La UE y la OTAN se reúnen para arrinconar a Putin, entre divisiones y medias tintas

La UE y la OTAN se reúnen para arrinconar a Putin, entre divisiones y medias tintas

Los Veintisiete se reservan un embargo de petróleo y gas que podría dar la puntilla económica al Kremlin porque Alemania lo frena: su sistema no lo resistiría.

Ursula von der Leyen y Charles Michel escoltan a Joe Biden el pasado 15 de junio, durante un encuentro UE-EEUU en Bruselas.Anadolu Agency via Getty Images

Bruselas es este jueves el centro de la lucha mundial contra Vladimir Putin. Dos reuniones de enorme calado, del Consejo Europeo y de la OTAN, tratarán de cercar aún más al presidente ruso para que ceda en su invasión de Ucrania, que justo cumple un mes sin esperanzas de un cercano alto el fuego. Sin embargo, aunque hay un objetivo común, las vías y los tiempos para lograrlo son variados, como variados son los intereses de los aliados. Y eso reduce la efectividad del golpe que Occidente quiere asestar al Kremlin.

En el plano defensivo, la Alianza Atlántica tiene previsto aprobar el emplazamiento de cuatro nuevos batallones multinacionales en Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria, ante la amenaza que, tras su invasión de Ucrania, supone Rusia para otros países del espacio postsoviético. Irán acompañados de equipos para protegerse de posibles ataques químicos o nucleares, que Estados Unidos ha dicho que son una posibilidad que está sobre la mesa.

Los jefes de Estado y de Gobierno de los 30 países de la Alianza Atlántica se reunirán en la capital belga para evaluar la respuesta a la crisis en Ucrania, cuyo presidente, Volodímir Zelenski, intervendrá por videoconferencia en la sesión de trabajo. Se espera una comparecencia con tono severo del presidente de EEUU, Joe Biden, quien también acudirá al Consejo Europeo posteriormente para mandar un mensaje de unidad con sus socios del viejo continente.

“Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, dice la máxima clásica, por eso la OTAN, que lleva todo este mes de invasión reclamando a Rusia el cese de hostilidades y la apuesta por la negociación, dará en esta cita una de arena, acelerando medidas que refuercen al este y den respuesta a los riesgos de internacionalización de la contienda.

La idea es “reforzar la postura de la OTAN en todos los dominios, tierra, mar y aire. Con grandes aumentos de nuestras fuerzas en la parte oriental de la Alianza”, anunció el secretario general aliado, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa en la víspera de la cumbre. “El primer paso es el despliegue de cuatro nuevos batallones”, lo que significa que la Alianza tendrá en total ocho batallones multinacionales en el flanco oriental, “del mar Báltico al mar Negro”, explicó Stoltenberg, contando con los batallones que ya situó en los tres países bálticos y Polonia tras la anexión rusa de Crimea en 2014.

Stoltenberg afirmó que estos nuevos batallones, que “estarán desplegados tanto tiempo como sea necesario”, ya tienen a la mayor parte de sus integrantes sobre el terreno. Dejó claro que se tratará de batallones “multinacionales”, de manera que contarán con un “importante componente de fuerzas de defensa nacionales”, pero también de aportaciones de otros aliados.

Según el secretario general aliado, estos nuevos batallones forman parte de la “reacción inmediata” de la OTAN ante el comportamiento de Rusia, que ha implicado ya la disposición en “alerta elevada” de cientos de miles de militares de la OTAN. Se ha elevado a 100.000 el número de efectivos estadounidenses en Europa, muchos de ellos en la parte este de la Alianza, y 40.000 militares están bajo mando directo de la Alianza, afirmó.

Y al mismo tiempo, la OTAN se ha propuesto “repensar” su disuasión y defensa a largo plazo: “Esta brutal agresión a Ucrania tendrá consecuencias para nuestra seguridad a largo plazo, es una nueva normalidad para nuestra seguridad, y la OTAN tiene que responder a esa nueva realidad”, apostilló el exprimer ministro de Noruega.Para ello, los ministros aliados de Defensa acordaron hace una semana solicitar a los mandos castrenses estudiar cómo reforzar la postura militar en todos los ámbitos a “largo plazo”, incluyendo con más tropas y equipos preposicionados en el este de Europa, de cara a las decisiones que se tomarán en la cumbre aliada de Madrid de finales de junio.

Esta brutal agresión a Ucrania tendrá consecuencias para nuestra seguridad a largo plazo, es una nueva normalidad para nuestra seguridad, y la OTAN tiene que responder a esa nueva realidad
Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN

Todas las amenazas sobre la mesa

Los líderes aliados también prevén acordar este jueves dar apoyo adicional a Ucrania, incluida asistencia para la ciberseguridad, así como equipamiento para ayudar a protegerse contra “amenazas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares”. Stoltenberg reconoció que la Alianza está “preocupada por la posibilidad del uso de armas químicas o biológicas”, tras las “afirmaciones falsas” de Moscú de que Kiev estaba produciendo armamento químico.

