Una técnica nutricionista saca conclusiones sobre la ensalada fresca que ha hecho furor este verano
Esta experta intenta desmontar el mito de que todo depende de las calorías.
Este verano ha triunfado una ensalada con burrata, presentada como “fresquita y ligera”. Y la comparación inmediata ha sido con otros quesos más bajos en grasa. "Así que de nuevo aparece la eterna pregunta: ¿engorda o adelgaza?", resalta la técnica superior en Nutrición y Dietética Ana Luzón. Pues resulta que, según esta experta, ese es "el primer error: pensar que un plato o un alimento, por sí solo, determina nuestro peso o nuestra salud", sentencia. Y explica las razones de esta afirmación.
Lo primero que nos tenemos que preguntar es: ¿una ensalada siempre es ligera? "No necesariamente", afirma Luzón. "Una ensalada puede ser tan ligera como una mezcla de lechuga y tomate… o tan completa como un plato principal si añadimos proteínas, grasas saludables y cereales integrales. El problema surge cuando asociamos automáticamente la palabra “ensalada” con “dieta baja en calorías”, recalca.
En cuanto a la burrata, Luzón dice que "una burrata entera puede aportar más calorías y grasas que otros quesos frescos. Pero las claves son si de de verdad importa tanto un sólo alimento aislado, qué pasa con el resto del día y qué aporta la burrata además de energía", añade. Esta experta recuerda que "la burrata es fuente de proteínas, calcio y grasas que, lejos de ser 'malas', ayudan a saciar y a disfrutar de la comida".
Respecto al peligro de mirar sólo las calorías, Ana Luzón insiste en que "centrarse en si un alimento engorda o adelgaza hace que perdamos de vista lo esencial: que una dieta basada solo en opciones 'hipocalóricas' puede dejarte insatisfecha y aumentar el riesgo de comer compulsivamente después".
El llamado “efecto halo” de lo light (es decir, de pensar que si es bajo en grasa podemos comer más sin límite) también juega en contra, recuerda esta técnica en dietética. Con lo que "lo que sí merece la pena mirar es, en lugar de contar calorías, tiene más sentido fijarse en estas tres cuestiones: la calidad nutricional: proteínas, grasas saludables, fibra, vitaminas y minerales; la saciedad, un plato equilibrado te deja satisfecha y evita el picoteo constante, y el placer, porque comer ensaladas ricas, con ingredientes que disfrutas, ayuda a mantener hábitos a largo plazo", destaca esta experta.
Así que, en resumen, "una ensalada con burrata no es 'buena' ni 'mala', concluye esta experta. "No adelgaza ni engorda por sí sola. Puede ser una opción nutritiva, completa y deliciosa dentro de un patrón de alimentación flexible y equilibrado". Entonces "la clave", insiste Luzón, "está en dejar de poner el foco en las calorías y empezar a mirar la comida en su conjunto: lo que nos nutre, lo que nos sacia y lo que disfrutamos".