Se adentra en la isla exótica del Caribe y redescubre la serpiente más rara y discreta del mundo que se creía extinta
Dada su naturaleza furtiva, puede pasar completamente inadvertida, incluso cuando habita una zona bajo observación.

Redescubren la culebra de hilo de Barbados, considerada la serpiente más diminuta del planeta y dada por posiblemente extinta durante casi veinte años. La noticia, difundida por Associated Press (y recogida por el medio Liberty Times), supone un impulso para los esfuerzos de conservación en esta isla del Caribe, gracias al trabajo conjunto de la organización Re:wild (Re:salvaje) y el Departamento de Medio Ambiente de Barbados.
El responsable del hallazgo fue Connor Blades, miembro del equipo del Departamento de Medio Ambiente. Tras una intensa búsqueda que duró cerca de un año, logró localizar al escurridizo reptil oculto bajo una piedra en una pequeña área boscosa. Su tamaño es tan reducido que podría caber sobre una moneda. Para confirmar la especie, Blades trasladó el ejemplar al laboratorio, donde, bajo el microscopio, detectó características distintivas como la línea amarillenta que recorre su lomo.
Esta serpiente subterránea, ciega y muy discreta, se alimenta principalmente de hormigas y termitas. Su reproducción es igualmente peculiar: solo deposita un único huevo alargado por vez. Su longitud total, incluso en edad adulta, no supera los 10 centímetros. Dada su naturaleza furtiva, puede pasar completamente inadvertida, incluso cuando habita una zona bajo observación.
Fue el profesor S. Blair Hedges, de la Universidad de Temple en Estados Unidos, quien identificó y describió por primera vez esta especie en 2008. A modo de anécdota, Hedges bautizó a esta serpiente con el término científico Tetracheilostoma carlae en honor a su esposa, la también especialista en serpientes Carla Ann Hass.
En sus investigaciones, Hedges advirtió que Barbados cuenta con uno de los porcentajes más bajos de cobertura forestal original en todo el Caribe, lo que ha llevado a la desaparición de varias especies autóctonas, como la serpiente corredora y el eslizón barbadense. Ante este redescubrimiento, la comunidad científica confía en que sirva como un toque de atención sobre la urgente necesidad de proteger los ecosistemas que aún perduran en la isla.
