el undécimo cliente para sus exportaciones. En 2021, China vendió a España, principalmente, equipos de oficina. También destacaron las partidas de otros bienes de equipo y textiles y confección. La electrónica de consumo o los juguetes han cedido espacio. En 2022, las ventas de España a China, por su parte, estuvieron copadas por los productos químicos. También destacaron los los productos cárnicos y los minerales.

Sánchez, ante ese escenario, abordará con algunos de sus interlocutores la situación del acceso de las exportaciones españolas de carne a China. España aspira igualmente a que se puedan suavizar las barreras no arancelarias sobre sus productos agroalimetarios, destaca Moncloa.

Dos días y mucha tela que cortar en un momento decisivo para el mundo.