A una albañila le pagan 4 horas sólo por ir a trabajar en su primer día en la obra: "Funciona así"
La normativa en Australia establece que es el mínimo que le deben pagar por haberse desplazado a trabajar.

Nerea se quedó tan alucinada con lo que le pasó en su primer día que trabajó como albañil que lo ha contado su experiencia en las redes sociales. Ella es española pero el suceso le ha ocurrido en Australia y lo explica todo en su cuenta de TikTok (@Nereaexplora).
"Soy obrera. Estoy reventada, pero tan contenta con mi primer día como albañila", relata. "Llegué a las siete de la mañana, estaban el jefe de obra y el supervisor. Me dijeron: 'Hola, ¿qué quieres?' Y yo les dije que quería trabajar", afirma en su vídeo.
A continuación, la mujer explicó cómo acabó convenciendo a sus jefes para que le dejasen trabajar. "Me dijo: 'Pero es que hoy no nos hacen falta traffic controllers (es decir, señalizadora o controladora del tráfico en la obra). De traffic nada, yo soy obrera albañila, les contesté. Estaba viendo ya que me iban a mandar a casa. No sé en ese momento qué se apoderó de mí, que fui y le solté: 'Mira, esto es lo que vamos a hacer. Por haberme hecho venir hasta aquí, ya me vas a tener que pagar cuatro horas'", recuerda Nerea.
Esta joven explica en el vídeo que en Australia las cosas funciona así, es decir, cuando acudes a trabajar a alguna obra siempre que no guardes responsabilidad, "te tienen que pagar cuatro horas aunque no las trabajes".
Así, la obrera consiguió que le permitiesen trabajar, sólo que con una condición: tenía que usar un jackhammer o martillo mecánico. "Les dije que por supuesto que sabía usar uno, aunque no sabía, ni siquiera lo que era. Pues yo ahí con el jackhammer. Cinco horas me han tenido con el jackhammer de arriba a abajo. Pensé que se me iban a caer los brazos, a desarmar los hombros", declaraba la joven.
Por último, la profesional de la construcción explicó cómo, pese al esfuerzo, pudo aguantar con el trabajo: "Si no podía hacer el trabajo iba a quedar, aparte de inútil y de floja, de boca chancla. Y yo, ahí estaba, me decía aguanta, aguanta, aguanta. Luego me pidieron reordenar la basura. Al final vino el jefe de obra y me dijo, 'Nerea, ¿puedes venir mañana?' Le dije que podía ir toda la semana".
