Con taquígrafos pero sin luz: la fiscal de Trump se niega a aclarar qué sabe del caso Epstein
Pam Bondi comparece ante el Comité Judicial del Senado pero se niega a revelar detalles del caso del pederasta, amigo del presidente de EEUU. Fue una promesa de campaña que ahora se tapa, aunque ella niega el encubrimiento.

Donald Trump ganó las elecciones de 2024 con un paquete de promesas en las que, entre otras, estaba la "transparencia" en asuntos que el Partido Demócrata trataba de ocultar, supuestamente. Empezando por el caso de Jeffrey Epstein, el pederasta que durante al menos una década fue amigo del presidente de Estados Unidos. Los republicanos hablaban todo el rato de la famosa "lista Epstein" y de los nombres de demócratas, amigos de demócratas y financiadores de demócratas que contendría y que el FBI habría tapado. Lo contaremos todo si llegamos a la Casa Blanca, decían. Pero ahora mandan y han olvidado esa promesa.
El mejor ejemplo fue la comparecencia de ayer de la fiscal general, Pam Bondi, que se negó a responder preguntas sobre el caso durante una audiencia del Comité Judicial del Senado, en Washington. La mujer que informó en mayo a Trump de que su nombre aparecía en los papeles del financiero suicidado ahora guarda silencio. En lugar de explicarse -como esperan los ciudadanos de EEUU y buena parte del Partido Republicano, al que espanta el abuso a las menores-, se puso a atacar a los senadores del partido contrario.
Bondi alzaba la voz, eso sí, mientras reprendía a los legisladores demócratas por sus preguntas. La fiscal eludió toda pregunta sobre su manejo de los archivos de Epstein y, en varios momentos, se negó rotundamente a contestar. "No voy a hablar de eso con usted", dijo al senador Dick Durbin (demócrata por Illinois), cuando le preguntó quién había dado la orden de informar al presidente que su nombre aparecía en los archivos de Epstein. "Eventualmente tendrá que responder por su conducta en esto. No lo hará hoy, pero eventualmente lo hará", replicó Durbin.
El senador Sheldon Whitehouse (demócrata por Rhode Island) quería saber si el FBI había descubierto fotografías de Trump y "mujeres jóvenes semidesnudas" en sus investigaciones y si el Departamento de Justicia había investigado "informes de actividades sospechosas" sobre las finanzas de Epstein. Bondi no respondió, sólo niega que haya encubrimiento.
Se le preguntó a la fiscal general por qué su departamento ahora dice que no hay una lista de clientes de Epstein después de que ella anteriormente afirmó tener esa información en su escritorio. Bondi respondió citando el hallazgo previo del departamento de que no había evidencia de conspiración o encubrimiento en torno a la investigación.
Según el diario Wall Street Journal, el Gobierno federal tiene en su poder un "montón de documentos", o sea, los que podrían ser los archivos o "lista" de Epstein. Su contenido no habría salido plenamente a la luz, pues sólo cierta información ha sido revelada en los últimos años. En febrero de 2025, por ejemplo, el Departamento de Justicia y el FBI publicaron lo que se describió como la "primera frase de los archivos desclasificados de Epstein". El día antes de su publicación, la fiscal general Bondi declaró a Fox News que contenían "muchos registros de vuelo, muchos nombres, mucha información", y añadió: "Es bastante enfermizo lo que hizo ese hombre, junto con su coacusada".
Pero lo más llamativo es lo que dijo a proṕósito de la supuesta lista de asociados, compinches o clientes de Epstein: "La tengo en mi escritorio para revisarla". Entonces, el empeño era siempre poner el ventilador en contra de políticos demócratas o amigos y financiadores de esa formación. Con las semanas, la lista que supuestamente estaba en su mesa ha pasado de existir a no existir. El portavoz de Bondi aclaró más tarde que ella se había referido a los archivos generales sobre el asunto Epstein, nada más. En julio, el Departamento de Justicia y el FBI dijeron en un memorando que no se publicaría más material novedoso sobre el caso. A eso se aferra para no hablar más.
