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El enviado de EEUU advierte tras los últimos ataques: "Ucrania también puede jugar a este juego"

El enviado de EEUU advierte tras los últimos ataques: "Ucrania también puede jugar a este juego"

Cuando la tríada nuclear (bombarderos terrestres, lanzados desde submarinos y estratégicos) está en riesgo, el peligro de escalada aumenta significativamente, avisa Keith Kellogg.

El general Keith Kellogg, enviado especial de EEUU para Ucrania, en la mesa redonda "Paz a través de la fuerza: Un plan para Ucrania", el 15 de febrero de 2025, en Múnich (Alemania).Johannes Simon / Getty Images

El representante especial de Estados Unidos para Ucrania, Keith Kellogg, sostiene que los ataques con drones contra aeródromos rusos que albergan aviación estratégica representan una amenaza para componentes clave del arsenal nuclear ruso.

En declaraciones a Fox News, expresó su preocupación por el hecho de que, cuando la tríada nuclear (la estructura de fuerza nuclear de tres frentes: bombarderos terrestres, lanzados desde submarinos y estratégicos) está en riesgo, el peligro de escalada aumenta significativamente.

El domingo 1 de junio, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) confirmó oficialmente haber llevado a cabo un importante ataque con drones contra aeródromos militares rusos, dañando o destruyendo lo que, según afirma, es el 34 % de los portamisiles de crucero estratégicos rusos, en una operación encubierta planificada desde hace tiempo y denominada Spiderweb o Telaraña.

Fuentes del diario Kyiv Post dentro de los servicios de inteligencia ucranianos confirmaron que al menos 41 bombarderos resultaron dañados o destruidos durante la operación.

El martes 3 de junio, tras el ataque, Kellogg señaló que la respuesta de Rusia a tales ataques es imposible de predecir con certeza, y que esto era precisamente lo que Estados Unidos intentaba evitar, ya que alcanzar ese nivel de escalada era "inaceptable".

En declaraciones a Fox, Kellogg explicó cómo, en las reuniones iniciales cara a cara entre los negociadores ucranianos y rusos, los ucranianos presentaron propuestas "razonables", mientras que los rusos plantearon demandas "maximalistas".

Afirmó que el ataque con drones de Ucrania "demostró que Ucrania es capaz de atacar objetivos rusos en las profundidades de su propio territorio". Enfatizó que la guerra moderna ha entrado en una nueva fase definida por la tecnología de drones, y que tanto Estados Unidos como sus aliados deben adaptarse a esta realidad. Según Kellogg, el problema central del ataque con drones del domingo no fue solo el daño físico infligido a bombarderos rusos como el Bear y el Blackjack (las designaciones de la OTAN para los Tupolev Tu-95 y Tu-160, respectivamente), sino el efecto psicológico más amplio. "Cada vez que se ataca a la tríada, no se ataca solo a los vehículos de lanzamiento", dijo. "Es el impacto psicológico que se genera".

Cuando se le preguntó si los ataques fueron una gran vergüenza para Rusia, Kellogg no discrepó, enfatizando, en cambio, que los ataques demostraron la creciente determinación y alcance estratégico de Ucrania.

"Ucrania no se está quedando de brazos cruzados en esto", dijo. "Están diciendo, básicamente, que nosotros también podemos jugar este juego. Y pueden aumentar el riesgo a niveles que, en mi opinión, son inaceptables".

Los detalles

Los ataques con drones, lanzados el domingo, tuvieron como objetivo cinco aeródromos en toda Rusia: Belaya, Diaguilevo, Olenya, Ivánovo y otros ubicados en las regiones de Múrmansk, Irkutsk, Riazán y Amur.

Según fuentes de inteligencia y funcionarios regionales, drones FPV ucranianos fueron lanzados desde camiones estacionados cerca de las bases aéreas, dañando docenas de aeronaves estratégicas utilizadas en los bombardeos diarios sobre ciudades ucranianas, incluyendo bombarderos de largo alcance Tu-95 y Tu-22M3, así como un avión de alerta temprana y control aéreo A-50.

La operación se había estado preparando durante más de 18 meses, fue supervisada personalmente por el presidente Volodímir Zelenski y ejecutada por el jefe del SBU, el teniente general Vasyl Malyuk, y su equipo. Los drones fueron transportados de forma encubierta a Rusia y ocultados bajo casas de madera montadas sobre camiones. Llegado el momento, fueron lanzados a distancia para atacar a los bombarderos en tierra.