¿Por qué los amargados adoran a Marine Le Pen?

¿Por qué los amargados adoran a Marine Le Pen?

El Frente Nacional no estaría a las puertas de la presidencia de Francia sin un importante apoyo de las clases trabajadoras, aunque su apoyo es más plural.

REUTERS

El Frente Nacional no estaría a las puertas de la presidencia de Francia sin un importante apoyo de las clases trabajadoras, aunque su apoyo es más plural. Marine Le Pen, con su fascismo de cara lavada y sus promesas de proteger a los más vulnerables, se ha convertido en la candidata de la Francia amargada, un grupo electoral del que no sólo forman parte muchos trabajadores golpeados por la crisis, sino también aquellos que se sienten frustrados ante la falta de expectativas.

El provocador escritor Michel Houellebecq da algunas claves en su novela Sumisión, donde imagina un escenario de segunda vuelta entre Le Pen y los Hermanos Musulmanes. Reflexiona François, el infeliz y cínico personaje principal: "Probablemente a aquellas personas que han vivido y prosperado en un sistema social les es imposible imaginar el punto de vista de quienes, al no haber esperado nunca nada de ese sistema, contemplan su destrucción sin especial temor".

Marine Le Pen propone una especie de revolución que tiene atractivo para quienes piensan que tienen poco que perder. "Hay electores que están desesperados con la sociedad tal y como es ahora, quieren dar la vuelta a la mesa y romper la baraja", explica a El HuffPost Justin Gest, profesor de políticas públicas en la George Mason University y autor de un reciente libro sobre la América profunda que apoyó a Donald Trump y la Inglaterra del Brexit.

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Los que se sienten "abandonados" por la economía, la sociedad, los políticos, comparten la frustración de pensar que valen mucho más de lo que la sociedad les ha dado. Este sentimiento tiene especial relevancia para analizar el Brexit, la victoria de Trump y el éxito de Le Pen. "Hay un divorcio enorme entre expectativas y la valoración que hacen de sí mismos muchos de estos votantes" conluye Gest.

Los franceses pesimistas sobre su futuro apoyan a Le Pen y los optimistas apoyan más a Macron, sostiene un estudio de Science Po y CEPREMAP. Una crisis de esperanza entre los golpeados por una crisis económica y financiera que dura ya casi diez años.

Esta falta de expectativas golpea más a la población con menos formación y con salarios más bajos, aunque el estudio insiste en que esta frustración sobre la falta de un futuro prometedor golpea transversalmente a las distintas clases sociales y es la principal razón del apoyo a Le Pen. Más que ser el partido de las clases populares, el Frente Nacional acoge a las "clases malhumoradas", concluye este análisis.

Otro estudio de la fundación Bertelsmann Stiftung señala el particular caso francés. El 54% percibe la globalización como una amenaza (frente al 45% de media en Europa); el 51% siente ansiedad respecto a la marcha económica (35% de media europea); y el 55% se identifica más bien como tradicionalista (frente al 50% de media europea). El estudio señala igualmente que la clase trabajadora percibe la globalización como una amenaza en mayor medida que la clase media (47% frente a 37% a nivel europeo).

En el pasado estas clases populares se sintieron más importantes y tenían una vida más estable. Ahora eso ha cambiado

Este estado de ánimo en la sociedad explica el atractivo del mensaje de Marine Le Pen, centrado en cerrar las fronteras a la globalización, proteger a los vulnerables de las embestidas de la economía y reivindicar la Francia más tradicional cuya civilización se encuentra "amenazada por el islam". La nostalgia juega también un papel fundamental. "En el pasado estas clases populares se sintieron más importantes y tenían una vida más estable. Ahora eso ha cambiado. Para algunos la culpa es de los inmigrantes; para otros es de las elites que controlan la economía. La primera perspectiva es más nacionalista, la segunda más socialista", explica Justin Gest. Marine Le Pen, con su mensaje anti-elites y su promesa de cerrar las fronteras acoge ambas visiones.

El atractivo de Marine Le Pen para esta amplia base de electores sería imposible de entender sin tener en cuenta la transformación del Frente Nacional. El partido fue fundado por su padre, Jean Marie, en 1972, acompañado de un grupo de ex colonos que regresaron de Argelia con el sentimiento de haber sido traicionados por el general De Gaulle. En aquellos orígenes, el programa económico del partido era liberal y "percibía al propio Estado francés con mucho recelo", explica Dídac Gutiérrez-Peris, Director de estudios de la consultora Viavoice en París.

Hasta la caída del Muro de Berlín, el comunismo era el blanco de las críticas del Frente Nacional. Después la diana pasó a ser la Unión Europea y Bruselas. El partido fue cambiando, siendo menos ultra, dejando de lado el componente étnico de lo francés, explica Gutiérrez-Peris. La llegada de Marine a la presidencia del partido en 2011 afianzó un giro social, apostando por el proteccionismo, reivindicando el papel protector del Estado, muy alejado de los orígenes antiliberales. "El padre, Jean Marie, odia al Estado, pero Marine es el gran instrumento para llevar a cabo su programa proteccionista", concluye Gutiérrez-Peris en conversación con El HuffPost.

El padre, Jean Marie, odia al Estado, pero Marine es el gran instrumento para llevar a cabo su programa proteccionista

La transformación ideológica del Frente Nacional encaja con su cambiante influencia en la geografía del país. Si bien en los inicios se ubicaba en el sur de Francia, con la llegada de Marine Le Pen la influencia se desplaza hacia el norte. "No siempre el voto obrero se inclina por Le Pen, creo que la gran división es la geográfica. Las grandes ciudades y el oeste son de Macron. El noreste y sureste son de Le Pen", concluye Gutiérrez-Peris.

Algunas voces de la intelectualidad francesa no han dejado de señalar en los últimos años la relación existente entre la crecida de apoyo a Le Pen y el giro liberal del Partido Socialista. Es la opinión del escritor Didier Eribon, que al participar en diciembre pasado en un foro sobre populismo en Bruselas lo expresaba en estos términos: "La izquierda perdió interés en la gente común, las clases trabajadoras. Muchos que en el pasado votaron comunista y socialista ahora se han pasado al Frente Nacional.

Las encuestas pronostican una cómoda victoria de Macron, salvo que la Francia amargada dé una sorpresa. En todo caso, el problema no desaparecerá de la noche a la mañana, en Francia y Europa: muchos ciudadanos se sienten abandonados y quieren una respuesta.