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Ordenan poner en venta el pueblo fantasma con casino y spa que España y Portugal usaron para el transporte de mercancías ilegales

Ordenan poner en venta el pueblo fantasma con casino y spa que España y Portugal usaron para el transporte de mercancías ilegales

Su nombre es Herdade do Pereiro.

Bandera de Portugal
Bandera de PortugalSimpleImages vía Getty Images

Un histórico pueblo de la región portuguesa del Alentejo que desde la década de los 90 se encuentra deshabitado ha sido puesto a la venta. La localidad recibe el nombre de Herdade do Pereiro.

Antiguamente, se trataba de un pueblo autosuficiente, con viviendas, escuela, guardería, capilla, cantina, balneario, y hasta aeródromo. Sin embargo, a día de hoy es tan solo un pueblo fantasma con casas deterioradas que ya no son habitables.

Tal y como recoge el medio de comunicación portugués Jornal de Notícias, el precio de venta del municipio (que tiene una superficie habitable de 20.000 metros cuadrados y cuenta con 80 hectáreas de olivares y alcornocales) es de nueve millones de euros.

Herdade do Pereiro está situado a pocos kilómetros de la frontera española. De hecho, su pista de aterrizaje de aviones, durante la Segunda Guerra Mundial, se utilizó para el contrabando de mercancías entre Portugal y España.

Este pueblo del Alentejo fue adquirido en el año 1931 por João Nunes Sequeira, quien era uno de los mayores empresarios de la región en la época. Sequeira instaló al principio una fábrica de pimientos, pero posteriormente el área de negocio se extendió a almazaras, bodegas, obradores y molinos. Ello se tradujo en cientos de empleos, lo que le dio vida a Herdade do Pereiro.

El ocio tuvo un papel protagonista

Más allá del trabajo, el ocio también tuvo un papel protagonista en la localidad. En ese sentido, destacó especialmente el complejo termal de Fadagosa, que tiene más de 100 años y fue entregado a João Nunes Sequeira en 1942.

Además de los baños termales, el ahora pueblo fantasma recibió la primera licencia de juego y casino de Portugal, y contaba con una sala de juegos que atraía a bastantes personas que no residían en Herdade do Pereiro.