Lo que el cuñado de Esperanza Aguirre dice de ella y su marido deja claro que no cenarán juntos esta Navidad
Óleo sobre lienzo. Pero más cerca de las pinturas negras que de los tapices.

Hay sentencia para el juicio por la venta del goya de la familia del marido de Esperanza Aguirre, Fernando Ramírez de Haro, conde de Bornos. Se trata del fallo judicial en torno al conflicto familiar desatado por el retrato de Valentín Belvís de Moncada Pizarro (1795), con firma de Francisco de Goya y Lucientes, que fue comprado en 2012 por el empresario Juan Miguel Villar Mir, por un total de 5.800.000 euros.
El esposo de la expresidenta de la Comunidad de Madrid y expresidenta del PP madrileño ha sido condenado a pagarle 853.732,83 euros a su hermano Íñigo, al resolver la justicia que Fernando Ramírez de Haro nunca llegó a devolver la cuantía que correspondía a cada familiar, tal y como recoge El País. Entre las claves del proceso se encuentra la de que había quedado constancia por escrito de ese eventual reparto: "Don Fernando ha adoptado la decisión de entregar a cada uno de sus cuatro hermanos y a su sobrina".
Si bien cabe recurso, de momento la justicia ha dado la razón a Íñigo en lo referente a su reclamación ante la venta del cuadro que fue subastado por la conocida firma Sotheby’s -que cobró una parte de 684.400 euros por sus servicios-. Así, el hermano de Fernando se ha pronunciado este martes en declaraciones al citado diario, dejando alusiones directas tanto a su hermano como a su cuñada.
El cuñado de Aguirre: "Un ciudadano de a pie contra una política poderosa"
En esta línea, Íñigo ha celebrado el sentido del fallo, indicando que "este ha sido el juicio de un ciudadano de a pie contra una política poderosa como es Esperanza Aguirre", apuntando a que "si mi hermano pudo hacer todas las ilegalidades fue porque se sintió protegido por su poder". Además, el hermano del conde de Bornos también deja clara su confianza en la justicia: "Y, sin embargo, contra las presuntas manipulaciones a los jueces, esta sentencia demuestra que en España existe la justicia imparcial e independiente".
El demandante no ha ocultado tampoco que el proceso ha supuesto un impacto en la familia, exponiendo que "hay quien prefiere traicionar por codicia los sentimientos y la historia de la familia", pero "a mí ahora me parece que todo era mentira, apariencia, no había sentimiento real". También alude a la defensa que esgrimió el conde de Bornos durante el juicio, esgrimiendo que lo hizo porque tenía que hacer frente a "una deuda importante" y que debía "un pico".
A esas afirmaciones, Íñigo concede que "la cuestión monetaria es importante, pero más grave es descubrir que toda una historia de sentimiento era falsa: es un dolor que no se puede reparar".
