Nacionalidad española para los sefardíes: "Nunca dejamos de sentirnos españoles"

Nacionalidad española para los sefardíes: "Nunca dejamos de sentirnos españoles"

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Adío, adío Kerida, no kero la vida, me la amargates tu. Va, bushkate otro amor, aharva otras puertas, aspera otro ardor, ke para mi sos muerta...

Las frases pertenecen a la canción tradicional Adio Kerida que interpreta la cantante Montserrat Franco. Están escritas en ladino, un idioma derivado del castellano medieval que aún hablan en las comunidades sefardíes de todo el mundo los descendientes de los judíos que vivieron en la península ibérica hasta su expulsión en 1492. Ese año, los reyes católicos ordenaron la marcha de todos los que no se convirtiesen a la fe cristiana.

"Canto y hablo ladino porque es una tradición que se ha transmitido durante generaciones", explica Monsterrat, sefardí que nació en Paraguay y que ahora vive en Miami. Ella es una los muchos sefardíes (cerca de tres millones, según algunos cálculos) que podrán adquirir la nacionalidad española cuando se apruebe un anteproyecto de ley que ya cuenta con el visto bueno del Consejo de Ministros.

Hasta ahora, los descendientes de los judíos expulsados en 1492 podían lograr la nacionalidad española sólo superados unos enrevesadísimos trámites. Necesitaban residir durante dos años en España o conseguir una 'carta de naturaleza', un documento que sólo otorga el Consejo de Ministros de forma discrecional. En ambos casos, debían además renunciar a otros pasaportes.

El anteproyecto de ley modifica el Código Civil y agiliza todos esos trámites. Los sefardíes podrán adquirir la nacionalidad española demostrando su condición de sefardíes y una "especial vinculación con España". Además, y lo que para ellos es más importante, ya no tendrán que renunciar a sus otros pasaportes.

"NUNCA DEJAMOS DE SENTIRNOS ESPAÑOLES"

"Nunca dejamos de sentirnos españoles", zanja Montserrat, quien asegura que muchos sefardíes, al visitar Toledo, sienten que han nacido allí y que tienen mucha "nostalgia" de Sefarad, el nombre con el que se refieren a España: "Muchos conservaron durante generaciones la llave de la casa que tuvieron que dejar en Toledo. Claro, cuando los descendientes regresaron después de tantos siglos, la casa ya no estaba allí".

Para los sefardíes, el anteproyecto del Gobierno significa mucho. "Es un símbolo importante como reconocimiento al aporte realizado por el colectivo judeo-español, un reconocimiento del fallo histórico que significa haberlos forzado a la expulsión, la conversión o la muerte y del error cometido después, negando o, al menos, manteniendo casi oculta esa parte de la historia", subrayan Marcelo y Liliana Benveniste, sefardíes responsables de la web eSefarad.com.

Leon Amiras, abogado sefardí que nació en Argentina y que vive en Israel, asegura que será "el primero" en pedir la nacionalidad española en cuanto se apruebe la ley porque para él es "un orgullo" poder decir que es español.

LOS APELLIDOS, ¿UNA PRUEBA?

Relata que en su casa se sigue hablando ladino. "Recuerdo cuando tenía 10 o 12 años y tenía que explicar a mis amigos que cuando mi mamá hablaba en ladino no era porque se hubiera tomado un vino o algo, sino porque los judíos sefardíes seguíamos hablando ese idioma", rememora. Sin embargo, tiene sus temores sobre cómo llegará a aprobarse la ley.

Uno de los aspectos que el Anteproyecto no aclara bien es cómo deberán acreditar los sefardíes su condición. En el borrador se mencionan de forma vaga y, entre otras pruebas, los apellidos del interesado, “el idioma familiar” y "un certificado expedido por la Secretaría General de la Federación de Comunidades Judías de España" o de la "autoridad rabínica competente".

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Así suena el ladino.

Mario Sabán, presidente de la asociación Tarbut Sefarad, advierte de que hacer el análisis por el apellido "es prácticamente imposible" porque no hay ninguna lista de apellidos sefardíes oficial. Ni siquiera la que en las últimas semanas ha corrido como la pólvora por las redes sociales atribuida al Gobierno español.

"Cualquier apellido en España puede tener un origen judío. Mi apellido es Sabán, y hay Sabán cristianos en Extremadura y también hay Sabán musulmanes que también podrían decir que son descendientes de los judíos expulsados", destaca. Por eso, cree que lo que habría que hacer es un análisis por pertenencia comunitaria y cultural. "Es decir ver que, por ejemplo, en mi familia siguen hablado ladino, que el rabino al que voy es sefardí. Y que mi abuelo también lo era."

Fernando Vara de Rey, director de relaciones institucionales del Centro Sefarad Israel, cree que habrá "cierta flexibilidad" en las pruebas."Habrá quien lleve contratos matrimoniales, partidas de nacimiento o certificados de su rabinato", señala.

