La Lotería de Navidad, el impuesto más caro que pagamos con gusto (y sin recibo de Hacienda)
Cada 22 de diciembre, millones de españoles esperan a que les toque uno de los premios. Y sí, ganar también implica, en algunos casos, pagar un impuesto que, prácticamente, no duele a nadie.
22 de diciembre. Revisas tu boleto de la Lotería de Navidad frente a la pantalla mientras los dos niños de San Ildefonso van cantando el Gordo. El número se ve muy bien, los nervios del momento de los dos protagonistas impiden que entiendas con claridad qué composición de cinco cifras ha sido la ganadora. El cámara cierra el plano, entre las lágrimas de los pequeños y el jolgorio de los presentes en la sala, aparece el número. Unos segundos de descoordinación que terminan de la mejor manera.
El décimo que tienes en la mano es el Gordo de Navidad. Entre el temblor y que no te fías de que los cinco números sean idénticos, lo primero que piensas es en llamar a un ser querido, a un amigo, a tu vecino. A quien sea. Pero la emoción de haberte llevado los 400.000 euros por décimo... Oh, vaya, no. No son 400.000 euros por décimo. Creo que, en algún momento de este relato, se han perdido por el camino decenas de miles de euros.
¿Quién no ha soñado con algo así al menos una vez en la vida? Y si toca, ¿qué harías con el dinero? Para tapar agujeros, para irte de viaje, para... Mil cosas. Tú dame el Gordo y luego ya veré. Pero hay algo que siempre toca en este primer premio de la Lotería de Navidad y alguno que otro más, pagar impuestos.
¡Que el impuesto te acompañe!
Desde fuera y sin premios, pagar impuestos puede sonar mal. Pero lo cierto es que es el gravamen que más gusta hacer. Cabe recordar que los primeros 40.000 euros, en caso de resultar premiados, están exentos de retención.
Todo tiene que ver con la Ley 16/2012, de 27 de diciembre. Con ella se adoptan medidas tributarias dirigidas a "la consolidación de las finanzas públicas y al impulso de la actividad económica, somete a tributación, a través de un gravamen especial, entre otros, los premios pagados correspondientes a las loterías y apuestas organizadas por Loterías y Apuestas del Estado".
Por lo que, si nuestro décimo está premiado con una cantidad inferior a la citada anteriormente, no se aplicará ningún tipo de deducción. De hecho, esos 40.000 euros van a estar exentos sí o sí y si se supera, será entonces cuando se aplicará el 20% de retención a la cantidad restante.
Tal y como ha informado la Agencia Tributaria, por ejemplo, "un premio de 100.000 euros, tributaría al 20% sobre 60.000 euros (100.000 - 40.000), por lo que se practicaría una retención de 12.000 euros y se percibirían 88.000 euros".
En el caso del Gordo, de los 400.000 euros por décimo, se cobrarían de forma neta 328.000 euros. En el Segundo Premio, de 125.000 euros por décimo, serían 108.000 euros por boleto. El Tercer Premio, de 50.000 pasaría a 48.000 euros netos por décimo.
¿Y qué pasa si el décimo es compartido? "Se deben distribuir los 40.000 euros que están exentos, entre todos los beneficiarios en proporción a su porcentaje de participación, y quien proceda al reparto del premio que figure como beneficiario único (o como gestor de cobro) por haberlo manifestado así en el momento del cobro del premio", ha detallado la Agencia Tributaria.
De hecho, será esa persona la que deberá acreditar ante la Administración que el premio "ha sido repartido a los titulares de participaciones, siendo por tanto necesaria la identificación de cada ganador, así como de su porcentaje de participación".
Un impuesto automático
Una parte importante, y que no todo el mundo sabe, es que una vez se ha cobrado el premio, hace falta comprobar que la retención se ha hecho bien. Ya que luego surgen las dudas en la declaración de la renta. ¿Debe aparecer?
El contribuyente es el encargado de revisar que la información es correcta en los datos fiscales de la declaración de la renta. El premio figura como una renta exenta y no debe tributarse otra vez, ya que se ha abonado.
En el caso de premio compartido, lo ideal es que haya un documento firmado o un sistema de transferencia que sirva de demostración para que el dinero se ha dividido entre varias personas.
Pero no, no hace falta declarar el premio porque el impuesto ya se retuvo al recibir el pago total. En la renta anual, sólo habría que incluir los rendimientos que ha generado ese dinero después de recibirlo, por ejemplo, unos intereses favorables por mantenerlo ingresado en un banco.
Así que sí, toca pagar, de forma automática, pero bendito pago. Es, seguramente, el impuesto que menos duele abonar, ya que a él le acompaña un premio que puede facilitarnos las cosas en un momento en el que los precios, sobre todo los de la vivienda, no son del todo bajos.
Un bombón para un Borbón
Igual no lo sabías, pero a la Lotería de Navidad se la conocía como el "impuesto de los tontos". Te explico. Este sorteo nació en la Guerra de la Independencia, siguiendo el estilo de la Lotería Primitiva, creada por Carlos III.
La Primitiva se impulsó para tratar de salvar a España de la quiebra. No querían subir los impuestos y siguió los pasos que se estaban adoptando en Italia. Una lotería nacional para recaudar el mayor dinero posible.
El procedimiento del juego no era para nada fácil. Todo aquel que quería jugar tenía que escoger los números que quería tener. Sólo cinco iban a ser los ganadores. Las apuestas variaban y, por ende, los premios también. Algo que era casi imposible de lograr.
El Sorteo Extraordinario de Navidad, tal y como conocemos, que arrancó como 'Sorteo de Navidad', arrancó en el año 1892 y hasta hoy, siguen siendo muchos los que buscan e intentan formar parte del pequeño listado de personas a las que les ha tocado el Gordo.