24 horas con el iPhone X: cinco cosas que me gustan y cuatro que no

24 horas con el iPhone X: cinco cosas que me gustan y cuatro que no

Mis primeras impresiones con el teléfono son mejores de lo esperado, pero no todo es perfecto.

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Mires donde mires no se habla de otra cosa. El iPhone X ya está aquí y todo el mundo quiere dar su opinión sobre cómo luce y se siente el nuevo smartphone de la casa. Esta vez, posiblemente, el estreno del nuevo iPhone es más especial que nunca: el teléfono supone un importante salto generacional o, mejor dicho, el inicio de una nueva etapa dentro de la compañía por todo lo que implica su lanzamiento.

Como seguro que estás deseando saber un poco más acerca del equipo, he querido recopilarte mis primeras impresiones tras 24 horas de uso. Algunas probablemente cambiarán de aquí a su análisis final, otras quizás las mantenga cuando tenga una opinión más formada del smartphone.

Sea como sea, aquí tienes mi experiencia con el iPhone X tras un primer día de uso.

· Face ID funciona muy bien y es muy rápido. Reconozco que era *muy* escéptica con el Face ID. Nunca he menospreciado la avanzada tecnología que se esconde detrás —todo lo contrario—, pero no terminaba de verla práctica en el teléfono. En otras ocasiones en las que he probado smartphones con reconocimiento facial nunca lo he utilizado como llave habitual de desbloqueo por muy bien que funcionara, así que en el nuevo iPhone X tampoco me resultaba un método atractivo. Esta percepción empieza a cambiar. La lectura de mi cara es muy rápida, lo suficiente como para que empiece a no echar tanto de menos el Touch ID. Además el terminal ha sido capaz de reconocerme con maquillaje y sin él o sin gafas y con ellas puestas sin tan siquiera dudar sobre mi identidad. Cuando Face ID no está seguro si eres tú por llevar por ejemplo gafas, te pregunta el código de seguridad para que le confirmes y que el sistema aprenda así que eres tú.

· La integración de Face ID en otras aplicaciones está muy bien implementada. Otra de las dudas que tenías era sobre cómo se podría usar en otras aplicaciones y si sería algo realmente práctico. Y vaya si lo es. El reconocimiento facial permite que puedas hacer login en muchas aplicaciones de forma mucha más cómoda y sin pasos accesorios. Te ahorra toques de pantalla y tiempo, algo que seguro que se agradece enormemente. Lo he usado en Gmail, en 1Password y hasta para entrar en Spotify mediante Facebook. ¿Lo mejor? Que no falla jamás.

· Es extremadamente cómodo en la mano. Esto es algo que solo notarás si estás acostumbrado a cualquier variante Plus del iPhone u otro terminal de similares dimensiones. La diferencia es abismal, hasta tal punto que ahora al sostener el iPhone 8 Plus en la mano me parece que tengo un ladrillo equipo de hace cuatro o cinco años. Sí, la pantalla útil se ha reducido frente al mencionado modelo manzanero pero creo que el recorte no es tan molesto teniendo en cuenta todo lo que ganas con el teléfono a nivel factor-forma.

· El modo Retrato en la cámara frontal. Por fin ha llegado a nuestras vidas. Y lo mejor es que lo hace bastante bien. Aún tengo que hacer las comparaciones pertinentes, pero diría —ojo a esto— que a primera vista el Pixel 2 es mejor en esta tarea. A pesar de ello, el modo Retrato frontal del iPhone X realiza unas fotos muy buenas y tiene la ventaja de contar con los cinco modos de captura (todos bastante atractivos) también disponibles a través de la cámara trasera. Prepárate para una inundación de selfies "profesionales" a partir de ahora.

· Algunos nuevos gestos son muy naturales. Quédate con eso de "algunos" porque más adelante volveremos a hablar de esto. Aún así aquí estoy para hablar de la parte buena, así que me gustaría destacar que el nuevo gesto de regresar a Home es bastante cómodo, muy útil y no echarás de menos el botón físico en absoluto. Está muy bien resuelto.

· El centro de control en la esquina superior izquierda es incómodo. Igual que volver a la pantalla de inicio es algo muy bien implementado, no puedo decir lo mismo del acceso al centro de control. Es horrible tener que llegar hasta la esquina superior derecha (algo que generalmente harás con la otra mano) para poder usar las funciones disponibles en esta sección. De lo peor de la nueva interfaz, sin duda.

· Hay apps que no están bien adaptadas a la ceja del teléfono. Debo reconocer que la famosa ceja o recoveco negro de la parte superior de la pantalla no me ha molestado tanto como esperaba —en las fotos creo que no le hace justicia—, y prácticamente me he olvidado de su presencia. Sin embargo, todo cambia cuando entras en una app que no está aún adaptada a ella. Es el caso por ejemplo de Telegram (por citar solo uno), donde la pestaña se queda literalmente en medio rompiendo con la estética de la ventana y hasta pisándose las letras en algunos casos. Muy poco propio de Apple ver estas chapuzas en sus teléfonos, aunque confío que será cuestión de lanzar su correspondiente actualización para arreglarlo.

· El teléfono se calienta a veces demasiado. Esto lo estuve notando durante el día en el que posiblemente más "trabajo" le di instalando aplicaciones y configurando cosas. Aún es pronto para asegurar que el iPhone X se calienta demasiado, así que dejaré este aspecto en cuarentena hasta darle más rodaje.

· El gesto de multitarea es lento. Si ya me quejaba del gesto del centro de control, el de la multitarea no me tiene mucho más contenta. Para acceder a las ventanas de aplicaciones que tienes abiertas, debes deslizar el dedo desde abajo y mantenerlo pulsado unos segundos hasta que aparecen todas a modo de baraja de cartas. Pues bien, esos segundos se me hacen eternos. Quizás no sean para tanto, pero comparado con lo instantáneo que era pulsar el botón físico, esto parece un mundo.