¿Quién podría poner en duda que en este momento cualquier esfuerzo para agilizar la vacunación es poco? ¿Quién podría negarse a la contratación de gente?
La realidad es que faltan más de 15.000 enfermeras en particular y personal sanitario en general. La subcontratación de servicios privados en detrimento de la sanidad pública terminan aumentando gastos, creando duplicidades y fomentando el desmantelamiento de lo público, a costa del bolsillo del contribuyente.
Eso sí, hay comunidades, como Asturias, que están haciendo un trabajo impecable, inyectando ya el 100% de las vacunas que tienen disponibles.