Trump echa el freno: 'olvida' su ultimátum y reabre la negociación con Kiev y Moscú
Trump rebaja la presión sobre Zelenski mientras sus enviados espeicales a Rusia y los aliados europeos intentan cerrar un marco aceptable para todas las partes.

La negociación para poner fin a la guerra de Ucrania ha experimentado un giro significativo tras la decisión de Donald Trump de retirar el ultimátum que él mismo había fijado. Durante días, el presidente estadounidense presionó a Kiev con la idea de que debía aceptar un acuerdo antes del jueves, Día de Acción de Gracias. Ese plazo generó inquietud tanto en Ucrania como en varias capitales europeas, porque el borrador inicial —28 puntos negociados entre Washington y Moscú— obligaba a ceder territorio y a reducir el tamaño del Ejército ucraniano. Ahora, Trump ha suavizado el tono y evita cualquier referencia a fechas cerradas. “El deadline para mí es cuando se acabe”, afirmó en el avión presidencial, antes de añadir en su red social que solo se reunirá con Volodímir Zelenski y Vladímir Putin “cuando el acuerdo (…) sea DEFINITIVO o se encuentre en su fase final”.
La marcha atrás responde al rechazo que provocó la versión inicial del plan, que incluso incluía la entrega de zonas no ocupadas por Rusia. Ante la negativa de Kiev y la incomodidad de los europeos, Estados Unidos y Ucrania negociaron en Ginebra un nuevo borrador de 19 puntos, más próximo a las prioridades ucranianas y alineado con la posición de la UE. Moscú, sin embargo, acusa la iniciativa de intentar “socavar” el proceso de paz.
Trump sostiene que su equipo ha logrado “avances significativos” y que el plan original “se ha perfeccionado con aportaciones adicionales de ambas partes”. Aunque admite que todavía quedan “algunos puntos de desacuerdo”, confía en que el trabajo de sus enviados acelere la resolución. Ha ordenado a su representante especial, Steve Witkoff, viajar a Moscú para reunirse con Putin, mientras el secretario del Ejército estadounidense, Dan Driscoll, se encontrará con los ucranianos. Trump recibirá cualquier avance junto a su círculo más estrecho: el vicepresidente JD Vance, el secretario de Estado Marco Rubio, el secretario de Guerra Pete Hegseth y su jefa de gabinete, Susie Wiles.
Zelenski ha respondido con firmeza, pero sin cerrar la puerta al diálogo. El presidente ucraniano aseguró estar “preparado” para debatir con Trump los puntos “sensibles” del acuerdo, aunque insistió en que “las decisiones de seguridad sobre Ucrania deben incluir a Ucrania” y que las decisiones europeas deben contar con Europa. En su intervención ante la Coalición de Voluntarios, recordó que “todos los días Rusia se cobra vidas ucranianas” y reclamó apoyo constante en defensa aérea, sanciones, resiliencia y un marco legal que permita desplegar una fuerza multinacional cuando termine la guerra.
Las reacciones europeas apuntan a un esfuerzo conjunto para evitar un acuerdo precipitado. Emmanuel Macron destacó que cualquier alto el fuego debe garantizar un Ejército ucraniano “fuerte” y “sin limitaciones”, mientras Ursula von der Leyen habló de “avances sólidos y alentadores” en los últimos días, pese a la intensificación de los ataques rusos contra infraestructuras civiles. Keir Starmer celebró que “la mayor parte del texto podría ser aceptada” y que el proceso avanza en una dirección más equilibrada.
El retroceso de Trump respecto a la fecha límite altera la dinámica diplomática. Ucrania recupera margen para negociar sin un reloj impuesto desde Washington; Europa refuerza su influencia sobre el diseño del acuerdo final; y Moscú observa una negociación menos precipitada, pero aún marcada por la incertidumbre militar. Trump insiste en que quiere un pacto “definitivo”. Zelenski exige garantías plenas. La UE recuerda que, más allá de los avances, la guerra sigue marcando el tiempo real de cualquier negociación.
