“Putin ha logrado un mix muy loco juntando conservadurismo cristiano con hoces y martillos”

“Putin ha logrado un mix muy loco juntando conservadurismo cristiano con hoces y martillos”

Entrevista a Ricardo Marquina, documentalista y corresponsal en Rusia desde 2008: "¿Hay nazis en Ucrania? Sí, pero muchos más en Rusia, Francia o España".

Ricardo MarquinaCORTESÍA DE RICARDO MARQUINA

Si Ricardo Marquina (Huesca, 1979) tuviera que explicar rápidamente la inverosímil mezcolanza ideológica de los seguidores de Vladimir Putin, lo haría con una imagen que vio con sus propios ojos en Novoazovsk (Donetsk, Ucrania) en la guerra de 2014. Fue después de un bombardeo, cuando al salir del sótano donde se refugió se encontró con un batallón ruso que usaba un peculiar emblema. “Llevaban un parche en el que la mitad era la bandera soviética –la hoz y el martillo– y la otra mitad era la bandera imperial rusa, blanca, amarilla y negra, la del zar Nicolás II”, cuenta. “En España sería como llevar la bandera de la falange y la república juntas, un cacao morrocotudo”, ilustra.

Marquina atiende a El HuffPost por teléfono desde Moldavia, donde viajó hace unos días para documentar el éxodo de refugiados ucranianos tras la invasión rusa. El estallido de la guerra le pilló en Rusia, donde Marquina vive y es corresponsal freelance desde 2008. Sobre Rusia, Ucrania, Chernóbil o Bielorrusia el periodista tiene varios documentales que pueden verse en YouTube, a los que mucha gente está acudiendo estos días para tratar de entender de dónde surge el conflicto.

La “aberración ideológica” de Vladimir Putin

El documentalista no tiene todas las respuestas, pero sí algunas pistas que ofrecen, al menos, contexto. Marquina empieza explicando la extraña ideología ‘creada’ por Vladimir Putin, y por qué no tiene sentido considerarlo comunista. “Desde Occidente nos parece una aberración ideológica, pero Putin ha conseguido hacer un mix muy loco juntando el conservadurismo cristiano ortodoxo con hoces y martillos”, afirma. “Ha logrado aglutinar dos cosas muy locas: el orgullo soviético, basado en la victoria de la Segunda Guerra Mundial, y la gloria imperial rusa, lo cual es una auténtica locura”, prosigue. “Es como sentar a Stalin y a Nicolás II en una mesa y que se lleven bien. Pues Putin lo ha conseguido”, dice Marquina.

Su último documental, estrenado en diciembre de 2021, lleva por título Rusia, revolución conservadora, y “conservador” es, quizás, la palabra que más repite Marquina para hacer referencia al régimen de Putin. 

El éxito del presidente ruso ha sido, según Ricardo Marquina, “conservar la gloria soviética” y “restaurar el poderío de la iglesia y la grandeza histórica de los Romanov”. “Lo han metido todo junto, lo han agitado y les ha salido el putinismo que, básicamente, es un chovinismo descarado”, resume. “Para ellos, llevar la bandera soviética no significa colectivizar la propiedad privada y dar los bienes de producción al pueblo, sino la idea del imperio, la grandeza imperial rusa”, incide Marquina. “Es un nacionalismo muy básico que funciona muy bien en un pueblo dominado por la propaganda”, añade. 

El ruso que apoya a Putin es una persona que mama propaganda del Estado desde la mañana a la noche

La propaganda es el segundo aspecto que más se repite a lo largo de esta entrevista. Para perfilar al ‘ciudadano medio’ ruso que apoya la guerra y a Putin, Marquina dice: “Es una persona que mama propaganda del Estado desde la mañana a la noche, que sigue el discurso de los buenos y los malos y es incapaz de ver las contradicciones de llamar nazis a los ucranianos y, al mismo tiempo, decir que Ucrania está bajo el lobby gay”. 

Hasta dónde llega el apoyo a Putin

Sostiene Marquina, en cualquier caso, que los sondeos según los cuales Putin cuenta con el apoyo del 70% de la población –llevados a cabo por empresas relacionadas con el Gobierno– no son verídicos. “Personalmente, no me creo esas cifras”, señala. “Estoy convencido de que hay gente que apoya la guerra porque están enteramente lobotomizados por la propaganda, pero, de todo mi alrededor, sólo conozco a una persona que apoye la operación”, dice Marquina.

