Soy técnica en nutrición y así es como bebo agua durante las comidas
La experta explica que el cuerpo humano está perfectamente preparado para alimentos y líquidos a la vez.
Durante años hemos escuchado que beber agua mientras comemos “dificulta la digestión” o “diluye los jugos gástricos”, sin embargo, "la fisiología digestiva humana desmiente estos mitos: el estómago está perfectamente diseñado para adaptarse a la presencia de líquidos y sólidos al mismo tiempo", explica la técnica superior en Nutrición y dietética Ana Luzón.
La especialista empieza por aclarar que "no existe una única forma 'correcta' de hidratarse, el cuerpo está preparado para gestionar alimentos y líquidos a la vez, y lo importante es mantener una hidratación adecuada a lo largo del día".
Y explica las razones por las que el mito al que hacíamos referencia al principio "no se sostiene": "La idea de que el agua puede 'estropear' la digestión proviene de una interpretación errónea del funcionamiento del estómago. En realidad, el sistema digestivo regula de manera automática la cantidad de ácido y enzimas que necesita según el tipo y volumen de alimento". Así que, si bebemos agua junto con la comida," el estómago simplemente ajusta su contenido, sin que esto afecte a la eficacia digestiva, es un proceso perfectamente natural y continuo", añade Luzón.
Por otro lado, aborda el tema de "lo que sí ocurre cuando bebemos agua". Luzón empieza por explicar que "el agua cumple varias funciones útiles durante las comidas": "Facilita la deglución y ayuda a que el bolo alimenticio pase con suavidad al estómago; contribuye a ablandar los alimentos secos, mejorando el confort digestivo, y favorece un ritmo de ingesta más pausado, especialmente si bebemos a pequeños sorbos".
"Algunas personas perciben que comer con un poco de agua o infusión templada reduce la sensación de pesadez o reflujo. En otras, puede no notarse diferencia. En cualquier caso, no hay efectos adversos demostrados", recalca esta técnica en dietética.
El factor realmente importante, prosigue, es "la hidratación global". "Más que el momento exacto, lo que de verdad influye en el bienestar y la salud es mantener una buena hidratación a lo largo del día. El cuerpo necesita agua para regular la temperatura, transportar nutrientes y eliminar desechos. Y una señal sencilla de que estamos bien hidratados es que la orina sea clara o ligeramente amarilla".
Además, añade que debemos recordar que "no solo cuenta el agua del vaso, también aportan líquidos las frutas, verduras, sopas, caldos o infusiones e incluso alimentos cotidianos como el yogur o las legumbres contribuyen al balance hídrico diario".
Así que lo tenemos que hacer, según esta experta es beber con sentido común. O lo que es lo mismo, tener en cuenta que "no existen reglas universales. Beber agua antes, durante o después de comer es una elección personal; que dada persona puede adaptarlo a su rutina, a la temperatura, a la actividad física o a su sensación de sed, así como que el cuerpo sabe autorregular su hidratación. No necesitamos normas rígidas, solo escuchar lo que nos pide".
En conclusión, lo principal es que recordemos que "beber agua durante las comidas no altera la digestión ni tiene efectos negativos, que el cuerpo está diseñado para adaptarse y que lo importante es mantener un estado de hidratación constante y flexible, sin normas innecesarias ni mitos que generen confusión", resume esta técnica en dietética.