Mucho 5% del PIB y mucho 'papi Trump' pero ¿dónde ha quedado Ucrania en la cumbre de la OTAN?
Los expertos analizan el papel de la invasión rusa en la reunión de la Haya. La conclusión es que quedó relegada a un evento secundario, pero hubo señales de progreso.

En neerlandés, haag, de donde proviene el nombre de La Haya, significa "cobertura". Resulta, pues, apropiado que, cuando los líderes de la OTAN se reunieron en esta ciudad de Países Bajos los pasados martes y miércoles, las elusiones hayan sido claves. Lo tapado. Los aliados buscaron protegerse ante la imprevisibilidad del presidente estadounidense, Donald Trump, limitando el alcance de la cumbre. También evitaron que Estados Unidos redujera su compromiso con la Alianza prometiendo aumentar el gasto en defensa y relacionado con la defensa al 5 % del producto interior bruto (PIB) para 2035. Y evadieron -es decir, evitaron una respuesta directa- sobre el tema central de la guerra en curso de Rusia en Ucrania.
Aunque la Federación se cita en la conclusiones como una amenaza euroatlántica, no se dice nada explícitamente de la "invasión", por orden de Washington, que no quiere provocar cuando, se supone, hay un proceso negociador abierto.
Entonces, ¿qué ha pasado con Ucrania en esta cumbre? El tanque de pensamiento estadounidense Atlantic Council ha publicado un dossier especial en el que sus expertos tratan de responder a ello.
"Lla cumbre no produjo ninguna nueva acción sustancial contra la agresión del presidente ruso, Vladímir Putin. En cambio, Estados Unidos bloqueó un esfuerzo largamente planeado para promulgar en la cumbre una estrategia de la Alianza contra Rusia; el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, reiteró su oposición a imponer nuevas sanciones económicas a Rusia; y Trump se negó públicamente a proporcionar a Ucrania un nuevo tramo de asistencia en seguridad", escribe Ian Brzezinski, investigador residente del Centro Scowcroft para Estrategia y Seguridad y exsubsecretario de Defensa de los Estados Unidos para Europa y la política de la OTAN.
"La falta de acción de Estados Unidos contra Rusia en la cumbre de La Haya es importante. No hay indicio más claro e inmediato de compromiso con la seguridad transatlántica que lo que un aliado de la OTAN hace o no hace para apoyar a Ucrania contra la invasión rusa en curso", añade.
"Como reflejo de la naturaleza ad hoc del enfoque de Trump hacia Rusia y la guerra, los resultados de la semana son mixtos, pero en general positivos. Las dos desventajas provienen de las medidas que la OTAN tomó para evitar un conflicto con Trump. En su cumbre de 2024, la OTAN decidió que necesitaba una nueva política estratégica para abordar los peligros que representa Moscú", dice, a su vez, John E. Herbst, director del Centro Eurasia del consejo y exembajador de Estados Unidos en Ucrania.
"Muchos líderes de la OTAN creen, junto con el presidente ucraniano Zelenski, que una victoria rusa en Ucrania podría ser seguida de graves provocaciones y algo peor contra los miembros de la OTAN. Pero para evitar que el presidente estadounidense se enfadara, la OTAN decidió hace meses archivar la elaboración de un nuevo enfoque. Por la misma razón, la OTAN también decidió limitar el papel del presidente ucraniano a eventos secundarios. Ambas medidas, tomadas mientras Ucrania se enfrenta a la campaña de bombardeos rusos más brutal de la guerra, solo podían ser bienvenidas en Moscú".
Al menos, "esto se vio contrarrestado por la mención en el comunicado de la cumbre de que las contribuciones europeas a Ucrania en materia de defensa se contabilizarían para los nuevos requisitos de gasto en defensa de la OTAN. Es probable que a Moscú tampoco le agradara la conferencia de prensa posterior a la cumbre de Trump. En ella, expresó su comprensión de la necesidad de defensa aérea de Ucrania y prometió ver qué podía hacer para que Ucrania recibiera sistemas de defensa aérea adicionales".
También fue positivo, a su entender, el compromiso de Trump de aumentar el gasto en defensa al 5 % para 2035. Esto fue duramente criticado por el portavoz de prensa de Putin, Dmitri Peskov, por considerarlo peligroso y haber requerido que Occidente "inventara una amenaza demoníaca". Es importante, además, que el comunicado de la cumbre vinculara este aumento con la amenaza rusa a la OTAN, insiste en analista.
"Trump también dejó claro que reconoce que Putin es el obstáculo para la paz. En menos de una semana, el presidente ruso se ofreció dos veces a ayudar a negociar el fin del conflicto entre Israel e Irán. En cada ocasión, Trump se negó y sugirió que Putin se centrara en poner fin a la guerra en Ucrania. Trump volvió a enfatizar este punto en su conferencia de prensa posterior a la cumbre. Si bien reconoce esto, Trump se ha mostrado reacio a presionar al Kremlin, y el proyecto de ley de sanciones del Senado estadounidense, con 84 copatrocinadores, sigue en suspenso, a la espera de la aprobación de la Casa Blanca".
Además, Rubio declaró en La Haya que no era el momento de imponer nuevas sanciones a Rusia, ya que esto persuadiría al Kremlin de no participar en las conversaciones de paz. "Ese análisis es totalmente erróneo y contradice las numerosas declaraciones de Trump de que presionaría a quien obstruye la paz. Solo la presión podría persuadir a Putin -quien recientemente afirmó que Rusia tiene derecho a tomar posesión de toda Ucrania- a negociar el objetivo largamente declarado por Trump de una paz estable", concluye Herbst.
Daniel Fried, exembajador de Estados Unidos en Polonia, afina que tras reunirse con Zelenski, "Trump dejó abierta la posibilidad de proporcionar más fondos y baterías Patriot para la defensa de Ucrania, pero podría (y debería) haber ido más allá, por ejemplo, reafirmando su propuesta de un alto el fuego incondicional de treinta días, amenazando a Rusia con nuevas sanciones severas si Putin no aceptaba y comprometiéndose a proporcionar a Ucrania un flujo constante de armas estadounidenses de una forma u otra. Aun así, Trump pasó de una fría hostilidad hacia la lucha de Ucrania por la supervivencia a un tono de apoyo", zanja.