Muere la bailarina hispano-rusa Maya Plisetskaya

Muere la bailarina hispano-rusa Maya Plisetskaya

Maya Plisetskaya tenía la convicción, la anatomía y la fortaleza para ser una de las mujeres que han hecho historia en el mundo del ballet, unos pies hechos para volar, tan inquietos que a sus 89 años la llevaron hasta Múnich, donde la ha sorprendido la muerte.

La bailarina hispano rusa Maya Plisetskaya, símbolo de la danza clásica, ha fallecido en la ciudad alemana de un infarto, ha informado a Efe el que fuera su agente en España durante varios años, Ricardo Cué.

Con solo 18 años fue elegida primera bailarina del Bolshói, la única en el mundo en lograr a tan temprana edad un puesto de tanta responsabilidad.

Grácil, enigmática, arrolladora, con una energía y una mirada que no desvelaba su edad, vivaz y de verbo fácil, la que fuera directora del Ballet Clásico Nacional de España no escondía lo que pensaba.

"Si en España hubiera un buen conjunto con grandes bailarines, grandes pedagogos y coreógrafos, y con buenos sueldos, evidentemente, nadie se iría de aquí", dijo en una entrevista a EFE justo antes de recibir un homenaje en el Teatro Real, en la que alabó las cualidades de los bailarines españoles.

Siempre reconoció que su interés por España le venía desde niña, cuando interpretó Don Quijote, un amor que dejó plasmado en su autobiografía Yo, Maya Plisetskaya. "Este país es hermoso", decía mientras afirmaba que todo lo español le gustaba.

Dedicada a ofrecer conferencias y clases magistrales, le costó abandonar los escenarios a pesar de su edad, a los 82 años.

TESÓN Y VOCACIÓN

Un férreo entrenamiento diario y el tesón de permanecer activa le llevaron a realizar una de sus grandes actuaciones, el día de su 75 cumpleaños, en una gala homenaje en el teatro que la vio nacer como bailarina, el Bolshoi de Moscú, con dos mini-ballets creados por el coreógrafo francés, Muarice Bejart.

Con una infancia difícil en la que vio morir a su padre fusilado por Stalin, al tiempo que su familia fue declarada "enemiga del pueblo", siempre reconoció el apoyo y la ayuda de su marido, el compositor Rodion Schedrín, sin el que confesaba "no hubiera podido salir adelante".

Condecorada por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, con la Orden al Mérito, no dudó en apoyar la reelección del presidente Boris Yeltsin, en 1996, a pesar de que hasta entonces se había mantenido alejada de la política activa.

Venerada y aclamada por bailarines de todo el mundo, recogió con satisfacción y orgullo el http://www.fpa.es/es/

de las Artes en 2005, con la satisfacción impregnada en el rostro al recibir tan prestigioso reconocimiento.

Plisetskaya creó el Ballet Imperial Ruso con el que, cada Navidad, regresaba simbólicamente a los escenarios con clásicos como Cascanueces, El lago de los cisnes o Don Quijote, obras en las que siempre brilló, además de con "Carmen" de Bizet-Schedrín.

Siempre atenta a cualquier innovación, y conocida por su rechazo a los convencionalismos academicistas, le gustaba ver cómo los jóvenes bailarines realizaban nuevas versiones de ballets clásicos, argumentaba que le gustaría "que algún día alguien componga con la música del "Lago" una pieza completamente nueva".

Su amigo y agente en España, Ricardo Cué, la ha definido como su "hermana del alma", un "cisne" que se deslizaba por el escenario.

La bailarina consideraba que cada movimiento debía conmover el corazón, dejar una emoción en el alma, y sentenciaba "hay que bailar la música, no seguirla".

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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