El Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR) acusó este lunes al Reino Unido de colaborar con Ucrania en la organización de provocaciones en el mar Báltico, con el supuesto objetivo de involucrar a un buque de guerra estadounidense en un incidente que escale el conflicto entre Moscú y Kiev. Las afirmaciones, sin embargo, no han venido acompañadas de pruebas.

Según el comunicado difundido por el SVR, Ucrania estaría preparando "acciones sangrientas" para sabotear las negociaciones entre Rusia y Estados Unidos y presionar a Washington a aumentar su apoyo militar a Kiev. La inteligencia rusa afirma que estas operaciones estarían siendo coordinadas con países europeos no identificados, en una región que ha sido apodada como el "lago de la OTAN" tras el ingreso de Finlandia y Suecia en la alianza.

Uno de los escenarios planteados por el SVR incluiría un supuesto ataque con torpedos atribuido falsamente a Rusia contra un buque de la Armada estadounidense, programado para ocurrir a una "distancia segura" sin causar daños, pero lo suficientemente escandaloso como para implicar a Moscú.

El Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido calificó las acusaciones como "una más en una serie de afirmaciones escandalosas rusas destinadas a desviar la atención de sus fracasos en Ucrania", en declaraciones recogidas por Newsweek.

Nichita Gurcov, analista de la organización ACLED (Armed Conflict Location & Event Data), advirtió que estas acusaciones se ajustan a un patrón repetido de declaraciones sin fundamento del Kremlin, mientras los actos de sabotaje en Europa parecen estar en aumento tras una pausa a principios de 2025.

"Esta acusación encaja con otras afirmaciones extravagantes que el SVR ha hecho antes. De hecho, es Rusia la principal sospechosa de muchos de los sabotajes recientes en el mar Báltico", afirmó Gurcov. ACLED ha documentado al menos siete incidentes en mayo, incluidos incendios provocados, intentos frustrados de sabotaje y tensiones crecientes en el mar Báltico.

La acusación del SVR llega en un momento en el que Ucrania intensifica sus ataques con drones sobre territorio ruso y cuando se percibe un menor interés por parte de Estados Unidos en promover una salida negociada al conflicto.