Un festival sin machirulos es posible
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Público del festival.Marina Prats

Señores modernos, hipsters con barbas pobladas y camisas de flores. Esos que dicen ‘yo vi a Los Planetas cuando aún no los conocía nadie’. Hasta 2019, ese era el público objetivo del Primavera Sound, que cada año se ha encargado de rescatar a grandes nombres (generalmente masculinos) de la música rock y alternativa para su cartel.

Este año el festival ha brillado por ser más abierto, más LGTBI que nunca, y se ha alejado de los estereotipos machistas que mueven la industria musical. Solo había que dar una vuelta por el recinto para ver grupos de hombres que rompían con los tabúes de la masculinidad: con faldas, con vestidos, maquillados... Y todos, como diría Rosalía, “brillando con highlighter”.

No hace falta que actúe Bertín Osborne para que los machitos se reúnan en un concierto a dar lecciones de cultura musical, con grupos de renombre también pasa.

El eslogan del evento era The New Normal, un enunciado que buscaba esa nueva normalidad que pasa por elegir un cartel con el mismo número de artistas femeninos y masculinos. Y sí, aunque en 2019 eso pareciese de lo más normal, es de los primeros en hacerlo. Un cartel feminista para el festival de música más grande de España.

Las muestras de cariño no tenían género, ni recibían miradas acusadoras"

Y por si fuera poco, el peso de las mujeres no solo estaba entre las líneas minúsculas del cartel: Rosalía, Janelle Monae, Solange, Miley Cyrus, Courtney Barnett, FKA Twigs, Charli XCX o Nathy Peluso eran algunas de las artistas principales que se mezclaban con nombres como J Balvin, James Blake, Tame Impala, Suede o Mac de Marco.

Un lugar seguro

Bajo esta misma premisa —la de esta nueva normalidad— el festival instaló varios puestos de información LGTBI con el título Nobody is normal. Dentro del recinto, esto se cumplía prácticamente a rajatabla, las muestras de cariño no tenían género, ni recibían miradas acusadoras. Ni tampoco las mujeres.

A todas se nos ha acercado algún tío alguna vez mientras esperamos al metro solas y, ni qué decir, estando de fiesta o en un concierto, donde el público va, en general, con dos cervezas de más. Pude disfrutar de un día y medio entero del Primavera Sound sola sin sentir miedo, sin que prácticamente nadie me acosase. Y sí señores, esto es un logro.

El entorno era —en general, ya que el machismo está aún presente en todas partes— más que para el machito que ronda los conciertos haciendo mansplaining a las mujeres de su entorno de los grupos que se suben al escenario, para la diversión sin ningún tipo de estereotipo de género. Era más fácil que alguien se te acercase para pedirte purpurina, que para lanzarte un piropo baboso.

  Público del festival.Marina Prats

“Quiero que aquí todo el mundo ame a quien quiera”

Pero este ambiente festivo y libre, con una mayoría de personas LGTBI, se vio también reflejado en el escenario, donde los artistas más identificados con el colectivo no se cortaron a la hora de lanzar alegatos.

Chris, la cantante del grupo Christine and the Queens, dejó clara sus normas antes de su actuación: “Quiero que aquí todo el mundo sea libre de amar a quien quiera, que pueda ser quien quiera ser”. La francesa siguió con un discurso en el que se llamaba a que todo el mundo ”sea quien quiera ser”. “Puedes cambiarte el nombre, vestirte como quieras, ser quien quieras”, señaló.

  Christine and the queens durante el concierto del Primavera Sound 2019.Xavi Torrent via Getty Images

La artista, que es todo un icono lésbico, no fue la única. También, aunque en escenarios más pequeños, otros artistas nacionales como el grupo Cariño con su canción Bisexual y Putochinomaricón, un referente queer, hicieron su reivindicación. Este último centró su discurso en esta novedad del festival.

“Nunca me imaginaría estar aquí yo toda fagota [del inglés fagott: maricón] cantando en el Primavera Sound. Es el festival más LGTBI de la historia y para el año que viene quiero pedir más artistas trans y más artistas racializadas”, dijo el cantante de ascendencia asiática afincado en el madrileño barrio de Usera.

En definitiva, el giro del festival, que fue criticado por muchos por incluir en el cartel otros géneros como el trap o el reguetón, y su nueva posición orientada a un público más vanguardista y donde aspectos como la moda estaban más presentes, ha sido una gran apuesta.

Es un festival de música y ese sigue siendo el principal deleite de los asistentes. El poderío en el escenario de Janelle Monae, Rosalía, Nathy Peluso o Solange eran una clara muestra de empoderamiento femenino. De cómo hacer lo que te dé la gana, sin dar explicaciones, y sin la necesidad de un hombre que dé su aprobación. Y trasladar ese espíritu a la gente que baila las canciones en la pista es algo que pocos pueden conseguir.

Gracias Primavera Sound, por un festival sin machirulos, por un festival seguro para todes.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es