Un paseo en 10 fotografías inéditas por la "isla de los pedófilos" de Jeffrey Epstein
Los demócratas del Comité de Supervisión del Congreso publican una serie de imágenes que se habían visto hasta ahora de la isla privada del pederasta.

A Little St. James se le conoce desde hace años como "La isla de los pedófilos", aunque el apodo de este enclave de las Islas Vírgenes estadounidenses entremezcla lo que se sabía, lo que se exageraba y lo que la gente se inventaba sobre lo que ocurría en la mansión que Jeffrey Epstein se compró mediada la década de los noventa. Pero eso ha cambiado este miércoles, después de que los demócratas del Comité de Supervisión del Congreso de los EEUU hayan difundido diez fotos y cuatro vídeos inéditos que muestran, por primera vez y sin filtros, el interior de la propiedad donde el magnate construyó su red de abusos.
El material, entregado por los herederos de Epstein al Comité, en cumplimiento de una orden judicial, funciona prácticamente como una visita guiada por el epicentro del horror. En las imágenes se pueden ver algunas de las estancias que formaron parte del día a día del magnate fallecido: un jardín tropical que desemboca en una piscina de catálogo; dos dormitorios, un salón y una pizarra con palabras sueltas (poder, engaño, plantas), un gran cuarto de baño y otro reconvertido en almacén, un teléfono con las teclas de marcación asignadas a Darren, Rich, Mike, Patrick y Larry, cinco nombres anodinos que se analizan ahora con lupa... hasta un cartel en el que se puede leer 'No pasar' clavado en un sendero que, sin quererlo, alimenta las historias y rumores imposibles de verificar que han vuelto a perseguir a Donald Trump, amigo del magnate neoyorquino, en su segundo mandato.
Para completar el álbum de las fotos inéditas de la mansión de Epstein en Islas Vírgenes, se encuentra la perturbadora imagen de la habitación que lleva años y años alimentando documentales sobre el caso y teorías de la conspiración: un cuarto donde se ha instalado una silla de dentista rodeada de máscaras de rostros masculinos. En The New York Times apuntan que esta sala la pudo utilizar Karyna Shuliak, odontóloga y también última pareja del rico financiero que reclutaba niñas y abusaba de ellas en sus mansiones, las mismas a las que invitaba a sus amigos, el presidente de EEUU entre ellos.
Los vídeos que también han hecho públicos los demócratas tampoco ayudan a rebajar el mal cuerpo. Uno recorre el jardín hasta la piscina; otro se deleita con las vistas que hay al mar y en el movimiento de las palmeras, mecidas por el viento. Los dos restantes entran en los dormitorios y, en uno de ellos, un hombre con el rostro tapado guía la cámara por toda la suite con una naturalidad que resulta aún más desconcertante.
“Estas nuevas imágenes ofrecen una perspectiva inquietante del mundo de Epstein y de su isla. Publicamos estas fotografías y vídeos para garantizar la transparencia en nuestra investigación y para ayudar a reconstruir los horribles crímenes de Epstein”, ha declarado a varios medios Robert García, miembro demócrata del Comité, que ha vuelto a apuntar a la Casa Blanca: “Es hora de que el presidente Trump publique todos los archivos, ¡ya!”.
La pelota en el tejado de Pam Bondi
La cuenta atrás para que se publiquen todos los documentos relacionados con Epstein sigue en marcha. Habrá que esperar hasta el 19 de diciembre, día que vence el plazo para que el Departamento de Justicia publique los archivos del caso. La Ley de Transparencia con los Archivos Epstein obliga a la fiscal general, Pam Bondi, a divulgar los registros de vuelo, metadatos, correos, contratos, acuerdos de inmunidad, informes internos e incluso comunicaciones con el círculo de poder que orbitó alrededor del magnate.
Entre todo el material figura la carta subida de tono que Donald Trump le habría enviado a Jeffrey Epstein como parte de un regalo para su cincuenta cumpleaños, donde se incluía el dibujo de unos pechos de mujer junto a esta frase: "Quería regalarte lo que tú querías… así que aquí lo tienes". Bondi tiene permiso para borrar los datos que puedan identificar a las víctimas o que afecten a investigaciones en marcha, pero debe justificar cada tachón en un informe que debe entregar al Congreso en un plazo de quince días. Las víctimas de Epstein temen que durante todo el proceso se vuelvan a proteger muchos nombres.
A todo esto se suma un movimiento de última hora, el que ha hecho Ghislaine Maxwell, la exsocia de Jeffrey Epstein condenada a 20 años de prisión por captar menores para su red de abusos, que prepara un recurso habeas corpus para revisar su pena y solicitar de nuevo la salida de la cárcel. Su abogado, David Markus, ha remitido una carta al juez que se encargará de analizar el recurso en la que asegura que Maxwell “no toma una posición” respecto a la publicación de los archivos, pero advierte de que difundir la declaraciones o los testimonios del Gran Jurado podría perjudicarla si se repite el juicio. Él se quitó la vida en 2019 en una celda de máxima seguridad; ella aún sigue en prisión mientras reaparece en cada etapa, política y jurídica, de un proceso al que le quedan muchos episodios.
