¿Y ese millón y pico de votos perdidos por Unidos Podemos?
Tengo la sensación de que por mucha y prolífica que haya sido la información aportada por algunos medios enlos últimos meses torno a la corrupción política que afecta al Partido Popular, la fidelidad del electorado de derecha es inmune a cuanto se difunda en torno a la misma.
Foto: EFE
Si hay una localidad en España que debería ser sensible a los efectos de la corrupción política esa sería Valdemoro, en la provincia de Madrid. De allí fue alcalde a partir de 1999 Francisco Granados, reelegido también en 2003. Este señor se encuentra en prisión preventiva desde el 31 de octubre de 2014 por su implicación en el llamado caso Púnica.
El juez decretó su ingreso en la cárcel, decisión que fue confirmada por la Audiencia Nacional mes y medio después al entender que persistía el riesgo de fuga y de destrucción de pruebas. En el auto se recordaba que a Granados se le atribuye "formar parte de una organización criminal dedicada a perpetrar delitos de blanqueo, contra la Hacienda Pública, falsedad documental, cohecho y tráfico de influencias". En la investigación judicial del caso Púnica se detectó la falta de acreditación de multitud de gastos e inversiones de Granados.
Nada más saberse los resultados de las elecciones generales celebradas ayer, he querido indagar cuáles habían sido esos resultados en la citada localidad madrileña. El Partido Popular también venció en Valdemoro, donde superó a Ciudadanos en más de cuatro mil votos, a Unidos Podemos en cinco mil y al PSOE en más de siete mil. Valdemoro representa en este caso a esos siete millones de ciudadanos que han votado al PP en toda España, con el incremento en este caso de una parte del electorado que el pasado mes de diciembre se decantó por Ciudadanos y no han perdonado a este partido su pacto inútil con el PSOE.
Tengo la sensación de que por mucha y prolífica que haya sido la información aportada por algunos medios enlos últimos meses torno a la corrupción política que afecta al Partido Popular, la fidelidad del electorado de derecha es inmune a cuanto se difunda en torno a la misma, como si tan adepto fuera a esas siglas como a los medios de información afines a ese partido que ignoran esa información.
Otro detalle a tener en cuenta en el balance de los resultados de ayer es el fracaso de las encuestas, tanto a lo largo de la campaña electoral como a pie de urna. Se podrá decir que la victoria del Partido Popular y el fracaso de Partido Socialista y Unidos Podemos se debe a la campaña del miedo o a los efectos que el Brexit ha tenido a última hora sobre un sector del electorado, pero también se debe tener en cuenta la posibilidad de que los ciudadanos de este país no digan la verdad o que la demoscopia esté precocinada para que sus datos induzcan a que sean luego corregidos en las urnas por los electores.
Una última pregunta resulta finalmente obvia a la vista de las urnas del 26-J: ¿Dónde ha ido a parar ese millón y pico de votantes que el pasado 20-D -hace tan sólo seis meses- se decantaron por Podemos, las confluencias e Izquierda Unida y ayer no tuvo cómputo alguno en las urnas tal como también auguraban todas las encuestas? ¿Qué ha sucedido con tan nutrido número de electores?