El precio de la energía, la pandemia y Rusia: así ha sido la última cumbre europea del año

El precio de la energía, la pandemia y Rusia: así ha sido la última cumbre europea del año

La crisis energética sigue siendo el gran reto tras una reunión que ha concluido sin acuerdos ante el aumento en el precio de la luz.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.Thierry Monasse via Getty Images

Los líderes de los países de la Unión Europea han celebrado este jueves en Bruselas la última cumbre del año con el foco en tres temas principales: el aumento imparable del precio de la energía, la lucha contra el coronavirus y las relaciones con Rusia ante la escalada militar en la frontera con Ucrania.

Después de diez horas de negociaciones en el Consejo Europeo, los Veintisiete han logrado ciertos acuerdos para aunar posiciones frente a la pandemia y han dado un espaldarazo en la negociación entre Ucrania y Rusia. La crisis energética, en cambio, sigue siendo el gran reto en una reunión que ha concluido sin acuerdos para tratar de frenar el aumento en el precio de la luz.

El precio de la energía

“No hemos alcanzado conclusiones”, ha explicado el canciller de Alemania, Olaf Scholz, en una rueda de prensa conjunta con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, tras finalizar la reunión de jefes de Estado y de Gobierno del bloque.

Han sido incapaces de pactar una respuesta común ante el aumento alarmante del precio de la energía. El alemán ha añadido que, aunque las capitales tienen “opiniones divergentes”, también hay “acuerdo” en la necesidad de “seguir de cerca” la evolución de los precios de la energía en Europa.

Los líderes de la UE han mantenido este jueves un primer intercambio de tres horas sobre la respuesta que la UE debe dar a la escalada de los precios de la energía y muchos reclamaron en ese momento cambios en el texto preliminar que había llegado a su mesa, según han explicado a EFE varias delegaciones.

Uno de los principales problemas se encontraba en el funcionamiento del sistema de comercio de emisiones ETS, que fija el precio para los derechos de emisión de CO2. Muchos países, entre ellos España, piden analizar ese mercado por la posible especulación que, sugieren, ha derivado en que el precio ha llegado a superar los 80 euros por tonelada frente a los 37 que marcaba el pasado enero.

Por otro lado, un grupo de países ha exigido una referencia concreta en el texto sobre la futura decisión de la Comisión Europea que debe establecer si las inversiones en energía nuclear y en el gas pueden ser calificadas como sostenibles o no en la llamada “taxonomía”.

Francia, con el apoyo del Este, reclama que la nuclear reciba la etiqueta de energía verde, algo a lo que se oponen países como Alemania, que por el contrario aboga por incluir al gas como energía de transición.

España, que fue el país que solicitó que la energía entrase en la agenda, llegaba a la cita interesada en mejorar un primer borrador de conclusiones que fuentes diplomáticas calificaban de “insuficiente” y que incluía una referencia a las compras conjuntas de gas que la Comisión Europea propuso el día anterior para responder a situaciones de emergencia, como cortes en el suministro.

Sin embargo, al no haber pactado los líderes un texto común sobre energía, la referencia a estudiar rápido las compras conjuntas de gas que contenían versiones anteriores del texto también decayó.

Finalizada la cumbre, algunas fuentes diplomáticas apuntan directamente a Polonia y República Checa como culpables de que acabara sin acuerdo, pero el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se ha limitado a reconocer que “las divergencias en la mesa” lo han impedido.

Conocidos los puntos de fricción, los líderes pausaron el debate sobre energía para abordar otros temas, como por ejemplo las tensiones con Rusia o la recuperación económica, y retomaron la discusión horas después para intentar lograr un acuerdo que finalmente no fue posible.

Apoyan negociar con Rusia pero avisan de sanciones

“Quisiéramos tener una buena relación con Rusia, pero esto depende mucho de Moscú. Si Rusia hace un movimiento en Ucrania la UE podría sancionar, lo que tendría un coste enorme”, ha resumido la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una rueda de prensa al término del Consejo Europeo en el que los Veintisiete volvieron a manifestar su preocupación por el aumento de tropas rusas junto a la frontera ucraniana.

En las conclusiones que aprobaron en su cumbre, los líderes aseguran que “cualquier nueva agresión militar contra Ucrania tendrá consecuencias masivas y un coste severo en respuesta, incluidas medidas restrictivas coordinadas con socios”.

