Trump cumple la amenaza y desata sus cacerías racistas en Chicago y Boston
Otras ciudades bajo gobierno demócrata que ven cómo el Gobierno federal despliega al ICE (Inmigración), a pesar de haber impulsado medidas de protección a los migrantes. La operación 'Midway Blitz' ha sido lanzada justo cuando el Tribunal Supremo avalaba estas mismas redadas en Los Ángeles.
Donald Trump le había colocado la etiqueta de 'Próximamente' a la cartelera de Chicago. No, no es una suerte de musical -le bastó con Los Miserables en Los Angeles-, el presidente estadounidense se refirió textualmente a "arreglar" la que fue la capital industrial del motor de EEUU. Pero tampoco aludía a su industria automovilística sino a un nuevo despliegue de las fuerzas del ICE, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, en otra ciudad bajo control demócrata. Bajo el pretexto -que lleva nutriendo semanas con abruptas declaraciones y publicaciones en redes- o la aclaración de que "no vamos a ir a la guerra. Vamos a limpiar nuestras ciudades".
La Administración Trump ha cumplido con todas sus amenazas y ha llevado las redadas racistas del ICE a Chicago (Illinois) y a Boston (Massachussets), en una operación denominada Midway Blitz, algo así como 'ataque o bombardeo a mitad de camino'. Lo ha hecho, además, de forma prácticamente paralela a uno de los anuncios que los migrantes y los activistas sociales que llevan meses plantando cara al Departamento de Seguridad Nacional en la 'Ciudad de las Estrellas' más temían. El Tribunal Supremo -el mismo en el que Trump decantó una mayoría conservadora durante su primer mandato y al que ahora eleva todos los recursos contra sus políticas- avaló el operativo de redadas de migrantes en Los Ángeles.
Este lunes ha tenido lugar el pistoletazo de salida contra las dos ciudades que Trump señaló, alegando que los gobiernos demócratas los han convertido en "santuarios" para los migrantes. Si en las inmediaciones de También impera la amenaza de otro despliegue de la Guardia Nacional, en una medida similar a la utilizada en la mayor urbe californiana, pero también en la capital, Washington DC, y que se ha traducido en enfrentamientos y disturbios en las calles.
Seguridad Nacional habla de "extranjeros criminales ilegales" que han "acudido en masa"
Donald Trump subrayó que no iba a desatar una guerra en Chicago -bastión demócrata que, por ejemplo, sirvió de trampolín al expresidente Barack Obama-, pero tampoco aclaró qué comprende el término "limpiar nuestras ciudades". Hacía solo tres días, había ironizado con una publicación en su red social, Truth, imitando al conocido personaje del coronel Kilgore, de la cinta Apocalypse Now, con la icónica frase del napalm. "Me encanta el olor de las deportaciones por la mañana...", deslizó Trump, añadiendo que Chicago va a comprobar por qué le han cambiado el nombre a Defensa por el de Departamento de Guerra. Con emojis de helicópteros evocando La cabalgata de las valquirias.
Pero el comunicado emitido por el Departamento de Seguridad Nacional pone en la diana a "los extranjeros ilegales delincuentes que han ido en masa a Chicago y su Estado, Illinois, porque saben que el gobernador J. B. Pritzker y sus políticas de santuario les protegerán y les permitirán circular libremente por las calles de EEUU".
Se refieren a las medidas desplegadas por gobiernos demócratas para evitar o minimizar las políticas de inmigración de la Administración Trump. Por ejemplo, en Chicago se traduce en que las autoridades locales no pueden colaborar con el ICE o que los programas de ayudas sociales continúen disponibles para las personas en situación irregular. De hecho, el ICE ya había desplegado una base con 300 agentes en las afueras de la ciudad, en el estación naval de Great Lakes (los Grandes Lagos). En Boston han identificado un refuerzo importante del servicio de inmigración tan solo días después de que su alcaldesa, Michelle Wu, fuese denunciada por establecer medidas de protección a migrantes.
Cabe recordar que en California y otros lugares de EEUU las redadas provocaron situaciones notables de pérdida de trabajadores que no acudían a sus puestos de trabajo, ante el temor de ser detenidos en plena calle sin poder avisar a sus familiares. En muchos casos, avisar significaba despedirse antes de pasar meses en un centro de detención mientras se tramita su deportación. También que de los 61.200 migrantes arrestado en EEUU actualmente, un 45% lo está sin tener antecedentes criminales.
Si se atiende a las advertencias -y amenazas cumplidas- de Trump, lo cierto es que el republicano ya había adelantado estos despliegues en Chicago y Boston. Pero el mismo temor pesa sobre otras dos urbes de color demócrata. Muy cerca de un Washington DC que ya ha sido militarizado, la siguiente que podría verse tomada por la Guardia Nacional se trata de Baltimore, pero también hay otra ciudad con un gran peso de migrantes en Lousiana que se enfrenta al mismo miedo: Nueva Orleáns.
