Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
Moldavia, 'on fire': por qué es clave para la UE y Rusia y qué hay en juego en sus elecciones

Moldavia, 'on fire': por qué es clave para la UE y Rusia y qué hay en juego en sus elecciones

Proeuropeos y prorrusos se lanzan acusaciones idénticas: el contrario quiere tomar el poder. El país, que se independizó de la URSS en 1991, busca su camino, atrapado entre fuerzas y contrafuerzas, en una posición clave en el este del continente. 

Acto de precampaña Partido proeuropeo de Acción y Solidaridad (PAS), el 29 de agosto de 2025, en Chisinau (Moldavia).Vladislav Culiomza / Reuters

Este 28 de septiembre, la República de Moldavia elegirá un nuevo Parlamento en unas elecciones que la prensa, nacional e internacional, señala como las más importantes de su historia reciente. Este pequeño estado, con menos de 2,4 millones de habitantes, vecino de Ucrania y que aspira a entrar en la Unión Europea (UE), se ve atrapado por su posición geográfica, por su pasado como parte de la URSS y por los tiempos de cambio proeuropeos. 

Las tensiones entre fuerzas y contrafuerzas son formidables y amenazan con una inestabilidad indeseable, por impredecible. Unos y otros se acusan de falta de democracia y de limpieza en los comicios, de juego sucio o de límites al adversario. El temor a una manipulación por parte de los de Vladimir Putin preocupa en Bruselas, mientras los ciudadanos sólo quieren andar su propio camino, sin muletas. 

Este miércoles, el actual primer ministro de Moldavia, Dorin Recean, ha denunciado que Rusia tiene el objetivo de "tomar el poder en Chisináu", su capital, una ola más en la marejada de denuncias de las fuerzas proeuropeas de una intensa injerencia desde Moscú. "El objetivo de Rusia es tomar el poder en Chisináu, violando la voluntad soberana de los moldavos", ha afirmado Recean en una rueda de prensa en la que ha advertido de que harán todo lo posible para evitar "el plan de ocupación ruso", según recoge el diario moldavo Jurnal, recogida por Europa Press.

Recean ha asegurado que la presión no ha parado de aumentar y son cada vez más evidentes "las acciones subversivas" que llegan desde Moscú. El lunes mismo, la Policía detuvo a 74 personas en una operación que investiga la implicación de Rusia en posibles disturbios durante las próximas fechas, según el resultado electoral. Las fuerzas de seguridad moldavas informaron ayer de más de 250 registros practicados ese mismo día en varias localidades del país en el marco de una causa penal por preparativos de "disturbios masivos y desestabilizaciones, coordinada desde la Federación Rusa por elementos criminales". Por ese mismo motivo también se llevaron a cabo registros en centros de detención y cárceles moldavas.

"Se está librando la última batalla por el futuro de nuestro país y os insto a todos a participar con un voto honesto", anima, apuntando hacia la oposición prorrusa como la beneficiada por estas prácticas, que van desde la compra de votos, pasando por la organización de protestas violentas, o ataques informáticos. Guerra híbrida, se llama. 

El mandatario ha instado a esa misma oposición a que salga públicamente a desvincularse de la supuesta trama desarticulada esta semana, así como de las acusaciones de compra de votos, pues en caso contrario estarían confirman que "son los beneficiarios directos de la corrupción electoral financiada por el Kremlin". Si son verdaderos defensores de la democracia, dice, tampoco querrán una mano negra moviendo los hilos del país. 

"El Kremlin tiene cómplices en Moldavia", denuncia también la presidenta, Maia Sandu, europeísta que ganó las elecciones de noviembre pasado por la mínima. "Si Rusia toma el control de Moldavia, las consecuencias serán inmediatas y amenazarán tanto a nuestro país como a toda la región", insiste la mandataria.

Su partido, el de Acción y Solidaridad (PAS), está en apuros y no se prevé que revalide su mayoría en la Cámara nacional, por lo que no se descarta algún tipo de acuerdo con las principales fuerzas prorrusas -que han optado por acudir en bloque-, e incluso una repetición de las elecciones en el caso de que el bloqueo sea total. Una cosa es ser primera fuerza, que parece que lo será, y otra gobernar en solitario. 

