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Ucrania alerta sobre el nuevo plan que preparan Rusia y su gran aliado europeo

Ucrania alerta sobre el nuevo plan que preparan Rusia y su gran aliado europeo

Zelenski pone en guardia a Europa por unos ejercicios militares que huelen a trampa.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en una imagen reciente.VALDEMAR DOVEIKO

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha vuelto a encender todas las alarmas con una nueva advertencia. Rusia podría estar preparando, desde Bielorrusia y para el verano, una operación militar camuflada en forma de maniobras militares. "¿Dónde esta vez? ¿En Ucrania? ¿Lituania? ¿Polonia? ¡Dios no lo quiera!", aseguró el pasado lunes en la capital de Lituania, a donde se había desplazado para participar en la Cumbre de Vilna con el B9 y los países nórdicos. Aunque el mandatario ucraniano no dio más detalles, su mensaje fue rotundo: el riesgo de un ataque ruso es real y urge estar preparados.

Cada vez que Moscú anuncia algún ejercicio militar conjunto con Minsk, en Kiev se echan a temblar. Esta vez es el turno de las maniobras Zapad 2025, unos ejercicios estratégicos a gran escala que se organizan cada dos años, que están previstos para septiembre, y en los que Rusia y Bielorrusia suelen incluir simulaciones de guerras con países que forman parte de la OTAN. Oficialmente son solo unos simulacros, pero nadie se fía. Y con razón. “Incluyen hasta ensayos con armas nucleares y escenarios de guerra contra Occidente. No es defensa: es amenaza pura y dura”, denunció en Newsweek el asesor político de la opositora bielorrusa Sviatlana Tsihanouskaya, Franak Viačorka.

Rusia ya aprovechó su presencia en territorio bielorruso para lanzar ataques sobre Ucrania en 2022 y aunque ahora no hay señales de una ofensiva terrestre inminente, la inquietud no ha desaparecido. El grupo de análisis iSANS, centrado en la seguridad en Europa del Este, ha confirmado que varias unidades rusas siguen estacionadas en Mazyr y Ziabrauka, preparadas para actuar. “Si desde allí se atreven a preparar ataques, debemos responder con más fuerza y unidad", urgió Zelenski, reclamando músculo y coordinación.

El uso de territorio bielorruso como plataforma para el lanzamiento de ataques no solo inquieta a Ucrania. En Polonia y Lituania se han encendido todas las alarmas. No es para menos: ambos países comparten frontera directa con Bielorrusia y son miembros de la OTAN, lo que cualquier paso en falso se puede entender como  una amenaza directa para toda la Alianza. Kiev lo tiene claro: si el régimen de Lukashenko se atreve a cruzar la raya, responderán sin titubeos y con respaldo legal, en virtud de la Carta de Naciones Unidas.

El idilio entre el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y su homólogo bielorruso, Aleksandr Lukashenko, viene de largo, pero la guerra lo ha convertido en algo más inquietante. La alianza entre ambos se ha intensificado al punto de borrar fronteras políticas y militares. Según el Instituto para el Estudio de la Guerra, el Kremlin “avanza hacia una anexión de facto de Bielorrusia”. Un socio obediente, bien colocado y militarizado hasta las cejas: el sueño de cualquier autócrata con ansias expansionistas.

Mientras la amenaza crece en el este, en Bruselas se redoblan los esfuerzos por mantener la unidad. Esta semana, en la cumbre de la Iniciativa Trilateral en Varsovia, los líderes de 23 países europeos presentes respaldaron la soberanía de Ucrania y reclamaron acelerar su adhesión, junto con Moldavia, a la familia comunitaria. “Todos queremos que esta guerra termine de forma justa: sin recompensas para Putin y, sobre todo, sin un solo trozo de tierra”, defendió el presidente ucraniano. Y añadió con rotundidad: “Toda Europa, especialmente nuestra región fronteriza con Rusia, debería hablar con una sola voz”.