Marimar, dueña de una panadería en Burgos: "Faltan trabajadores, la mano de obra se cansa rápido"
Los pequeños comerciantes van desapareciendo por el cambio en las preferencias laborales en las últimas generaciones y la escasa formación en estos oficios.
"Necesitas mano de obra, pero hoy en día la mano de obra se cansa rápido", asegura Marimar de Miguel, la gerente de la panadería artesanal en Burgos. El caso de este pequeño comercio, contado por el Diario de Burgos, refleja muy bien la situación límite en la que encuentran muchos pequeños empresarios españoles debido a la falta de mano de obra. Algo que, con el paro elevado que existe, parece una contradicción. Pero no lo es y hay una serie de factores que han provocado esta situación.
Sectores como la agricultura, ganadería, construcción u oficios tradicionales, como los de las panaderías y pastelerías, por ejemplo, sufren un fuerte envejecimiento y falta de relevo que pone en riesgo la continuidad de empresas y, por lo tanto, también de estos servicios fundamentales. Además, entre los jóvenes trabajadores ha habido un claro cambio en las preferencias laborales en las últimas generaciones, unido a una falta de formación orientada a este tipo de profesiones más demandadas.
Ahora bien, los salarios bajos, poco competitivos, en comparación con el esfuerzo físico y los turnos necesarios para realizar una trabajo de este tipo es quizá una de las causas principales que hacen que la gente joven no opte por este tipo trabajos. Pero también influyen la escasa visibilidad y prestigio del oficio, la reducción de programas formativos y la transición hacia modelos de consumo más industrializados.
Así, se multiplican por toda España los casos como el la panadería Villímar en Burgos, que regenta Mariamar, un obrador que lleva, además, más de 72 años ofreciendo pan natural preparado en horno de leña y que preparan cada día. Esta mujer relata que, después de buscar, sin éxito, un trabajador para que esté los domingos de madrugada , se han cansado y ahora han optado por tomar la decisión de seguir adelante con las que son.
Carla Álvarez, hija de Marimar y también trabajadora de la panadería, señala que, al final, la única solución que han encontrado ante esta escasez de personal ha sido cerrar los domingos. "Cuidamos a los clientes en todo porque sin ellos no podríamos vivir", asegura. "Y nos da rabia quedarnos sin obreros, por eso hemos decidido cerrar los domingos. Habrá que coger un poco de las nuevas generaciones y un poco de las viejas. Así que cerramos los domingos y seguimos adelante", añade con resignación.