"HABÍA MUCHA GENTE ESPERÁNDOLO"

Lo que sí es evidente es que el anteproyecto de ley ha despertado un interés absoluto en las comunidades sefardíes de todo el mundo. En cuanto se anunciaron los planes del Gobierno se formaron colas en los consulados españoles en Israel, donde vive la comunidad sefardí más numerosa (cerca de 500.000 personas).

Marion Fischel, redactora del diario Jerusalem Post , asegura que eso se debe a que los sefardíes "aman a Sefarad". "Hay israelíes hechos y derechos que cuando les rasgas te hablan en Ladino porque sus padres les enseñaron, y todavia utlizan algunas palabras floridas del español medieval. Por eso son felices con la oferta", explica.

Matiza, no obstante, que "los judíos en general ven a la Inquisicion como otra catástrofe como el saqueo de Jerusalén y el Holocausto", por eso muchos quieren que España reconozca "bien, bien" lo que se hizo.

"Había muchísima gente esperando el anuncio. Hemos recibido llamadas de muchísima gente, de muchísimos países, hasta de Sudáfrica. Unos preguntando que dónde tenían que llevar los papeles; otros para enterarse de los plazos", relata Vara de Rey.

Los expertos reconocen que es prácticamente imposible establecer un censo de sefardíes en el mundo, pero la mayoría de los cálculos estiman en entre tres millones y tres millones y medio las personas que podrían beneficiarse de la futura ley. De ellos, la mayoría viven en Israel, pero hay comunidades sefardíes en todo el mundo.

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"La mayor parte de las peticiones de información nos están llegando son de Israel, Estados Unidos, Francia, Turquía, Marruecos. Argentina, Colombia y Venezuela", explica María Royo, portavoz de la Federación de Comunidades Judías de España.

A pesar del gran número de solicitudes de nacionalidad que se esperan, los expertos aseguran que a España vendrán a vivir una mínima parte de los sefardíes. "Vivir y establecerse aquí no está en los objetivos de la comunidad sefardí. Habrá algunos casos, sobre todo en lugares que tengan una situación política más comprometida, pero es sobre todo una conquista romántica", señala Vara de Rey.

"IRÉ A LA CATEDRAL DE GRANADA"

Eliezer Papo, experto en cultura sefardí y profesor de la Universidad de Ben Gurión, coincide en que conseguir la nacionalidad es un "acto simbólico".

"Los sefardíes no pasamos 500 años a las puertas del aeropuerto de Barajas esperando a que los españoles se hicieran humanos. Unos cuantos jóvenes podrían intentar la aventura española, pero el resto se contentarán con el retorno de su honor. No dejarán los países en los que tienen una vida cómoda", asegura.

Reconoce, en cualquier caso, que tener un pasaporte "adicional" y además "uno europeo" es "siempre bueno" porque "nunca se sabe". "Yo sí pediré la nacionalidad", dice a través de un email escrito en ladino: "Así iré a la catedral de Granada y se la enseñaré a los reyes malditos, Isabel y Fernando, para compartir con ellos la buena noticia".

Eliezer Papo.

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Soy subdirector en El HuffPost España. Junto a todo el equipo, trato de que el medio conserve la esencia que le caracteriza desde su fundación: escuchar a la gente, no importa desde donde nos lea, apostando siempre por nuevos formatos y por el contenido que demanda la calle, tratado siempre con la máxima rigurosidad.

 

Sobre qué temas escribo

Me centro en virales, cultura digital y tendencias sociales, con especial atención a cómo ciertos fenómenos aparentemente ligeros abren la puerta a debates más profundos. Por ejemplo, el reportaje con el que se dio a conocer Alfredo Corell: “La charla de un profesor de universidad que puso en pie a todo un auditorio”. En aquella época, Corell era un desconocido para el gran público, pero a partir de ese artículo, que tuvo cientos de miles de lectores, su popularidad fue creciendo hasta convertirse en uno de los científicos más respetados de España, con galardones como el I Premio CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica.

 

Mi trayectoria

Nací en Valladolid, estudié Periodismo en la Universidad de esa misma ciudad y fui becario en 'El Día de Valladolid'. Luego dejé mi tierra para cursar el Máster de Periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid y trabajé un año en 'El País' antes de entrar a formar parte en 2012 del equipo de 'El HuffPost España'. Aquí he sido redactor de hard news, responsable de fin de semana, jefe de la sección de virales y, ahora, subdirector. Entre medias, durante un año fui jefe de redes sociales y multidistribución de contenidos en 'Los40'.

 

Una de mis aficiones es escribir ficción y he sido finalista en dos concursos literarios: el I Concurso de Microrrelatos 5’ y el Premio Internacional de Microtextos Garzón Céspedes.

 


 

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