Óscar Puente, del incidente del AVE a ministro de Transportes
Actor de teatro en su juventud, ha sido tildado por la oposición de "radical" y "macarra". PP y Vox le desbancaron de la alcaldía de Valladolid y Sánchez le 'rescata' para el Gobierno
A Óscar Puente le han definido en estas últimas semanas como un radical, un perro rabioso, un macarra y hasta como un bucanero. Ahora, sus detractores tendrán que tragarle como ministro de Transportes en el nuevo Gobierno que Pedro Sánchez ha anunciado este lunes tras conseguir la semana pasada la investidura por mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados.
El líder del Ejecutivo venía anunciando que buscaba un "perfil más político" para los miembros de su nuevo Gobierno, y Óscar Puente presenta, desde luego, el mejor curriculum para esta tarea. Además, es un hombre leal a Sánchez y un cargo de toda la vida del PSOE, pues lleva afiliado al partido desde que tenía 22 años.
El abogado inició su carrera política en su tierra, Valladolid, como vicesecretario general de la Ejecutiva Provincial. En las elecciones municipales de 2007 ya figuró como número dos de la candidatura y en 2011 escaló hasta el primer puesto de la lista. Su debut electoral no fue bueno: obtuvo los peores resultados de la historia del PSOE de Valladolid tanto en número de votos como en concejales.
Sin embargo, cuatro años después logró echar al PP de la alcaldía a través de un pacto con el resto de formaciones políticas. Sus resultados, su gestión y su particular forma de hacer política lo fueron catapultando al panorama mediático nacional hasta convertirse en uno de los rostros inconfundibles del PSOE. También se mantuvo del lado de Sánchez después de que el secretario general fuera echado en el dramático Comité Federal del 1 de octubre de 2016.
Tras revalidar como alcalde en 2019, esta vez sí como primera fuerza política, en las pasadas municipales de mayo sufrió el revés de ser el candidato más votado pero no poder gobernar gracias al pacto de PP y Vox. Sánchez fue entonces quien acudió a su rescate para convertirlo en diputado nacional por Valladolid.
Pero el debut de Puente en el Congreso vendría con una sorpresa añadida: él fue el elegido por el presidente para dar la réplica a Alberto Núñez Feijóo en el debate de la fallida investidura del candidato popular. Su vehemente discurso levantó ampollas en las filas del PP. Para el recuerdo queda su 'compadreo' con el líder del PP al ser ambos "ganadores" de unas elecciones y no poder gobernar. "De ganador a ganador", le dijo con sorna ante las risas de la bancada socialista.
En esas mismas fechas, Puente sufrió también el hostigamiento en el AVE de un ciudadano hasta entonces anónimo, Lucas Burgueño. El joven le preguntó de forma insistente por los pactos del PSOE con Puigdemont y Puente, acorralado, se vio obligado a tener que pedir ayuda al servicio de la estación. Sin embargo, lejos de recibir el apoyo de la oposición, dirigentes como el vicesecretario de Organización del PP, Miguel Tellado, vincularon el altercado con el "matonismo" del PSOE. Fue el primer capítulo de un ataque encadenado al partido por la ley de amnistía con el cerco sistemático a Ferraz o el lanzamiento de un huevo a un diputado en los alrededores del Congreso.
Como responsable de la cartera de Transportes, Puente tendrá ahora oportunidad de afrontar el soterramiento ferroviario en su ciudad, un caballo de batalla de la política municipal vallisoletana. Quizá le sirva para su papel como ministro su pasado como actor de teatro. Y es que, si algo le sobra a la política española, es drama y sobreactuación.