Alertó de que esas declaraciones pueden ser una forma de crear “un pretexto” para que Rusia utilice armas químicas en Ucrania cuando es el Kremlin el que ya ha utilizado agentes químicos contra figuras de la oposición política y ha facilitado su empleo en Siria. El uso de armas químicas podría ser “extremadamente grave para la población de Ucrania” y tener “consecuencias directas para países aliados de la OTAN” por la “propagación de agentes químicos o biológicos”. Por eso instó a Moscú a “detener sus alardes nucleares”, los cuales calificó de “peligrosos e irresponsables”.

“Una guerra nuclear no se puede ganar y nunca debe combatirse”, constató, y puso el acento sobre la necesidad de “hacer todo lo que se pueda” para evitar que el conflicto bélico “escale más allá de Ucrania y se convierta en incluso más mortífero y peligroso de lo que vemos hoy”.

China, la incógnita

Los líderes de la OTAN también hablarán de la posición de China en el conflicto ucraniano y Stoltenberg recordó que Pekín ya ha dado a Rusia apoyo político y que ahora les preocupa que también “pueda proporcionar apoyo material a la invasión rusa”. Es la tesis que vertió en la prensa, la pasada semana, la Inteligencia de EEUU, que afirmó que Pekín estaba “dispuesto” a dar asistencia militar y económica a Putin. Las autoridades chinas lo negaron con vehemencia: “es completamente falso, es pura desinformación”.

También se espera que los líderes aliados acuerden acelerar su apoyo específico a países socios “en riesgo por la presión rusa”, como Georgia -que tenía aspiraciones de entrar en la Alianza, con un nivel de relaciones similares al de la atacada Ucrania- y Bosnia-Herzegovina.

Stoltenberg se refirió además a Bielorrusia, país que “sigue posibilitando la invasión al proporcionar territorio, aeródromos, infraestructura militar y espacio aéreo” desde los que Rusia lanza ataques contra Ucrania.

Lo más prosaico de la jornada será ver si hay movimientos sobre el propio futuro del noruego, que debía dejar el cargo este verano, en la cumbre que la OTAN va a celebrar en Madrid del 29 al 30 de junio; dadas las circunstancias, hay aliados que apuestan por su continuidad, para dar continuidad a la respuesta a esta crisis que nadie sabe cuándo acabará. Stoltenberg, ahora, no cierra la puerta, aunque la decisión, insiste, es de los socios.

Ucrania también es economía y energía

Cuando acabe la cumbre de la OTAN, los líderes europeos se reunirán este jueves y viernes en Bruselas con Ucrania en lo más alto de su agenda. Habrá debate defensivo, con la Brújula Estratégica -la hoja de ruta de la seguridad europea aprobada el pasado lunes- como novedad, pero también habrá debate económico y energético. La meta es depender menos de Moscú, no alimentar con euros a un Gobierno que inicia guerras y superar la dependencia de su petróleo o su gas.

Biden acudirá como invitado, ya que está en Bruselas, y los Veintisiete escucharán también a Zelenski en una intervención online. Será la primera vez que Biden, que ya intervino por videoconferencia en un Consejo Europeo, asista en persona a una cumbre europea, con cuyos líderes estará durante aproximadamente una hora, mientras que para Zelenski será la segunda vez que conecta a distancia con los Veintisiete, justo cuando se cumplirá un mes desde la invasión rusa de su país.

“Llevamos un mes de guerra, un mes de muerte, destrucción y sufrimiento. Un mes de terror ruso contra el pueblo de Ucrania y un mes desde que el mundo democrático se levantó con fuerza para condenar a Rusia en contra de esta guerra bárbara e inmoral”, declaró ayer el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ante el Parlamento Europeo.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aseguró en el mismo escenario que el presidente Vladímir Putin se ha convertido en “el peor enemigo del pueblo ruso”, al que está asfixiando económicamente, ya que sus acciones han provocado la entrada en vigor de duras sanciones económicas de la UE y sus aliados, y le señaló como responsable de futuras hambrunas que puedan causar el desabastecimiento de cereales por la guerra.

Un mes de guerra en suelo europeo que ha cambiado radicalmente el tablero geoestratégico mundial, unido a europeos y aliados, acelerado la integración europea y creado una crisis humanitaria sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, con unos 3,5 millones de ucranianos que han huido hacia países de la UE.

Para ayudar a los Estados comunitarios a acomodar a todas esas personas, en su mayoría mujeres y niños, la Comisión Europea adoptó este miércoles una serie de medidas para facilitar su acceso a la educación, asistencia sanitaria, alojamiento y empleo.