Las preguntas que aún giran en torno a la investigación de Epstein han generado un interés bipartidista poco común, con algunos republicanos uniéndose a los demócratas para exigir mayor transparencia. Tomó tiempo, pero esta audiencia del Senado finalmente dio una pista al respecto. El senador republicano John Kennedy (de Luisiana) recordó comentarios recientes del secretario de Comercio, Howard Lutnick, de que Epstein era "el mayor chantajista de la historia". Augirió que Lutnick, propietario de una casa cerca de Epstein en Palm Beach debería testificar ante el Congreso y hablar con el FBI. Alguien del mismo partido de Trump. Es significativo. Bondi continuó con su baile sobre Epstein, diciendo que dependía de Lutnick y del director del FBI, Kash Patel, decidir si era necesaria una reunión.
Defensa a ultranza del jefe
El resto de la comparecencia de la fiscal fue una descarada defensa a ultranza de su jefe, Trump, quien confía en ella al 100% por su lealtad y su ideología, puro MAGA. Como explica la revista The New Yorker, "Donald Trump ahora tiene la fiscal general que siempre quiso: una aliada dispuesta a utilizar la ley para hacer posible su agenda".
Su intervención de ayer, que en teoría debe ser informativa, seria y responsable, fue un puñado de discursos polémicos y partidistas, un estreno ante el Senado que traía ya un marco que no dejaba lugar a dudas: su Departamento, hace dos semanas, acusó al exdirector del FBI James Comey, mientras que extrabajadores de su departamento han hecho pública una carta acusando a Bondi de ayudar a dar un "mazazo" al "trabajo de larga data que el departamento ha realizado para proteger a las comunidades y el estado de derecho".
Bondi no esperó los reproches por todo esto, sino que fue a la carga. Por ejemplo, al ser presionada sobre los despliegues de la Guardia Nacional en ciudades demócratas, aludiendo a supuestos altos niveles de delincuencia que no son tales, dijo que desearía que el senador de Illinois, Dick Durbin, y el senador de California, Alex Padilla, amaran a sus estados "tanto como odian a Donald Trump". También, como con Epstein, dio la callada por respuesta como estrategia: dijo que no discutiría "asuntos de personal" cuando se le preguntó sobre la serie de despidos de alto nivel, incluidos altos funcionarios del FBI y un abogado estadounidense que había recomendado no acusar a Comey.
No quiso comentar sobre las investigaciones en curso ni los procedimientos legales, incluido el caso Comey. Tampoco quiso revelar detalles sobre las conversaciones que ha mantenido con el presidente u otros asesores de la Casa Blanca. Cuando se le mostró una fotografía grande de ella sentada en una mesa con el presidente el día después de que Trump hubiera escrito una publicación en Truth Social pidiéndole que acusara a Comey, su único comentario fue que le encantaba la imagen. "Se supone que esta es una audiencia de supervisión donde los miembros del Congreso pueden obtener respuestas serias a preguntas serias", le recordó el senador de California Adam Schiff, después de enumerar todas las preguntas que Bondi se había negado a responder. "Creo que le debes una disculpa al presidente por toda tu carrera", respondió Bondi, tan ancha.
Bondi parecía decidida a centrarse en lo que dijo era el objetivo de la administración Trump de reducir el crimen en EEUU. Se apresuró a citar estadísticas que, según dijo, mostraban los éxitos que habían tenido hasta ahora: el número de arrestos en Washington DC, las medidas represivas contra las drogas y las confiscaciones de armas de fuego ilegales en Chicago y las incautaciones de drogas en la frontera. "Estamos volviendo a nuestra misión principal de combatir el crimen real", dijo. Datos puestos en duda por medios como el New York Times.
Es un tema que, según las encuestas, preocupa a muchos estadounidenses y que tiene el potencial de atraer no sólo a los partidarios conservadores más acérrimos, sino también a los votantes independientes y demócratas.
"Se supone que el Departamento de Justicia es el guardián nacional de la equidad y el estado de derecho", dijo el senador Alex Padilla durante su interrogatorio. "Cuando se quiebra la confianza pública, la justicia misma está en riesgo". Eso es lo que está pasando en EEUU.
