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Noche de infarto: qué está en juego con el cierre de Gobierno de EEUU y en qué puede llegar a afectarte

Noche de infarto: qué está en juego con el cierre de Gobierno de EEUU y en qué puede llegar a afectarte

En caso de que no se alcance un acuerdo con los demócratas, la financiación federal temblaría y sus consecuencias económicas trascenderían más allá de las fronteras norteamericanas.

El Capitolio de Estados Unidos, en Washington.AL DRAGO

La abismal diferencia política que se cuece en estos momentos en Estados Unidos puede provocar un cierre de Gobierno. En otras palabras, que los legisladores no consigan aprobar a tiempo los proyectos de ley de gasto del que dependen todas las instituciones federales. Lejos de tratarse de una disputa burocrática, este suceso puede tener efectos dentro del país y fuera de sus fronteras. Sin financiación oficial, numerosas agencias y servicios públicos quedarían parcialmente paralizados. Sólo continuarían funcionando los considerados como esenciales, es decir, la seguridad nacional y otros sectores clave. Lo que se traduce en que cientos de miles de empleados públicos son enviados a casa sin sueldo —o forzados a trabajar sin cobrar hasta que se resuelva la crisis— y que trámites, ayudas y programas quedan suspendidos temporalmente.

Las consecuencias dentro de Estados Unidos pueden ser enormes más allá de la pérdida de empleo o cancelación de sueldo de millares de funcionarios federales, depende de si Donald Trump decide finalmente cumplir su promesa de meter un "tijerazo" a la Administración federal. Otros servicios básicos se verán afectados en caso de que republicanos y demócratas no alcancen un acuerdo antes de que finalice el 1 de octubre. Los más visibles pueden ser la clausura de museos y parques nacionales, lo que afectaría de forma determinante al turismo; retrasos en visados, pasaportes y servicios administrativos; bloqueo en la investigación científica y programas educativos federales; y una tensión prácticamente sin precedentes en los mercados financieros que irán in crescendo en caso de que el cierre de Gobierno se prolongue en el tiempo.

Además, los aeropuertos entrarían en una situación prácticamente de colapso por la ausencia de trabajadores en las instalaciones. A pesar de que los controladores aéreos y que la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) sigan desempeñando su labor al ser considerados empleados especiales, existe la posibilidad de que muchos de ellos comiencen movimientos sindicales y ausencias laborales por no recibir su salario como sucedió entre el 22 de diciembre de 2018 y el 25 de enero en 2019. Por entonces, el presidente del Gobierno, Donald Trump, decretó el cierre por la negativa del Congreso a construir un muro entre Estados Unidos y México. La película parece volver a repetirse en esta ocasión, con lo que podemos predecir de forma aproximada lo que puede llegar a pasar. 

Hace casi siete años nueve departamentos federales —lo que en España conocemos como ministerios— se vieron afectados como Seguridad Nacional, Justicia, Comercio, Agricultura, Vivienda, Tesoro o Interior. Los trabajadores del aeropuerto se cogieron bajas por enfermedad y se generaron enormes colas en los controles, un tercio de los parques nacionales echaron el cierre, los proyectos de ciencia y salud se resintieron por no poder acceder a la financiación de los proyectos, las ayudas de agricultores tampoco llegaron y los desahucios se vieron incrementados ya que expiraron hasta 1.150 contratos que no pudieron pagarse por la falta de ayudas.

  Protestas por la clausura del Gobierno en diciembre de 2018.The Washington Post via Getty Im

Además, en 2018 las fronteras también se ven gravemente afectadas por el cierre de Gobierno. De diciembre de 2018 a enero de 2019 —es decir, literalmente un mes— la clausura provocó la cancelación de 42.726 audiencias en cortes de inmigración. "Benditos sean los Nuevos Padres por dejarnos purgar nuestras almas. Bendito sea Estados Unidos, una nación renacida. Los pobres no se pueden proteger. Ellos son las víctimas esta noche", decía la película de La Purga en una distopía surrealista que dejaba al pueblo norteamericano cometer cualquier barbaridad una noche al año. No se ha llegado a esos extremos, pero el daño a los servicios públicos que puede llegar a suponer esta noche dejará en vilo a centenares de miles de personas. 

La situación se agrava todavía más en el caso actual porque el actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, podría aprovechar la circunstancia para emprender despidos masivos de forma permanente en vez de suspender temporalmente de sueldo. Esa "eliminación de personal" sería efectiva eliminando fondos federales que el presidente del Gobierno considere "incongruentes". La Purga, en este año, puede llegar a ser la que más perjudique en décadas. 