“Hablo de gente normal, de trabajadores, no de intelectuales”, aclara. “Y están todos horrorizados, la gente está abandonando el país, está verdaderamente avergonzada”, recalca el documentalista. Marquina reconoce que incluso las personas que pensaban “que Rusia tenía que hacer algo por que Ucrania no entrase en la OTAN [...] saben que este no era el camino”. “Nadie se esperaba esto”, asegura.

La gente en Rusia está horrorizada, está abandonando el país, está verdaderamente avergonzada

Tampoco se esperaba el Gobierno ruso la resistencia que ha encontrado en Ucrania, tanto por parte de los propios ucranianos como por la respuesta unánime de Occidente, con el envío de armas a Kiev y las duras sanciones a Moscú. Esto ha sido, apunta Marquina, lo que ha hecho que Putin endurezca su censura y su represión. 

“Tiene todos los medios bajo control, pero no las redes sociales, así que tenía que ponerle freno para que la verdad no se colara entre el constante ataque de propaganda que es la televisión”, dice. “Como la guerra no ha salido como quería, lo primero que ha hecho Putin es cerrar Facebook, Instagram, Twitter… todo aquello por donde podían colarse las imágenes de bajas y los soldados rusos capturados”, señala Marquina.

  Ricardo MarquinaCORTESÍA DE RICARDO MARQUINA

Pese a todo, en Rusia hay gente que sigue alzando la voz y trata de sortear la censura, como las miles de personas que se manifiestan contra la guerra jugándose –como poco– una detención, o como la periodista Marina Ovsiannikova, que se coló en una emisión televisiva para denunciar la propaganda del Kremlin, y según una nueva ley podría enfrentarse a hasta 15 años de cárcel

Por eso a Marquina le indigna tanto que Putin –y sus secuaces– utilice el pretexto de querer “desnazificar” Ucrania para invadir el país. “Tenemos un país que te envía 15 años a la cárcel por decir cosas contrarias al argumentario ruso. ¿Quién es el nazi? Tenemos una ley que prohíbe cualquier muestra de apoyo o explicación sobre la comunidad LGTBI. ¿Quién es el nazi?”, plantea.

En Rusia tenemos una ley que prohíbe cualquier muestra de apoyo a la comunidad LGTBI. ¿Quién es el nazi?

El documentalista afirma que “la extrema derecha rusa controla el Parlamento” de Moscú, mientras que en Ucrania la coalición de extrema derecha apenas sacó un 2% de los votos en las pasadas elecciones parlamentarias de 2019.  

Mientras tanto, en Rusia –cuenta Marquina–, la semana anterior a la guerra la Duma aprobó una ley para luchar contra el fraude telefónico. Se trataba de hacer una lista de las agencias que habían sido señaladas como estafadoras; la llamaron “listado de gitanos”. “¿Qué me estás contando de ultraderecha? ¿Qué me estás contando de nazis?”, se pregunta Marquina.  

“No están luchando contra nazis, sino contra un país soberano”

El documentalista argumenta que los rusos “han sabido instrumentalizar muy bien la realidad ucraniana”. “Ucrania es un país mucho más plural y, como en cualquier lugar, hay grupos de ultraderecha. El gran éxito de la propaganda rusa ha sido coger ese pequeño porcentaje y hacerlo pasar por el todo del país”, sostiene Marquina. 

“¿Que si hay nazis en Ucrania? Los hay. Pero es que los hay mucho más en Rusia, en Francia o en España”, lanza. “No están luchando contra nazis. Están luchando contra un país soberano”. 

El lugar de donde proceden esos ataques es, hoy por hoy, donde Ricardo Marquina tiene su hogar. De momento, el periodista se ha dado “un mes de prudente descanso” lejos de Moscú, aunque su idea es volver pronto. “Tengo mi casa, es el lugar donde he hecho mi vida, allí tengo a mi gato y a mi perro…”, cuenta. Marquina explica que ha preferido salir estas semanas de Moscú porque “la cosa está muy tensa, no era el ambiente más sano, y logísticamente tampoco era posible, no podía utilizar mis tarjetas”. Pero “dentro de un mes sí pienso volver”, asegura. “Si me dejan, si no me retiran la acreditación, seguiré viviendo allí. La idea es volver”, afirma.

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es