1.300 días después, llegó: todos los vericuetos lingüísticos de Trump hasta llamar a Rusia "agresor" en la guerra de Ucrania
El presidente de EEUU, que hace justo un mes se reunía con Vladimir Putin en Alaska, afirmó ante los periodistas en la Casa Blanca que Rusia es el "agresor". Por el camino, un rosario de eufemismos o directamente de reproches por igual a ambos bandos.

Rozando los 1.300 días, pero llegó. Donald Trump se ha atrevido a derribar uno de sus más firmes muros lingüísticos y ha llamado abiertamente "agresor" a Rusia en la guerra que inició contra Ucrania el 24 de febrero de 2022.
La declaración ha pasado un tanto inadvertida en un mundo que hoy no deja de mirar a Israel, Gaza y todos los escenarios salpicados por el conflicto, como ocurrió con las protestas y disturbios del accidentado fin de La Vuelta a España este domingo en Madrid.
Ajeno a ello (parcialmente), Trump se abría ante un grupo de periodistas, justo antes de celebrar el primer mes desde su resonante reunión con Vladimir Putin en Alaska. Aquella cita, con tintes "planetarios", estaba llamada a cambiar no sólo el horizonte de la guerra en Ucrania, sino el marco de las relaciones entre EEUU y Rusia. Cumplido el mes, nada ha cambiado: la guerra sigue y la retórica de Trump contra Moscú sigue igual, llamando a futuras sanciones, emplazando a ultimátums sin fecha... Matiz obligatorio, algo sí ha cambiado, resumido en esta reflexión de Donald Trump:
"Unos 8.000 soldados de ambos países han muerto esta semana. Un poco más de Rusia, pero cuando eres el agresor, pierdes más", espetó Donald Trump a la prensa desplazada a la Casa Blanca. Unas palabras que resultarían obvias para la práctica totalidad de líderes internacionales, pero que aún no habían salido de la boca del presidente de EEUU.
Lejos quedan ya las advertencias en forma de encerrona de Trump a Zelenski en plena Casa Blanca, delante de la prensa y en directo para todo el mundo, un inolvidable 28 de febrero de 2025. Entonces, el magnate republicano se negó a llamar 'asesino' a Putin, alegando que era una palabra "muy fuerte" y que a él le gustaba cuidar mucho cada término. En cambio, espetaba a su homólogo ucraniano que Kiev estaba "jugando con la Tercera Guerra Mundial" por sus ansias de guerra.
La cita vino precedida por sonoros desencuentros, como la acusación hecha por Trump a Zelenski de "dictador", responsabilizándole por no haber parado la guerra y no "haber llegado a un acuerdo" poco después del comienzo de la invasión, cuando Rusia acababa de masacrar enclaves como Bucha.
En abril, en un cotinuo vaivén en las relaciones entre Washington y Kiev fue aún más claro en su enfoque. "No comienzas una guerra contra alguien que es 20 veces más grande que tú y luego esperas que la gente te dé unos cuantos misiles", señaló públicamente.
Meses después, ya en junio, Trump aún se resistía a volcar culpas sobre Moscú y se abría a aprobar sanciones "no solo contra Rusia sino también contra Ucrania" de no poner fin a la guerra. A su juicio, entonces, "cuando vea el momento en que esto no va a parar seré muy, muy, muy duro. Y, para ser sincero, podría serlo sobre ambos países. Se necesitan dos para bailar el tango, pero serán muy duras, ya sea sobre Rusia o cualquier otro".
Lo que sí se han sucedido en estos nueve meses desde la vuelta de Trump a la Casa Blanca son las críticas a Vladimir Putin por sus continuos ataques, incluso justo tras haber celebrado reuniones telefónicas entre ambos. "Estás jugando con fuego", llegó a escribir el líder estadounidense en sus redes a finales de mayo, amenazando a Rusia con medidas "muy, muy malas" que hasta entonces había conseguido frenar.
Su "decepción" con Putin ha ido a más con el paso de los meses, a medida que crecía trágicamente el balance de muertes en una guerra "que nunca debió comenzar y que si yo hubiera sido el presidente de EEUU nunca hubiera comenzado", como ha venido repitiendo, sin detallar nunca quién dio la orden de invadir qué. Pero, más de tres años y medio de guerra en Ucrania, ya sí lo ha hecho, al menos de forma inicial.