¿Puede llegar a afectar a España?

Aunque parezca un asunto interno de Washington, el cierre de Gobierno puede tener repercusiones globales, y España no queda totalmente al margen. Estados Unidos es la mayor economía del mundo. Un cierre de Gobierno prolongado puede sacudir los mercados internacionales, generando inestabilidad bursátil que acabaría afectando a la Bolsa española y, por extensión, a los ahorros o fondos de inversión de particulares.

Además, quienes planeen viajar a Estados Unidos podrían enfrentarse a demoras en la obtención del visado o en trámites consulares, ya que parte del personal diplomático entra en servicios mínimos. España también mantiene cooperación con el país norteamericano en materia de defensa y ciencia, incluidas las bases militares en Rota y Morón o los proyectos conjuntos de investigación. Un cierre podría ralentizar decisiones estratégicas o financiación compartida.

Finalmente, multinacionales españolas con fuerte presencia en el país e impacto internacional podrían ver alterados contratos públicos o trámites regulatorios a causa de la clausura que puede producirse antes del 1 de octubre. 

Para el ciudadano español medio, el impacto directo suele ser limitado, especialmente si el cierre dura pocos días. Sin embargo, en un mundo globalizado e interdependiente los unos de los otros, cualquier parálisis en Washington puede generar ondas expansivas que tambaleen los cimientos internacionales. Si el cierre de Gobierno se extiende, las consecuencias podrían sentirse con mayor claridad en la economía, los viajes o hasta las relaciones internacionales.

Cómo se salvaría la situación 

El panorama trata de un complejo puzle para conseguir un acuerdo entre los republicanos y los demócratas. Todo se decide por siete votos que residen en el Senado. La oposición asegura que mantendrá su negativa en caso de que los republicanos sigan manteniendo su rechazo a prolongar los créditos fiscales —que expiran este año— de la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible u, como se conoce popularmente, Obamacare. Una ley que salva la vida a mucha población migrante contra la que Trump arremete desde que llego a la Casa Blanca. "Los demócratas quieren que los inmigrantes ilegales entren y tengan sanidad, eso es un despilfarro y no lo podemos permitir", ha dicho Trump este martes señalando también que la medida sanitaria de Obama "está mal y hay que cambiarla". 

Empieza la cuenta atrás que determinará el futuro de las próximas semanas de Estados Unidos. El acuerdo o ausencia de el mismo al que puedan llegar republicanos y demócratas en las próximas horas determinará la situación del país y de todo el mundo.  

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Soy redactor de la sección de Política en El HuffPost España. En ella, informo acerca de la actualidad política que afecta a nuestro país, la realidad social a la que se enfrenta la ciudadanía o los eventos judiciales... entre otras muchas cosas. Tratamos todos los días de ofrecer a nuestros lectores la herramienta más importante de todas en democracia: estar informado.

 

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Me dedico a escribir sobre la actualidad política en España y cómo esta impacta en la vida de la gente... Aunque, si soy sincero, cada semana se convierte en una especie de “elige tu propia aventura”, un cocido madrileño como los de antaño en los que no sabías lo que te podrías llegar a encontrar.

 

Bajo mi firma pueden encontrarse artículos sobre migración y la dramática situación humanitaria en el Mediterráneo y el Atlántico, la crisis de vivienda que golpea especialmente a mi generación o tragedias que han marcado a todo el país, como los incendios o la erupción del volcán de La Palma. También abordo temas de la actualidad política y judicial, como el procesamiento del fiscal general del Estado, de la pareja de Isabel Díaz Ayuso o de Begoña Gómez, al igual que la cobertura del Congreso Nacional del PP donde Esperanza Aguirre dijo que éramos “su medio favorito”, ¿os lo creéis? Además, he escrito sobre la muerte del papa Francisco, la despedida de Luka Modrić del Real Madrid, el genocidio en Gaza, desahucios... Hasta uno de Opinión. A este paso tardo menos en decir sobre qué no escribo.

 

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Al igual que la mayor parte de mi familia, nací en el kilómetro cero, en Madrid, así que soy un gato más. Estudié Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y me gradué con un TFG acerca de la labor del periodismo español durante el 15M. Antes de El HuffPost pasé por las redacciones de El Confidencial, ElDiario.es y Redacción Médica. También he sido cajero, reponedor, monitor de tiempo libre... Un joven más de 26 años, vaya.

 


 

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