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Los soldados rusos no conocían la trampa de alambre de púas de los ucranianos y caen en la emboscada

Los soldados rusos no conocían la trampa de alambre de púas de los ucranianos y caen en la emboscada 

Algunas de las maniobras y tácticas aplicadas por los soldados rusos han sido definidas por los expertos como "de desesperación".

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Varios soldados ucranianos avanzan junto a un coche ardiendoGetty Images

Las tropas rusas han sufrido una de sus derrotas más sangrientas de las últimas semanas en el frente oriental de Ucrania. En su intento por romper las líneas defensivas ucranianas cerca de Dobropillia, decenas de soldados cayeron en una trampa letal de alambre de púas y minas, quedando expuestos al fuego enemigo en campo abierto. Las imágenes difundidas por drones ucranianos muestran un escenario dantesco: cuerpos enredados entre las alambradas y vehículos destruidos en un paisaje devastado.

Según fuentes militares ucranianas, las fuerzas rusas lanzaron repetidos asaltos en la zona de Novotoretske, tratando de auxiliar a unidades propias cercadas y sin suministros. Sin embargo, las líneas defensivas ucranianas, reforzadas durante meses, convirtieron el terreno en un auténtico campo de muerte. Los intentos de rescate se transformaron en operaciones suicidas, sin lograr avances significativos.

El episodio más dramático tuvo lugar cuando los rusos, al verse incapaces de atravesar las fortificaciones, volaron un oleoducto de amoníaco, liberando una nube tóxica que afectó tanto a sus propias tropas como a las ucranianas. El gesto, calificado por analistas como “acto de desesperación”, buscaba abrir una brecha en la línea defensiva, pero solo añadió caos y bajas al desastre.

Las llamadas “zonas de exterminio”, como las definen los propios ucranianos, están compuestas por hileras de dientes de dragón, trincheras profundas y extensos cordones de alambre de espino. Cualquier intento de cruzarlas es detectado desde el aire por drones, que atacan con precisión antes de que los soldados puedan avanzar unos metros.

El fracaso ruso no se debió a la falta de insistencia: solo en el primer día de ataques contra Volodymyrivka, enviaron 16 vehículos blindados en varias oleadas. El primer grupo, de siete vehículos, fue destruido antes de alcanzar el pueblo; tres horas después, un segundo intento con tanques y motocicletas acabó del mismo modo, con los blindados atascados entre las defensas metálicas o ardiendo bajo el fuego ucraniano.

La moral entre las filas rusas se hunde a medida que los intentos de rescate se convierten en masacres predecibles. Los mandos, según fuentes del frente, se enfrentan a la presión de Moscú por recuperar terreno, aun a costa de pérdidas masivas. Lo que comenzó como una operación para liberar a sus hombres cercados ha terminado siendo una trampa mortal de su propio diseño.

Mientras tanto, las fuerzas ucranianas mantienen el control de la zona fortificada, demostrando que la combinación de ingeniería defensiva, inteligencia de drones y paciencia estratégica puede frenar —y diezmar— a un enemigo numéricamente superior.

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