Ribera afirma que en 8 o 9 meses podría estar “operativo” un gasoducto por Cataluña a Francia

Ribera afirma que en 8 o 9 meses podría estar “operativo” un gasoducto por Cataluña a Francia

España “ha mostrado su voluntad de contribuir a esta emergencia energética que se está viviendo en el centro y el norte de Europa, con el chantaje energético de Putin".

Teresa Ribera, el pasado 8 de agosto, en una rueda de prensa en su ministerio, en Madrid. Europa Press News via Getty Images

La vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera, ha confirmado esta mañana que ya existen contactos con el Ejecutivo de Alemania para hablar del gasoducto al que se refirió ayer el canciller Olaf Scholz, una canalización que parta de Portugal y pase por España y Francia y ayude a los germanos a reducir su dependencia gasística de Rusia, tras la invasión de Ucrania. Lo ha hecho en una entrevista en el programa La Hora de la 1, de RTVE, en la que ha afirmado que en ocho o nueve meses España podría tener desarrollado un gasoducto por Cataluña que llegara hasta la frontera en los Pirineos y pudiera conectar con Francia para suministrar este tipo de energía al resto de la Unión Europea.

La ministra ha asegurado que “la interconexión por los Pirineos catalanes podría estar operativa en ocho o nueve meses en la frontera sur” que corresponde a España, si bien obligaría a que Francia hiciera lo mismo en su parte del territorio para conectar el suministro de gas con el resto del continente. Ribera confía en que la “emergencia energética” que vive la UE permita activar esta solución que durante décadas ha estado encima de la mesa y nunca se ha desarrollado por la oposición de Francia. De hecho, lamentó que en el resto de Europa existe “una especie de esqueleto central de gasoductos” que interrelaciona a muchos países, mientras que en la península Ibérica “nos quedamos aislados”.

Las opciones

Para que eso cambie, explicó que la guerra de Rusia ha provocado que ahora existan conversaciones “en solitario” aunque “de alto nivel” entre Madrid y París para estudiar su ejecución, por lo que ha pedido a Alemania que se sume y así “allanar el camino” de la interconexión. Ribera ha dicho que este proyecto debería ser europeo y contar con financiación de Bruselas por el problema energético que tiene la UE tras la guerra de Rusia contra Ucrania. Además, ha incidido en que debería proyectarse a largo plazo para que el canal gasístico tenga una “vida útil de 30-40 años” y permita en un futuro transportar otras energías porque “el horizonte de 2040″ es que el hidrógeno tenga un “mayor peso”.

La ministra ha apuntado otras dos soluciones más para la urgencia actual de suministro, que ha provocado que la UE plantee un recorte del consumo del gas del 15% y que en el caso de España se ha cifrado en un 7% con medidas como las ya aprobadas por el Gobierno de Pedro Sánchez para reducir la iluminación nocturna en comercios y modificar las temperaturas climatizadas en interiores. Ribera propone una mejora de la infraestructura que ya existe a través del País Vasco para instalar “un compresor adicional” que permita aumentar entre un 20% y un 30% el envío de gas por esta vía hasta Francia, lo cual ha reconocido que no soluciona el problema al completo, pero sí permitiría aliviarlo en parte.

La tercera opción, por la que el Ejecutivo ha apostado en los últimos meses, es fortalecer el “puente marítimo” para que las infraestructuras existentes puedan recibir más barcos metaneros que transportan gas licuado hasta España y desde España llevar esta energía a otros lugares de Europa, como dijo que ya ocurre con el puerto italiano de Livorno. En particular, Ribera confía en que “desde diciembre” sea posible “aprovechar” mejor los “recursos que tenemos en Gijón” para elevar el envío de gas por barco al resto del continente.

Dice Ribera que no ha hablado personalmente con Scholz, pero sí con el vicecanciller federal y responsable de Economía (que incluye Energía), Robert Habeck, quien dice que ha afrontado en estos meses una situación muy complicada dado el peso que el gas ruso tiene en el país y la complejidad de deslindarse de Moscú, mucho mayor que en otros países europeos.

Nuestro país, ha explicado, “ha mostrado su voluntad de contribuir a esta emergencia energética que se está viviendo en el centro y el norte de Europa, con el chantaje energético de (Vladimir) Putin, utilizando esa capacidad de la que ya dispone España”, como infraestructuras de regasificación que son, reconoce, “costosas y complejas”, que han supuesto “un coste adicional para los consumidores de gas españoles”, pero que ahora permiten “ser empleados en beneficio del conjunto de los europeos”.

Para la ministra de Transición Ecológica, quizá una de las “lecciones” más positivas de esta crisis es que la política energética de la Unión Europea “tiene mucho recorrido”, y cita expresamente la necesidad de una mayor puesta en común y de una mayor coordinación “de todos” para usar estas infraestructuras, que “pasa necesariamente por una mayor interconexión”.

Ya anoche, el primer ministro luso, el socialista António Costa, aseguró que Alemania puede contar “100 %” con su país para construir un gasoducto que transporte gas desde Portugal hacia el resto de Europa, como propuso Scholz.

Costa insistió además en que, hasta que se construya ese gasoducto, el puerto de Sines -a unos 160 kilómetros al sur de Lisboa- podrá ser utilizado como plataforma logística para acelerar la distribución de gas natural licuado para Europa.

Un proyecto recuperado

Scholz planteó este jueves recuperar el proyecto de transportar gas desde Portugal y España, a través de Francia, hacia el resto de Europa, tras años de apostar por una energía barata rusa y para reducir la dependencia energética de Moscú.

Un gasoducto desde la península ibérica “hubiera contribuido masivamente a relajar la situación actual”, reflexionó el canciller en rueda de prensa, donde señaló que ahora se “echa de menos” ese proyecto.

Scholz aseguró que ha hablado con sus colegas de España, Francia y Portugal, así como con la Comisión Europea, para impulsar este proyecto, ya que la existencia de conexiones con el norte de África ayudaría a diversificar el suministro.