Podemos y Ciudadanos ya se odian tanto como PSOE y PP

Podemos y Ciudadanos ya se odian tanto como PSOE y PP

Si algo están dejando claro estos días de negociación los dos nuevos partidos, es que han reeditado la ancestral tirria que se tienen PP y PSOE. Choca que quienes en campaña presumían de poder pactar y de haber desterrado la eterna animadversión de los viejos, estén ahora en la misma tesitura y practiquen idéntica estrategia.

EFE

Si algo están dejando claro estos días de negociación los dos nuevos partidos es que han reeditado la ancestral tirria que se tienen PP y PSOE. Choca que quienes en campaña presumían de poder pactar y de haber desterrado la eterna animadversión de los viejos, estén ahora en la misma tesitura y practiquen idéntica estrategia.

Pablo Iglesias, lo primero que advirtió a Pedro Sánchez, es que no negociará con el PSOE si está Ciudadanos de por medio. A lo que Juan Carlos Girauta, portavoz de Ciudadanos en el Congreso, respondió: "Nosotros fuimos los primeros que dijimos que no estaríamos en un Gobierno donde estuviera Podemos". Por disputar, hasta compiten por ver quién pone más líneas rojas al otro.

Si preguntas a los económicos de Podemos qué les impide apoyar la investidura del PSOE, responden sin dudar: "El contrato único de Ciudadanos", en palabras de Nacho Álvarez. Y es que en el horizonte de ambos partidos, PP y PSOE no cuentan, no son un objetivo en la diana. El autentico rival a corto plazo es el otro. A medio plazo, cuentan con fagocitar a los grande,s materializando así su sueño de regeneración.

La obsesión mutua se entiende mejor cuando se descubre que los votantes de ambos partidos están mucho más cerca ideológicamente que los de PSOE y PP. En una escala del 0 al 10, donde el 0 es la izquierda, el 10 la derecha, y el 5 el centro, los votantes del PP se sitúan en el 7,1, mientras que los del PSOE en el 3,8. Una polarización mayor que la existente entre los votantes de Ciudadanos, que se declaran en el 5,7, y los de Podemos, en el 3,2. Sólo les separan 2,5 puntos de diferencia, en lugar de los 3,3 que hay entre los votantes de los partidos clásicos.

A esto se suma la pugna por los votantes sin ideología, un 14,7% del total, de los que un 4,7% se decanta por Podemos y un 9,9% por Ciudadanos, convirtiéndose en el partido con más votantes desideologizados. Así que, ante el hipotético escenario de nuevas elecciones y la moderada subida que les otorgan a los dos las encuestas estos días, tendrán que pelear en el barro para arañarse esos votantes jóvenes e infieles, a los que su actuación en los pactos les puede hacer cambiar de opción sin problemas.

El papel de novia, como lo definen los demóscopos, es lo que les ocupa en el presente. "Si el PP y el PSOE son competidores, Ciudadanos y Podemos son los adolescentes competidores. Se atacan más entre ellos como ya quedó claro nada más empezar la campaña electoral cuando Podemos empezó a disparar contra Ciudadanos, porque había un electorado joven que se estaba yendo al otro. Por eso se muestran tan excluyentes. Entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, la batalla es por la Moncloa, a día de hoy. Pero Pablo Iglesias y Albert Rivera tienen que defender su papel de ser la llave de gobierno, no quieren compartir el papel de la novia. Cualquiera haría lo mismo. No hay que olvidar que tanto Iglesias como Rivera son muy políticos", explica Narciso Michavila, presidente de Gad3.

Los interesados, sin embargo, se niegan a admitir que su caballo de batalla no son los partidos de siempre. "Nuestras líneas rojas son reales. PP y PSOE impostan unas diferencias inexistentes, porque es más fácil hacer campaña contra otro. Lo de PSOE y PP es un teatrillo. El PP y el PSOE se criminalizan cuando se ha visto que están de acuerdo en lo esencial. Lo he visto en Europa, donde he sido eurodiputado. En nuestro caso (el de C´s y Podemos), ese juego no existe. Las diferencias son auténticas porque son de contenido. Podemos plantea un referéndum de autodeterminación y nosotros lo contrario. Nosotros apostamos por los Estados Unidos de Europa, algo sustancial, y ellos no creen en la UE. Seguro que hay temas concretos en los que estaremos de acuerdo, pero no para formar Gobierno", explica Girauta.

Por esas diferencias -auténticas o no-, no van a formar parte del mismo gobierno, pero tienen otros intereses a medio plazo. Las dos novias adolescentes, Iglesias y Rivera, compiten por un exjugador de baloncesto llamado Pedro Sánchez, que no está mal como galán para que les lleve hasta el altar, pero presenta una ventaja: el riesgo cierto de que las deje viudas pronto. Saben que, si finalmente Sánchez llegara a la boda, el mismo día de la ceremonia, en la primera fila de los parientes del novio, estarán sentados barones y notables de rancio abolengo, dispuestos a acuchillarle en cuanto se haya pasado el zapato de la novia para recoger fondos con destino a una corta luna de miel.

Eso sí, ya sea Pablo o ya sea Albert quien desempeñe el papel de viuda, no permanecería mucho tiempo instalada en los gimoteos, porque el muerto le habría dejado en herencia la llave del Palacio de la Moncloa. E incluso si el novio sobrevive al veneno familiar, la toma del poder siempre será mucho más fácil para quien ocupe los aposentos de al lado, la vicepresidencia del Gobierno.

Visto así el futuro a corto y medio plazo entre Ciudadanos y Podemos, ¿qué hay más rencoroso que el amor despechado de una adolescente?