Ricardo, consultor y experto en logística y transporte: "Un conductor internacional gana entre 3.000 y 3.300 euros"
Un trabajo bien remunerado pero que requiere mucho sacrificio.

El transporte por carretera se ha convertido en uno de los oficios mejor remunerados de la economía española, pero también en uno de los más exigentes. Detrás de salarios que superan con facilidad los de muchos sectores, se esconde una rutina marcada por largas jornadas al volante, semanas lejos de casa y un desgaste físico y emocional que pocos ven desde fuera. Esa combinación de buen sueldo y sacrificio define hoy la realidad de miles de camioneros.
Así lo ha hecho saber Ricardo Lucientes, consultor y experto en logística y transporte, en el podcast ‘Ferreira Dapía’, donde explicó la elevada retribución mensual que pueden alcanzar algunos conductores y las duras condiciones personales que exige el oficio. "Un conductor internacional gana entre 3.000 y 3.300 euros", asegura el experto desvelando que ese salario llega acompañado de jornadas y ausencias familiares muy prolongadas.
El transporte por carretera sigue siendo el músculo que mueve la mayor parte de las mercancías dentro y fuera de España. Esa centralidad hace que la demanda de conductores sea constante y que las empresas compitan por asegurar plantilla. Esa presión sobre la oferta explica, en buena medida, las subidas salariales: a menor disponibilidad de profesionales, mayores incentivos para retener y atraer personal.
Falta de empatía
Lucientes puso voz a la otra cara de la moneda: el dinero compensa pero no borra el coste personal. En su intervención describió rutas internacionales que dejan al conductor fuera de casa entre seis y ocho días por viaje. Además, aunque la normativa europea fija límites de tiempo de conducción, en la práctica una jornada intensa puede suponer recorrer grandes distancias, en torno a 750 km diarios en tramos largos, con el consiguiente desgaste físico y psicológico.
Otro de los grandes contras que afrontan los camioneros es la escasa empatía por parte de muchos cargadores. Aunque el conductor llega tras horas de ruta y el cansancio acumulado, no siempre encuentra comprensión al llegar al punto de carga o descarga. Retrasos, esperas interminables sin acceso a servicios básicos o exigencias poco realistas forman parte habitual de su día a día. Para muchos transportistas, esta falta de consideración agrava aún más la dureza del trabajo y contribuye a la sensación de que su esfuerzo sigue siendo invisible.
“Señores cargadores, traten bien a los conductores”, resume el entrevistador. Una petición sencilla que condensa el sentir de un sector que reclama reconocimiento, humanidad y condiciones dignas para quienes, día tras día, mantienen en marcha el pulso económico del país. Porque detrás de cada entrega puntual hay una persona que sacrifica tiempo, descanso y familia para que todo funcione.