La presidenta de Moldavia, Maia Sandu, y su primer ministro, Dorin Recean, en una conferencia internacional de apoyo al país, el 17 de septiembre de 2024 en Chisináu.Bernd von Jutrczenka / picture alliance via Getty Images

Un llamamiento desesperado

El 9 de septiembre pasado, Sandu pronunció un súplica verdaderamente existencial ante el Parlamento Europeo (PE), en Estrasburgo, dentro del proceso de inclusión en el club comunitario. "Si no podemos proteger nuestra democracia, ninguna democracia en Europa estará a salvo", insistió. Más allá de la retórica diplomática, la presidenta realmente pedía ayuda, describiendo las elecciones como la "batalla final" por la adhesión a la UE y la "votación más crucial de la historia" de su país.

Desde su llegada al poder en 2020, Maia Sandu ha hecho del anclaje europeo de Moldavia su principal apuesta política, transformando un país tradicionalmente dividido entre Oriente y Occidente en candidato oficial a la Unión. Pero esta apuesta, acelerada por la guerra en Ucrania y las oportunidades geopolíticas que ha abierto, está llegando a un momento de verdad electoral. "Es una carrera contrarreloj: afianzar nuestra democracia en la Unión Europea, donde estará protegida de la mayor amenaza que enfrentamos: Rusia", resumió. 

Para los partidarios de la mandataria, una victoria del Partido Acción y Solidaridad consolidaría definitivamente al movimiento europeo y a la propia UE, allanando el camino para acelerar las negociaciones de adhesión. Una derrota, en cambio, podría conducir a un período de inestabilidad política o a una coalición prorrusa, convirtiendo a Moldavia en un "trampolín para ataques híbridos contra la Unión Europea", en palabras de la propia presidenta moldava.

Con la proximidad de las elecciones , el principal reto para la actual Presidencia es transformar esta actuación diplomática, aplaudida en Bruselas, en movilización electoral, especialmente entre la numerosa diáspora de los Estados europeos. Su traducción al apoyo popular sigue siendo incierta. Las encuestas revelan una brecha persistente entre el apoyo de principios a la integración europea y el entusiasmo por las reformas concretas que implica, como lo demuestra el resultado contrastante del referéndum de octubre de 2024: con el 50,35 % de los votos, los moldavos votaron a favor de la inclusión en la Constitución del objetivo de la adhesión a la Unión.

La denuncia de Rusia 

En esta carrera de acusaciones, el Servicio de Espionaje Exterior de Rusia (SVR) afirmó este martes que "Europa se prepara para ocupar Moldavia", justo lo contrario que dicen los actuales mandatarios, y añadió que actualmente unidades de países de la OTAN "se concentran en Rumanía cerca de las fronteras moldavas". "Los burócratas europeos de Bruselas están decididos a mantener a Moldavia en la senda de sus políticas rusófobas. Planean hacerlo a cualquier precio, incluyendo el despliegue de tropas y la ocupación efectiva del país", denunció el SVR en un comunicado publicado en su web bajo el título "Europa se prepara para ocupar Moldavia".

Según indisa, "en esta etapa, países miembros de la OTAN concentran unidades de sus fuerzas armadas en Rumanía cerca de las fronteras moldavas". Agregó que este escenario se ha ensayado repetidamente en los ejercicios militares efectuados por la OTAN en Rumanía y "podría implementarse después de las elecciones parlamentarias en Moldavia" del próximo domingo.

"Los funcionarios europeos temen que la grosera falsificación de los resultados electorales que preparan Bruselas y Chisinau obligue a los desesperados ciudadanos moldavos a salir a las calles para defender sus derechos", sostiene el comunicado.

En ese caso, añade el SVR, a petición de la presidenta Maia Sandu, "fuerzas armadas de Estados europeos deberán obligar a los moldavos a resignarse a una dictadura presentada como una eurodemocracia". Para el espionaje ruso, Bruselas no tiene el propósito de renunciar a sus planes de ocupar Moldavia "incluso si el desarrollo de la situación inmediatamente después de las elecciones no requiera intromisión extranjera". 

El líder del Partido Socialista, Igor Dodon, el líder del Partido Futuro de Moldavia, Vasile Tarlev, y el secretario del comité del PC, Konstantin Starysh,el 22 de septiembre de 2025.Vladislav Culiomza / Reuters

No se presentó ni una prueba de todo esto y desde e Gobierno moldavo rechazaron las declaraciones rusas, que tacharon de una "falsificación" destinada a "intimidar" a la gente. "Tienen un solo objetivo: intimidar a la gente y socavar la confianza en el camino europeo de desarrollo del país", aseguró Daniel Voda, portavoz gubernamental, citado por el portal NewsMaker, traduce EFE.

