La mejor aerolínea de bajo coste se asoma al precipicio
Pasó de ser la mejor aerolínea low cost en Europa a estar en números rojos tras la pandemia.
La aerolínea húngara de bajo coste, Wizz Air, no ha levantado cabeza desde que la pandemia le dejara sin beneficios. A pesar de tener un modelo atractivo para el público –low cost– no ha conseguido despegar sus números.
Tras ver las cifras en rojos, se tuvo que tomar la decisión de renovar la plantilla de altos cargos y entre dimisiones y despidos se marcharon todos menos el máximo ejecutivo, Joszef Varadi. El primero en dimitir fue el presidente, Robert Carey y tras él, han sido tres de los máximos ejecutivos los que fueron despedidos y sustituidos.
Los nuevos nombramientos han sido: Michael Delehant como nuevo director comercial y de operaciones; a Diarmuid O’Conghaile como director de Wizz Air Malta; y a Mauro Peneda como director de control de operaciones. Todos ellos pertenecían de antes a la propia estructura de Wizz Air, aunque antes habían pasado por otras empresas como Ryanair.
Premio a mejor aerolínea 2020
En 2003 un grupo integrado por seis personas, de gran experiencia en el sector y con una exitosa trayectoria en otros, se asociaron con József Váradi – ahora Director ejecutivo de la compañía– para crear la aerolínea. El primer vuelo despegó el 19 de mayo de 2004 desde Katowice. En la actualidad, Wizz Air ofrece más de 600 rutas desde 25 bases en la región.
10 años más tarde, se convirtió en la aerolínea de bajo coste más grande de Europa Central y del Este. Además en 2015 se metió en la Bolsa de Londres. Ese mismo año, anunció la completa renovación de la marca y el nuevo diseño de los aviones para satisfacer las necesidades de sus pasajeros. Así, consiguió situarse entre las principales aerolíneas de Europa.
Otro de sus grandes éxitos fue ser nombrada la Aerolínea del año 2016 por Air Transport World. Y en el año 2020 fue la mejor aérea de bajo coste en Europa según el ranking de Airlineratings.
Sin embargo, desde la pandemia ha estado sin ganar dinero. Sus dos motivos principales fueron: pensar que la pandemia sería más larga y reducir plantilla, lo que le hizo que en 2022 duera incapaz de seguir el ritmo de su competencia y de recuperar la normalidad. La otra razón fue que no aseguró el precio del combustible y eso le pasó factura cuando se desencadenó la guerra de Ucrania.
