Un estudio desmonta la siesta española: acorta la vida
Puede ser beneficiosa, siempre que no sea demasiado larga.
La siesta es uno de los hábitos más populares en España, y de los mejores momentos del día. Sin embargo, alargarla en exceso puede resultar contraproducente. Un reciente estudio ha sugerido que una siesta prolongada podría estar asociada con un mayor riesgo de mortalidad en adultos de mediana edad y mayores.
La investigación, liderada por Chenlu Gao, investigador postdoctoral del Hospital General de Massachusetts, fue publicada en un suplemento online de la revista Sleep. Se analizaron los hábitos de sueño diurno de 86.565 participantes del Biobanco de Reino Unido, con una edad promedio de 63 años (57% mujeres), mediante actigrafía, una técnica que mide la actividad física, durante siete días. Durante un seguimiento de hasta 11 años, fallecieron 5.189 personas (6%).
"Al evaluar los resultados del estudio del sueño, nos sorprendió lo común que era la siesta entre los adultos de mediana y avanzada edad, lo mucho que variaban sus patrones de sueño diurno a lo largo de los días y en qué momento del día dormían", señala el experto.
Los científicos comprobaron que, en promedio, las siestas duraban 40 minutos y que la mayoría, un 34% ocurría entre las 9:00 y las 11:00 de la mañana. A continuación, un 22% se daba entre las 17:00 y las 19:00, un 19% entre las 15:00 y las 17:00, un 14% entre las 13:00 y las 15:00 y un 10% entre las 11:00 y las 13:00.
El estudio mostró que tanto las siestas más prolongadas como los patrones de sueño diurno irregulares, es decir, con cambios en su duración, y un mayor número de siestas alrededor del mediodía y durante la primera parte de la tarde, se asociaban con un incremento en el riesgo de mortalidad.
"Las personas que dormían más durante el día, tenían patrones irregulares de sueño diurno o dormían más hacia el mediodía y las primeras horas de la tarde corrían mayor riesgo, incluso después de tener en cuenta factores de salud y estilo de vida", añade Gao.
Por su parte, la Academia Americana de Medicina del Sueño recomienda que los adultos sanos limiten sus siestas a un máximo de 20 a 30 minutos durante las primeras horas de la tarde. Una siesta breve puede tener efectos beneficiosos sobre el estado de alerta y el rendimiento, mientras que las más largas pueden provocar una sensación de desorientación al despertar, conocida como "inercia del sueño", que retrasa sus posibles beneficios.
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