Un lenguaje muy similar al utilizado por la OTAN en un comunicado publicado prácticamente al mismo tiempo, en el que la Alianza Atlántica avisa de que un ataque a Ucrania tendrá “consecuencias masivas y acarreará un alto precio”, y en el que confirma estar coordinándose con actores internacionales como la UE.

Von der Leyen ha recordado que la CE viene trabajando desde hace un cierto tiempo en “posibles opciones y medidas restrictivas”, y ha apuntado que en los últimos meses “la situación ha ido evolucionado y ha sido necesario establecer una coordinación con otros socios, por ejemplo Estados Unidos”. “En caso de que realicen una agresión estamos preparados”, ha subrayado

Voluntad de coordinarse frente a la pandemia

Los Veintisiete han reiterado su voluntad de coordinarse y no aplicar restricciones “desproporcionadas” a la libre circulación, pese a que Portugal, Italia, Grecia e Irlanda han decidido exigir pruebas PCR además del certificado covid para entrar en su territorio. “Nos tomamos la situación en serio y queremos seguir cooperando”, dijo en rueda de prensa el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

El texto de conclusiones aprobadas por los líderes recoge esa voluntad de coordinación, que se ha convertido en un mantra desde el inicio de la pandemia. Añade así que las medidas que se adopten deben garantizar “que cualquier restricción se base en criterios objetivos y no socave el funcionamiento del mercado único ni obstaculice de manera desproporcionada la libre circulación entre los Estados miembros y los viajes a la UE”.

No obstante, la nueva variante ómicron, que aún no se conoce en profundidad pero se sabe que es mucho más contagiosa que las conocidas hasta ahora y que Bruselas cree que será dominante en la UE el próximo mes, inquieta a los Estados miembros.

“Estamos luchando con la variante delta todavía pero sabemos que la ómicron nos amenaza” porque “el número de contagiados se multiplica” hasta “por dos en dos días en algunos sitios” y existe “riesgo de que eluda las vacunas”, ha explicado en rueda de prensa la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Por ello, Portugal exige desde inicios de diciembre una prueba negativa de PCR o antígeno de farmacia 72 horas antes de entrar en su territorio, medida similar a la que han anunciado después Grecia, Italia e Irlanda a quienes pretendan atravesar sus fronteras desde otro país de la UE, aunque el viajero tenga certificado de vacunación.

Pactan que el certificado covid caduque a los nueve meses

La Comisión Europea, por su parte, no quiere que los Estados miembros actúen descoordinadamente en sus fronteras, como han hecho en reiteradas ocasiones desde el inicio de la pandemia, pero también entiende las cautelas de los países ante la nueva cepa. Así, el Ejecutivo europeo ha propuesto que el certificado covid, concebido para facilitar la vacunación dentro de la Unión Europea, caduque nueve meses después de la última dosis, si no se recibe una de refuerzo.

Bruselas deja la puerta abierta a solicitar pruebas PCR “como parte de un freno de emergencia” en ocasiones puntuales de deterioro epidemiológico, siempre que duren “el menor tiempo necesario” y bajo un enfoque “proporcionado, no discriminatorio y sujeto a revisión constante”.

El Consejo Europeo ha avalado ese planteamiento, que la Comisión oficializará probablemente la próxima semana y que se empezaría a aplicar en enero, según fuentes europeas, y que responde a que las vacunas pierden efectividad seis meses después del último pinchazo, con lo que se pretende incentivar las dosis de refuerzo y conceder tres meses de gracia a los países para organizarse.

La tasa de inmunización con pauta completa –sin dosis de recuerdo-–es actualmente de solo el 67,2% sobre el total de la población, según datos del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC). Esa agencia ha avisado en los últimos días, con las festividades navideñas a la vista, que ómicron será dominante en la UE tan pronto como el próximo mes de enero y que la vacunación por si sola no servirá para contener el alza de contagios, por lo que ha recomendado aplicar medidas drásticas.

“También hay esperanza. Estamos mucho mejor que el año pasado. Podemos producir 300 millones de vacunas por mes en la UE, el pase sanitario es un éxito y la UE es el mayor donante de vacunas del mundo”, ha añadido Von der Leyen.