Lo que se suponía que sería un maravilloso baño en la naturaleza resultó ser algo ligeramente diferente para Laura, una joven galesa de veintisiete años. La joven puso rumbo de madrugada al Parque Nacional Brecon Beacons el pasado 15 de agosto y durante su baño en el río se encontró con un grupo de soldados que estaban realizando maniobras militares.
Las estimaciones del Ministerio de Defensa británico sugieren que Rusia ha sufrido 500.000 bajas, entre muertos y heridos, desde el inicio del conflicto.
Los prisioneros a quienes se les dio la oportunidad de luchar en Ucrania por su libertad están regresando más violentos y provocando pánico en todo el país.
El esfuerzo militar afecta a las cuentas rusas, en un momento en el que su economía depende de los países amigos que compran petróleo y la industria de guerra.
El ejército ruso está sufriendo importantes bajas en Ucrania, lo que ha llevado al Kremlin a ofrecer bonificaciones sustanciales para reclutar nuevas manos.
Mientras continúan los intensos combates en Ucrania, las fuerzas se gastan. Moscú está ahora reclutando mercenarios de Ruanda, Burundi, Congo y Uganda.
Rusia ha perdido más de medio millón de efectivos desde el inicio de su invasión a gran escala de Ucrania, según datos del Gobierno de Kiev. Récord sobre récord.
Las bajas masivas y lo impopular del reclutamiento civil lleva a Zelenski a hacer nuevas apuestas que, por cierto, a su invasor ruso no le están saliendo muy bien.
La cantidad de cadáveres contabilizados es casi un 25% más alta que en el primer año de guerra, un gran coste humano de una guerra que se esperaba rauda.