Hablemos de contenido: Biden viene a Bruselas a mostrar unidad de pegada y, sobre todo, a presionar a sus socios occidentales para aprobar un nuevo paquete de sanciones, hasta el punto de que el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, aseguró el martes que se adoptarán nuevas medidas, centradas, especialmente, en evitar que Rusia pueda evadir las ya aprobadas.

Michel, por su parte, dijo en el Eurparlamento que se están aplicando las cuatro tandas de sanciones adoptadas por la UE, se está trabajando “para cerrar las lagunas que proporcionan una vía de escape a Rusia”, y que los Veintisiete están “preparados para hacer más, para matar de hambre a la maquinaria bélica de Putin”.

Estamos preparados para hacer más, para matar de hambre a la maquinaria bélica de Putin
Charles Miguel, presidente del Consejo Europeo

Fuentes europeas afirmaron que el debate sobre el propósito de “consolidar las sanciones que ya tenemos” va a estar sobre la mesa, con la posibilidad de incluir a más oligarcas rusos en una lista que afecta ya a 877 individuos, pero no especificaron si los líderes europeos aprobarán mañana un quinto paquete, en la cumbre europea.

Otras fuentes diplomáticas explicaron a la Agencia EFE que no se excluye “ninguna sanción”, respecto a la posibilidad de aprobar un embargo a las importaciones de petróleo ruso, pero esta es una cuestión divisiva entre los países de la UE, por la alta dependencia que tienen varios de Moscú.

Los Estados miembros, de hecho, discutirán con Biden sobre la posibilidad de que Estados Unidos pueda vender más combustibles fósiles a Europa para reducir esa dependencia.

La cumbre europea servirá también para que los líderes traten sobre energía, a tenor del impacto de la guerra en los precios, tanto de los combustibles fósiles como de la electricidad, y la enorme dependencia comunitaria de los hidrocarburos rusos. La Comisión Europea presentó este miércoles un menú de políticas energéticas para abaratar los precios de la electricidad, como limitar el precio de la electricidad en el mercado minorista, redirigir los “beneficios caídos del cielo” a los consumidores o crear un agregador que garantice un precio bajo a consumidores vulnerables.

La opción preferida del Gobierno español pasa por limitar el precio al que las eléctricas compran gas, petróleo o carbón para generar electricidad y compensarles a cambio de que éstas ofrezcan unos precios más bajos en las subastas del mercado minorista, además de acompañar este mecanismo de un gravamen sobre los “ingresos extraordinarios” de las empresas del ramo.

La discusión se antoja “difícil”, según reconocen otras fuentes, por la profunda división que existe entre los socios más partidarios de intervenir el mercado (como España, Portugal, Italia, Grecia o Bélgica) y los contrarios a esta posibilidad, entre ellos Alemania, Dinamarca y, sobre todo, Países Bajos.

Para el medio plazo, los líderes abordarán el plan de la Comisión para reducir la dependencia del gas ruso en dos tercios en un año, con medidas concretas como llenar obligatoriamente las reservas antes del invierno, organizar compras conjuntas entre varios países o evitar comportamientos extraños en la gestión de los almacenes en territorio europeo en propiedad de compañías de terceros países, como la rusa Gazprom.

La postura de España

En sus intervenciones en Bruselas, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, reiterará que está dispuesto a abrir el debate en la sociedad española y con las diversas fuerzas políticas para incrementar el gasto en defensa.

La intención es ir paulatinamente hacia el 2% del PIB de gasto en Defensa, tal y como se propuso en la cumbre de la OTAN de Gales, aunque por el momento la previsión del Gobierno es llegar al 1,22 o 1,24 en el año 2024.

Al igual que piensa proponer en la cumbre de Madrid, Sánchez llamará la atención sobre la necesidad de reforzar no sólo el flanco oriental ante la amenaza de Rusia, sino también el flanco sur de la OTAN, en especial prestar atención al Sahel y donde la presencia rusa cada vez es mayor.

La apelación a fortalecer la unidad estará presente igualmente en la intervención de Sánchez en la cumbre posterior de la Unión Europea, que en su primera jornada se dedicará principalmente a analizar diversos aspectos relativos a la guerra en Ucrania.

No será hasta mañana, viernes, cuando los líderes europeos abordarán la que se considera cuestión principal del Consejo, la adopción de medidas para intentar frenar el coste de la energía.A ese debate las fuentes del Gobierno afirman que Sánchez acudirá convencido de que habrá un acuerdo que permita dar solución a los elevados precios de la electricidad y defenderá sus propuestas para ello, pero sin barajar la posibilidad de plantear un veto a las decisiones de la cumbre.