La ofensiva visita del ministro ultra Ben-Gvir a los activistas de la Flotilla: "Son terroristas"
El extremista titular de Seguridad se mofa de los tripulantes: los llama "defensores de asesinos" y hace un tour para supuestamente demostrar que no portaban ayuda. "Esto era todo una gran fiesta", concluye.
El ministro de Seguridad israelí, Itamar Ben-Gvir, es uno de los pilares extremistas sobre los que se sustenta el Gobierno del primer ministro, Benjamin Netanyahu. Su rostro y su nombre han saltado del protagonismo en casa al conocimiento mundial, ganado a pulso: acude a protestas en las que se grita "muerte a los árabes", llama "terroristas" a todos los palestinos (niños incluidos), se fue del gabinete porque se firmó una tregua temporal con Hamás, promueve la ocupación de Gaza y el levantamiento de pisos de lujo en una tierra sin árabes, visita la Explanada de las Mezquitas cuando le place o visita a presos palestinos sólo para reírse de ellos en la cara.
Siguiendo esta última rutina, el líder del partido de ultraderecha Poder Judío se presentó anoche en el puerto de Ashdod, hasta donde la Armada de Israel estaba llevando a los activistas de la Global Sumud Flotilla, para mofarse de los activistas. Tras la interceptación de todos los barcos -salvo uno, el Marinette, que aún resiste-, las naves fueron remolcadas a este puerto y los tripulantes, desembarcados, antes de ser llevados a una prisión de alta seguridad en Beerseba, fase previa a su expulsión del país.
Con todos los miembros de la Flotilla sentados en el suelo, frente a él, Ben-Gvir soltó un sermón. Según un vídeo difundido en redes sociales y traducido por el equipo de la Flotilla, les grita: "estos son los terroristas de la Flotilla", "mírenlos, son defensores de asesinos". "Por cierto, sus barcos son un desastre total", insiste. "Ellos en realidad no han venido por la Flotilla ni para ayudar. Más bien, han venido a apoyar a Gaza, a los terroristas. Estos son terroristas", insiste.
Luego el ministro se pone a enseñar el interior de uno de los barcos de la expedición, que le estaba enseñando el comisionado de policía para buscar la "ayuda humanitaria". "Yo no veo nada aquí", dice, ya dentro. "Hay una caja de leche de fórmula", apunta, para luego afirmar: "Esto era todo una gran fiesta", mientras las imágenes pasan rápido por los enseres de los activistas. "No ayuda, no humanitaria", insiste.
El diario israelí Yedioth Ahronoth explica que un alto cargo policial ha declarado que Ben-Gvir le gritó al comisario a cargo del caso, Danny Levi, porque los activistas no estaban esposados cuando llegó al puerto, "como se especificaba en las evaluaciones operativas". La policía negó luego oficialmente ese roce. "No se produjo tal incidente", según la oficina de Ben-Gvir, expone el diario.
El ministro ya avanzó en septiembre que su deseo es que a los componentes de la misión humanitaria se les tratase penalmente como "terroristas", "por su intento de socavar la soberanía del país y apoyar a Hamás en Gaza". Tel Aviv no está dando mucha información de los pasos que está dando en este caso. En parte, porque ayer fue la fiesta judía de Yom Kippur, que paraliza por completo el país. Sólo el Ministerio de Exteriores ha dicho en un breve comunicado que "estaban siendo trasladados de forma segura a Israel y que iban a empezar con las deportaciones".
El equipo jurídico de la flotilla ha denunciado que se han puesto ya en marcha las audiencias para tramitar estas deportaciones sin avisar previamente a sus abogados, negándoles a participar en el proceso de asistencia legal. Dicen que eso es una negación de los derechos fundamentales de los participantes. Con las horas, el acceso se aclaró.
Israel espera que los activistas acepten que han entrado de forma ilegal en Israel (aunque ellos nunca han intentado eso, sino ir a Gaza, que es Palestina) y, cuando lo hagan, sean deportados. Los que no lo acepten, sean enviados a una prisión. Además, a todos ellos se les podrían acusar de graves delitos y prohibirles la entrada a Israel durante muchos años.
Italia, que tiene sus calles en llamas reclamando la vuelta de los activistas sin cargos, ha avanzado que tras el sábado de descanso judío de rigor se podrían ir produciendo los primeros vuelos de deportación, que se harán vía Madrid y Londres.