Bruselas no es una ciudad que se caracterice por la vida de sus calles. No es difícil que un español se sienta como el protagonista de Abre los ojos un día cualquiera a las ocho de la tarde en pleno centro, en calles equivalentes a Preciados o la Gran Vía madrileñas. Pero desde el sábado el silencio es absoluto. El vacío es fenomenal. La ciudad está fantasmagórica mientras la policía y los militares patrullan. Así está la capital de Europa en estado de sitio: