Se quejan de pagos y cirugías retrasadas y de sus pedidos sin respuesta a la fundación y a los funcionarios del Gobierno de más esfuerzos para encontrar a los soldados desaparecidos.
Las ayudas, los subsidios y los salarios a los soldados que batallan en la invasión hace que sus familias, mientras, suban de clase y lo luzcan incluso en redes sociales.
Ya ha pasado un año. La investigación del accidente y el proceso judicial siguen abiertos. ¿Qué hemos avanzado y qué hemos aprendido? Nada o casi nada. Es duro reconocerlo y más duro asumirlo si estás entre las víctimas directas del accidente, te invade la tristeza y la rabia día a día.