Según este vocero, el comunicado del SVR es una reacción de Moscú al discurso a la nación de la presidenta moldava, quien dijo la víspera que la independencia y la soberanía de esa antigua república soviética peligran por los intentos de Rusia de influir en el resultado de las elecciones moldavas.

La oposición moldava insiste en denunciar que miembros de las fuerzas de seguridad visitaron a figuras críticas con el Gobierno europeísta en el norte del país. Según el socialista Ígor Dodon, líder de la oposición prorrusa del país, las autoridades buscan "intimidar y acallar" a sus críticos para garantizar la victoria del partido PAS.

Posición complicada 

En la primavera de 2022, semanas después de que Rusia lanzase su "operación militar especial" sobre Ucrania, parecía más que posible que Moscú también pudiera invadir Moldavia y ocuparla, para convertirla en un estado satélite, como lo es hoy Bielorrusia. Las inteligencias occidentales temían un segundo frente abierto para Ucrania, lo que habría llevado también a Rusia hasta la frontera sudoriental de la UE y la OTAN. Al corazón de su adversario. 

Desde entonces, los políticos de Europa han prestado más atención que nunca a Moldavia y a su evolución. En solidaridad con Ucrania, la UE otorgó a los dos países el estatus de país candidato en junio de 2022 y varios socios, sobre todo Alemania, brindan apoyo militar a Moldavia. El proceso de adhesión avanza cumpliendo con las etapas de reformas previstas desde la Comisión Europea, incluso más rápido de lo que lo hace su vecina invadida, Ucrania. 

La mayor parte del territorio que compone la República de Moldavia -la zona comprendida entre los ríos Dniéster y Prut- pertenecía a lo que se conocía como el Principado de Moldavia. Rusia anexó parte del principado (Besarabia) en 1812 y permaneció como parte del Imperio ruso hasta 1917. A finales de ese mismo año, la República Democrática de Moldavia declaró su independencia de Rusia. Un año después, se unió al Reino de Rumania.

Después del Pacto Hitler-Stalin, Stalin anexó nuevamente el territorio en 1940 y lo convirtió -junto con partes de la República Socialista Soviética Autónoma de Moldavia al este del río Dniéster- en una nueva República Soviética. Esa república declaró su independencia de la Unión Soviética el 27 de agosto de 1991, ante el desmoronamiento soviético, creando la República de Moldavia que conocemos hoy.

Aproximadamente tres cuartas partes de los 2,9 millones de personas que viven en la República de Moldavia (incluida Transnistria) son moldavos. La minoría nacional más numerosa son los ucranianos, seguidos de los gagaúzos, los rusos, los búlgaros y los romaníes. También hay un pequeño número de polacos y alemanes. El idioma oficial del país es un dialecto rumano, pero el ruso ha sido muy empleado históricamente, sin discriminación por ello. 

La clave Transnistria

En abril de 2022, el jefe del Distrito Militar Centro ruso anunció que su objetivo era controlar el este y el sur de Ucrania para abrir un corredor desde el Donbás hasta la anexionada península de Crimea y, así, poder crear un punto de acceso a la región separatista moldava de Transnistria. Moldava, sí. Eso se llama ocupación. 

¿Pero qué es Transnistria? Entre 1989 y 1991, un movimiento de renacimiento nacional rumano comenzó a cobrar fuerza en la República Socialista Soviética de Moldavia. Ese levantamiento desencadenó luchas de poder dentro del Partido Comunista, entre los reformistas, que se habían sumado al nuevo movimiento nacional, y los partidarios de la línea dura de Moscú. Incluso antes de que Moldavia declarara su independencia de la Unión Soviética (91), la facción proMoscú se separó de Moldavia, creando un régimen separatista en la franja de tierra en la orilla oriental del Dniéster: es la conocida como Transnistria .

Las razones esgrimidas para justificar esta medida fueron la supuesta discriminación de los rusoparlantes y la posibilidad de reunificación con Rumania. Cuando el ejército y las fuerzas de seguridad de la República de Moldavia intentaron desmantelar a los separatistas en la primavera de 1992, las tropas rusas, que habían estado estacionadas en Transnistria desde la época soviética, tomaron las armas contra los gobernantes legítimos del país. Esta fue la primera guerra postsoviética de Rusia contra un país independiente.

¡Mantente al día con El Huffpost! Sigue todas las noticias desde tu móvil en nuestra APP. Puedes descargarla tanto para Android como iOS.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

Cómo contactar conmigo: